mariaIldefonso Rodríguez Villar
Puntos breves de meditación
sobre la vida, virtudes y advocaciones litúrgica
de la Santísima Virgen María
26ª edición, Valladolid, 1965

Nuestra dignidad. -No es ciertamente un pensamiento soberbio y ambicioso el que nos recuerda la alteza de nuestra dignidad, tanto por ser hombres como por ser cristianos… Muy al contrario, es pensamiento muy saludable que el demonio tiene buen cuidado de apartar lo posible de nosotros, para que no sirva de apartarnos del pecado… Porque el pecado, ¿qué es sino un olvido total de esa doble dignidad de hombre y de cristiano…, para rebajarnos al nivel de las bestias?… ¡Qué grande! ¡Qué sublime es nuestra dignidad!… -Somos de raza de Dios…, somos de Dios:.., venimos de Dios…, vamos a Dios…, seremos de Dios…, terminaremos por poseer totalmente algún día a Dios.

Aun bajo el punto de vista puramente natural ¡qué grande es la dignidad del hombre!…Ya lo decía David: «Le hiciste un poco, sólo un poco menos que los ángeles»… Todo lo puso Dios bajo sus pies, para que fuera verdadero rey de la creación… -Nuestro destino es ser reyes…, nacemos reyes y nos criamos aquí, en la tierra, para eso, para ser reyes y príncipes algún día en el Cielo…; no podemos contentarnos menos que con una corona y un trono que no tendrá fin… Pero aún es mayor nuestra dignidad bajo el punto de vista de la gracia… Ya lo hemos dicho con esa vida no somos reyes, somos dioses…; la Imagen más perfecta y completa de Dios es un alma en gracia. -Pues bien, todo nuestro proceder y toda nuestra manera de ser, debe revelar esta nobleza real y divina de que estamos investidos… -Nunca debemos consentir, no ya en perderla…, sino ni aun rebajarla lo más mínimo. -Nuestros pensamientos han de ser altos y levantados, como corresponde a esa dignidad…; han de ser dignos…, de una gran firmeza y constancia., como fueron Siempre los de la Santísima Virgen. -De Ella sí que podemos decir que fue grande y divina en su dignidad…, que fue destinada para Reina y Emperatriz… y que, efectivamente, todos sus pensamientos siempre estuvieron en conformidad con esta nobleza altísima suya…

Aprendamos en la Escuela de Ma­ría Ella nos enseñará prácticamente a tener esas miras eleva das…, esos sentimientos nobles y dignos. -Tenemos que educarnos para ser Reyes y Príncipes…, pues vayamos a aprender en la Escuela de la Emperatriz…

Ideas levantadas. -Y esto es lo primero que hemos de aprender de Ma­ría…, a elevar las miradas de nuestra inteligencia, para que no engendre más que pensamientos levantados… ¡Qué necesidad tenemos de esto hoy día ¡Cuantos pensamientos bajos…, ruines… torpes y miserables por todas partes!… Unos, solo piensan en diversiones…; otros, en riquezas y comodidades aquéllos en negocios y asuntos temporales éstos, en placeres y devaneos… Por todas partes un grosero materialismo…, un estúpido naturalismo, que sólo da valor a lo de aquí abajo…, a lo que se ve con los ojos…, a lo que se palpa con las manos…, a lo que se puede contar en cifras y números. Hoy día sólo triunfa «el Debe y el, Haber…, todo se mira bajo ese prisma…; lo demás, no vale para nada.

Y así esa vida moderna tan apartada de _Dios Y de su vida divina… la vida sobrenatural…, la vida de la gracia. -Así, esa Vida de tanto egoísmo y tan refinado por todas partes…; así esa frivolidad en todo…, hasta en las devociones mismas… Qué modo de vivir más extraviado! -Y conforme a esta vida son los pensamientos que les dominan: pensamientos locos…, ridículos…, lamentables… ¡Qué pocas ideas nobles y levantadas…, qué pocos pensamientos senos y dignos!… y este ambiente, más o menos puede influir, y de hecho influye, hasta en la Vida de perfección… en las mismas personas consagradas a Dios…, en las casas de recogimiento y oración. -Es muy difícil aislarse de esta atmósfera, y no contamInarse con ese airé Viciado que viene de fuera.

