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Obispo de Salto (Uruguay)
Salto (Uruguay), 20 de septiembre de 1937.
Eminentísimo Señor:
No sin profunda emoción, con respetuosa admiración y verdadera avidez, hemos leído el magnífico documento colectivo, rubricado con las autorizadas firmas de V. Emma. y demás Excelentísimos Prelados, abnegados Pastores en la España mártir.
A la verdad, Emmo. Sr. y Excmos. Sres., las circunstancias imponían tan luminosa y autorizada exposición; lo pedían a voz en cuello los fueros sagrados de la verdad, de la justicia, de los legítimos derechos, sana libertad y acendrado patriotismo, contra la propaganda perversamente intencionada, vilmente calumniosa, que tergiversa los hechos, engendra espantosa confusión, siembra injustas prevenciones y atiza odios destructores.
A la luz meridiana de la aludida exposición colectiva, sólidamente documentada, en cuyas páginas brilla, con caracteres relevantes, el celo pastoral, la entereza apostólica, la libertad evangélica del Episcopado español, en admirable consorcio con la justicia y caridad cristianas y santo amor a la Patria; a la luz del gran documento, repetimos, resplandecen en toda su plenitud la verdad de los hechos, la razón y la justicia; más aún, la imperiosa necesidad del Movimiento libertador, para lavar tanta afrenta, vengar tamañas injurias y poner coto a los bárbaros atropellos, sacrílegos atentados y cobardes asesinatos con que las hordas desenfrenadas de viles traidores, criminales aliados de Moscú, atizadas por las furias del Averno, afrentaban la civilización y cubrían de escombros, de sangre y de ruinas y de vergüenza el rico patrimonio de fe religiosa, de ciencia en todos sus ramos, de arte maravilloso y heroísmos patrióticos, herencia de siglos, admiración del mundo y legítimo orgullo de la católica, heroica y gloriosa nación del Cid, de San Fernando y de Pelayo.
Con muy justa -y por las circunstancias- dolorosa admiración, cariñoso respeto y cristiana simpatía, en nombre propio y del Excmo. Sr. Tit. de Bitilio y muy amado coadjutor nuestro; en nombre del Clero y católicos todos de esta amada diócesis de Salto (Uruguay), adherimos, con todas las veras de nuestra alma, al magno documento del dignísimo y atribulado Episcopado español, encabezado por V. Emcia.
Creemos asimismo un deber ineludible hacer llegar por intermedio de V. Emcia. nuestros sentimientos de sincera admiración y alta simpatía al invicto Jefe Superior del insuperable ejército libertador, Generalísimo D. Francisco Franco, al cuerpo de verdadera excepción de expertos oficiales y a las intrépidas legiones por ellos conducidas a la victoria resonante de la fe, la civilización y el patriotismo sobre la soldadesca forajida del ateísmo comunista.
Una inmensa amargura inunda nuestra alma, Emmo. Señor, porque la estrechez económica de nuestra amada Diócesis no nos permite acudir con oportunos recursos, como serían nuestros más vivos deseos, en ayuda de tantas y tan urgentes necesidades como apremian a nuestros Venerables Hermanos de España.
Con el alma traspasada de dolorosa angustia ante tamañas calamidades que azotan a la heroica Madre Patria, con el fervor de la continua plegaria, pidiendo al Corazón Divino y a la Madre Inmaculada coronen con la más sonada y completa victoria tantos, tan nobles y heroicos sacrificios de las aguerridas legiones de Dios contra las hordas criminales del Averno, os acompañamos con nuestra creciente y justa admiración, alta simpatía, profunda y cristiana compasión.
Con los sinceros sentimientos expresados por nuestro Clero y pueblo católico de nuestra Diócesis, nos complacemos en suscribimos de V. Emcia. Rvdma.
Affmos. en C. J., Alfredo, Obispo Tit. de Bitilio, Coadjutor de Salto; Tomás G. Camacho, Obispo de Salto.
Eminentísimo Sr. Cardenal Dr. Isidro Gomá y Tomás, Arzobispo de Toledo.
