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José Guerra Campos
Obispo de Cuenca
Separata del “Boletín Oficial del Obispado de Cuenca”
septiembre de 1974

Ante sacerdotes y seminaristas, Burgos 1961: «Con nuestra victoria hemos liberado a la Iglesia española de aquel confusionismo político que la tenía prisionera, de aquella artificiosa división de España en derechas e izquierdas, porque si en la derecha se acomodaban por necesidad muchas de las cosas espirituales de nuestra Patria, en el mismo bando estaban el conservadurismo más cerril, el capitalismo liberal, las prerrogativas y los derechos, pero asimismo el mantenimiento de las injusticias sociales y otras muchas cosas entre las que la Iglesia no podía estar. Si mirábamos a la izquierda nos encontrábamos con un materialismo grosero, ateo y enemigo de toda espiritualidad, más un orden de aspiraciones legítimas y naturales que la Iglesia fue la primera en proclamar. He aquí el gran servido prestado en este orden a la Iglesia al liberarla de esta situación y permitirla que se coloque por encima de los partidismos y de las luchas temporales, de acuerdo con sus principios evangélicos».

En el Seminario de Orense, 1953: La política «que dejaba en libertad la explotación del hombre por el hombre, que enfrentaba a los españoles entre sí, y dividiendo a España en derechas e izquierdas, acababa encasquillando a la Iglesia en una de estas fracciones, como si la Iglesia pudiera estar al servicio de una clase privilegiada y no fuese, como .es justicia y caridad, la única que durante siglos viene luchando por la hermandad entre los hombres».

En el Seminario de Sevilla, 1961: «La política que los hombres maduros hemos vivido era aquella política de derechas y de izquierdas que todavía algunos retrasados vienen arrastrando. Hay quienes sintiéndose católicos acuden a aquella vieja clasificación diciendo: es que yo soy de derechas, o somos de derechas; cuando deberíamos decir: somos hijos de Dios, somos espirituales, tenemos como norma la Ley de Dios. La Ley de Dios es la justicia social, es la fraternidad humana, es considerar a nuestros si semejantes como hermanos por ser hombres portadores de valores eternos, hechos· a imagen y semejanza de Dios (…). El Movimiento Nacional ha venido a unir lo nacional con lo social, pero bajo el imperio de lo espiritual de la Ley de Dios».