Para así conseguirlo, mira a tu Madre…, estudia a la Santísima Virgen… ¡Qué pensamientos los suyos tan distintos del mundo! -Por eso en cuanto le conoció, le aborreció y huyó de él, como si temiera contaminares con su hálito pestífero y envenenador… ¿Quieres no ya adivinar sino escuchar los mismos pensamientos que ocupaban a diario a la Santísima Virgen?… De nuevo repite y medita sus palabras en el inagotable Magníficat… No te canses de repetirlo y meditarlo que es fuente de riquísimas enseñanzas.

De la abundancia del corazón habla la boca…, pues por esas palabras conocerás lo que Ella pensaba y lo que ella sentía…. pensamientos de alabanza a Dios, estimando sus dones por la importancia] grandeza de los mismos…, por la bondad del Señor que se los daba…, por la pequeñez de quien los recibía…, por el amor con que Dios se los prodigaba. -Mírala cómo acepta de corazón todos esos dones, no para engreírse, sino en obsequio del mismo Bienhechor y para más y más glorificarle.

Por lo mismo, no se calla, sino que publica esos dones recibidos, con humildad pero con fervor…, para que todas las generaciones se unan a Ella a dar gracias a Dios y a enaltecer su nombre santo.- Desea pagar y corresponder a tantos beneficios, sirviéndole con santidad y en justicia, todos los días de su Vida… y agradeciendo a Dios no sólo los beneficios particulares, sino todos los que ha hecho a los hombres…,pero en especial el inmenso, beneficio de la Redención, cumpliendo todo lo que Dios había prometido a Abraham y a su descendencia…

Éste es el sublime Magníficat éstos los pensamientos que la Virgen nos descubre en él… ¡Qué pensamientos más dignos…, más nobles…, más santos!… En esas palabras, María nos enseña cuál es el verdadero fin y el objetivo principal de nuestra vida; esto es: conocer…, alabar…, servir y glorificar a Dios en todos nuestros actos, palabras y pensamientos… Esos deben ser nuestros pensamientos dominantes…, eso debemos sacar de todo…, de nuestras cruces y alegrías…, de nuestra vida y hasta de nuestra muerte ¡la gloria de Dios!… ¡Que toda nuestra existencia se transforme en ese himno de amor y gratitud constante a nuestro Criador!… ¿Lo haces así?… ¿ Te domina ese pensamiento de la gloria de Dios?… ¿No te parece que eso es lo único digno… grande y elevado que debe ocupar tu pensamiento?…

Ideas firmes. -Pero basta esto… Es necesario dar firmeza y estabilidad a estas Ideas…, a estos sublimes pensamientos. -Es necesario, que las ideas sean sólidas de verdad…, que no sean, flor de temporada, sino que arraiguen en tú de manera constante…, como sucedió con la Santísima Virgen. -Ella, una vez, publicó su Magníficat, pero miles de veces…, más aun, toda su vida, lo vivió…; su vida entera, fue una continuación, una consecuencia lógica…, ininterrumpida de su Magníficat… ¡Cuánta volubilidad no ves que existe hoy en las ideas!… ¡Cómo se cambia de parecer a cada paso!… Es natural, dada la frivolidad de la vida.- Si no hay ideas serias…, no puede haberlas sólidas, firmes y constantes… Parece que vivimos como decía San Pablo, «siempre fluctuando y dejándonos llevar y mover de todo viento de doctrina». -Él barco que no lleva el lastre suficiente también fluctúa y es juguete de las aguas. -Por eso hay tantas defecciones…, tantos verdaderos naufragios… en todo: en la fe en el espíritu de piedad…, en las costumbres…, hasta en la vida religiosa a veces. -Y a veces después de épocas de grandes fervores y de mucha santidad. -Todo por falta de solidez y firmeza.

No es necesario tener muchas ideas…; pocas y muy firmes. -Un solo pensamiento,.., una sola idea bien arraigada…, Con firmeza solidez sentida, ¡qué de cosas no ha producido!… Cuántos genios…, cuántos santos fueron dominados por una de esas Ideas grandes, profundamente… sólidamente grabada en su inteligencia y en su corazón.

Haz tú lo mismo…, aprende de Ma­ría esa idea y esa firmeza y constancia. -Que sea esa idea la del servicio de Dios…, de la mayor gloria de Dios…, la que te ocupe sin cesar…, la salvación de las almas…, de la tuya y de los demás en lo que puedas.- Mete muy profundamente…, arraiga hasta lo más íntimo de tu ser, esta idea grande… elevada…, la única digna de ti… y pide a la Virgen su ayuda para sentir siempre esta idea…, para vivir esclavo de ella todos los días de tu vida.