Muchos nos hemos equivocado a lo largo de la vida. Reconocerlo y cambiar de rumbo es de valientes. Dios nos ama. Amemos a Dios y la vida será distinta, alegre.
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En tiempo del Imperio Romano murieron muchos mártires, por negarse a ofrecer incienso a los dioses. En nuestro tiempo, millones de niños son asesinados por echar unas papeletas en unas urnas.
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La contracultura de la mentira enseña a sus secuaces a mentir. Niegan lo evidente. No permiten a su inteligencia conocer la verdad. La ignorancia es distinto.
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Algunos presumen de estar luchando para conseguir una sociedad hedonista, machista, feminista, abortista, democratista… su lema: ¡somos animales libres!
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Un político ha dicho que, en cinco años, la Iglesia tiene que autofinanciarse. Por supuesto, los partidos políticos y las mil estructuras estatales seguirán financiándose. No saben nada del «gran latrocinio» del Estado español a la iglesia en España.
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¿Quién no ha oído hablar del Estado de Bienestar? ¡Millones de personas malviven en perpetua hambre! Hay otro diabólico «estado de bienestar», del que apenas se habla: el desordenado amor propio, la soberbia que enseñorea la bestia que llevamos dentro.
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El Papa Francisco ha dicho que solo Cristo nos salva del pecado. El ecumenismo, pues, es ayudar a las almas a conocer y amar a Cristo, para que se salven.





