Padre Martínez m.C.R.

Las ideologías modernas son entramados de ideas enfermizas, elaboradas por alucinados que no captan la realidad de las cosas: La hermosura de una rosa, la sonrisa de un bebé.

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Dicen los todo sabiondos que el hombre moderno no es religioso porque es libre. Tontorrones, para ser religioso hay que ser libre. Nunca ha habido tantas esclavitudes como en nuestros tiempos.

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Democratistas, politiqueros y demagogos, envuelven a sus «clientes” en sus propias perversiones para que razonen a partir de sus errores y mentiras.

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Los peregrinos a Santiago de Compostela gritaban: ¡Ultreya! ¡Más allá! ¡Adelante! ¡Por Cristo, por María, por España! ¡Más, más y más!

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Claro que son muchos los problemas que tiene todo hijo de vecino. A mi entender, el primero es el vacío que ha dejado en sus vidas la falta de amor a Dios.

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Dios crea las cosas de la nada. El sacerdote Consagra y Cristo se hace presente en la Eucaristía. No es un poder de creación, pero si de omnipotencia.

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“Cristo sufrió por nosotros dejándonos un ejemplo para que sigamos sus huellas” (San Pablo). Santa Teresa de Jesús nos recuerda que el camino de Jesús es el camino de la cruz.