mojonesMontserrat

Mi complacencia

“En aquel momento, Jesús se presentó súbitamente delante de mí, no sé de dónde, resplandeciente de una belleza indecible, con una túnica blanca, con las manos levantadas, y me dijo estas palabras: Hija Mía, tu corazón es Mi descanso es Mi complacencia. En el encuentro todo lo que en gran número de almas Me niega. Dilo a Mi sustituto. Y repentinamente no vi nada más, solamente todo un mar de consolaciones entró en mi alma.” Santa Faustina Kowalska, Diario de Santa Faustina Kowalska, nº 339.

Conocer la historia

“Las conclusiones, escalonadas y partiendo de una verdad elemental, son éstas: no puede ser culto un pueblo que empiece por ignorarse a sí mismo. Se ignorará si no se conoce su historia, sin conocer sus grandes empresas, los hechos culminantes que han realizado y las principales manifestaciones de su genio en la ciencia, en la literatura, en el arte, en la política. No puede saber esas cosas si ignora las creencias y los sentimientos del pueblo que las produjo y que en ellas se revela. Y tratándose de España, es imposible conocer m sus creencias, ni sus sentimientos, ni sus tradiciones, sin conocer a la Iglesia católica como dogma, como moral, como culto y como institución, y los hechos capitales de su historia.” Juan Vázquez de Mella, El Verbo de la Tradición, pp. 69 y 70.

España que sangra

“En cuanto a los pueblos cristianos, si no resurgen de la España que sangra (Meinvielle escribía cuando España sufría la guerra civil), el mundo se encaminaba al abismo de la total secularización. Meinvielle creía que era menester ese manto de purificación; si hoy viviera, comprendería que sus oscuras predicciones se cumplen inexorablemente. Hoy, decía entonces Meinvielle, el eclipse de la cristiandad, significa que «entramos en el reinado del Anticristo y en su preparación próxima» en la cual dominará el paganismo y el judaísmo que perdió la fe.” Alberto Caturelli, Revista Gladius, nº 94, diciembre 2015, p. 8.

Estado moderno

“La organización del Estado moderno se mantiene. Sus órganos, su burocracia, etc., se convierten -sin embargo- en instrumentos de la voluntad, de las finalidades y de los intereses partisanos, o verdaderamente de quien contingentemente logra apoderarse de y mantenerse en el poder, definido erróneamente como «político». Una vez más la legitimidad viene del poder, del poder de hecho que convierte todo en incierto y precario, tan to la ley como la jurisprudencia.” Danilo Castellano, Revista Verbo, nº 535-536, mayo-junio-julio 2015, p. 528.

Unidad de España

“Esta mínima antología la cerraremos con palabras de un artículo contra el nacionalismo separatista escritas ahora mismo en un diario nacional, palabras tan necesarias de repetir en estas horas funestas para la patria cuanto difíciles de leer en la prensa habitual y que por ello nos sorprenden tanto como nos reconfortan. Su autor es el moderado pensador orteguiano Ignacio Sánchez Cámara: «La vida de España está íntima y esencialmente vinculada con el catolicismo. Y acaso esto constituya una explicación de lo que nos pasa. Apenas alcanzó su unidad nacional al final de la Reconquista, emprendió la gesta americana con sus luces, muchas, y sus sombras, pocas, menos que sus luces. Si España dejara de ser católica, dejaría de ser España. Y en eso, por desgracia, están algunos. La crisis de la unidad de España sería, en parte, consecuencia del final de su labor evangelizadora. El catolicismo es la razón de ser de España.”” Manuel Antonio Orodea, Revista Razón Española, nº 196, Marzo-Abril 2016, pp. 216 y 217.

Opiniones privadas

“En 9 de Junio de 1873 escribía al Presidente y Consejo de la Asociación Católica de Orleáns, y sin nombrarlo retrataba el Liberalismo pietista y moderado en los siguientes términos: «Aunque vuestra lucha haya de trabarse en rigor contra la impiedad, quizá por este lado no nos amenaza riesgo tan grande como por el de ese grupo de amigos imbuidos en aquella doctrina ambigua, que mientras rehúye las últimas consecuencias de los errores, retiene obstinadamente sus gérmenes, y no queriendo ni abrazarse con la verdad íntegra, ni atreviéndose a desecharla por entero, afanase en interpretar las tradiciones y doctrinas de la Iglesia, ajustándolas al molde de sus privadas opiniones».” Félix Sarda y Salvany, El Liberalismo es pecado, p. 25.

Crear realidades

“El racionalismo se transforma, pues, inevitablemente, en un positivismo que ambiciona crear una nueva realidad ordenada cuya identidad viene dada por la pura efectividad: el Derecho válido es el efectivamente seguido, sin más. El orden, la justicia, la naturaleza misma son establecidos por un poder cuya única exigencia y finalidad consiste en mantenerse como poder (o sea, ser eficiente). En cierto modo, se trata de un mundo utópico, que ignora la filosofía como conocimiento de lo real con el propósito de alcanzar su esencia mediante la problematización de la experiencia. Este rechazo tiene como consecuencia la disolución de la racionalidad, que se liquida en su, entrega a lo inmediatamente dado. Abandonada la experiencia, en efecto, la realidad queda en manos de una libertad sin contenido; en el campo jurídico-político, en concreto, nos encontramos ante un pueblo que no es tal, o un derecho sin relación con los hechos… todo ello oscilando entre el nihilismo y el puro reduccionismo al poder (ambos aspectos complementarios, por lo demás). No obstante todo lo cual, «… este esfuerzo por hacer real la utopía es vano», concluye Danilo Castellano.” Joaquín Almoguera Carreres, Revista Verbo, nº 537-538, agosto-septiembre-octubre 2015, p. 587.

La partitocracia, tal como ayer… o peor 2

“Fernández de la Mora no se limitaba a la descripción y denuncia de una realidad tan descorazonadora, sino que propuso una serie de reformas y alternativas: independencia de los distintos poderes; democratización interna y transparencia de los distintos partidos políticos; ruptura del monopolio partitocrático de la representación, «facilitando las candidaturas independientes, prohibiendo la disciplina de partido, y asegurando el voto secreto en todas las asambleas»; promoción de otras formas de canalización del voto, a través de la representación de los intereses sociales; recurso al referéndum; circunscripciones electorales uninominales o, al menos, listas abiertas; fiscalización de los miembros de la clase política, etc.” Pedro Carlos González Cuevas, Revista Razón Española, nº 200, Noviembre-Diciembre 2016, p. 256.