De las manifestaciones de los Obispos españoles tras la muerte de Francisco Franco (homilías, cartas a los diocesanos) entresacamos solamente algunas entre las frases que se refieren a las actitudes religiosas y morales del Jefe del Estado. Los textos se transcriben de sus ediciones oficiales. En el presente número se publican los contenidos en los Boletines Diocesanos recibidos hasta el momento de cerrarlo.
ADMINISTRADOR APOSTÓLICO DE ÁVILA.
… «Es legítimo dejar que el dolor invada los corazones y que las lágrimas bañen muchos ojos por la desaparición de quien indudablemente quiso servir con singular entrega al pueblo español. (…). «Oración fraterna en favor de este miembro insigne de nuestra comunidad de creyentes que fue Francisco Franco». (…). «Nuestra oración confiada en verdad se hace más fácil cuando acudimos a la Justicia misericordiosa de Dios con el aval de una vida claramente religiosa como ha sido la de Francisco Franco. ¿Cómo no ha de sernos grato recordar ante el Señor que este hijo suyo le confesó sin temor ante los hombres? ¡Cuántas veces en sus palabras el pueblo español encontró el recuerdo explícito de Dios, de su Providencia, de la confianza en su ayuda, de la seguridad de su auxilio en momentos decisivos! Nos alivia en esta hora de súplica humilde el recuerdo de su religiosidad manifiesta, sin alardes forzados, con la sobriedad suficiente para mostrar las convicciones profundas. Su vida de hombre público consagrado al servicio de la Patria, su vida familiar, su vida personal, han llevado siempre el signo de un comportamiento de sincero creyente».
«La serenidad ante las dificultades, la prudencia en las deliberaciones, la mesura y fortaleza en las decisiones inevitables reflejaron, sin duda, la psicología de un hombre excepcional; pero se vieron potenciadas, también sin duda, estas cualidades por el trato reflexivo con el mundo transcendental, a que su fe de cristiano le asomaba todos los días».
«Al conocer la entereza cristiana de sus últimos días, preparándose al gran encuentro con Dios con los Sacramentos recibidos, con la paciente espera de la muerte, comprendemos que una actitud semejante no se improvisa»… «Nos conforta pensar con los datos substanciales, aunque forzosamente incompletos, de que disponemos, que nuestro juicio favorable a la realización de su vida cristiana por los caminos difíciles del mando habrá sido respaldado por el juicio de la Bondad de Dios, porque creemos en la sinceridad de las palabras del testamento espiritual de Francisco Franco, que ayer oímos con emoción no contenida: «Al llegar para mí la hora de rendir la vida ante el Altísimo y comparecer ante su inapelable juicio, pido a Dios que me acoja benigno en su presencia, pues quise vivir y morir como católico. En el nombre de Cristo me honro y ha sido mi voluntad constante ser hijo fiel de la Iglesia, en cuyo seno voy a morir». (…).
«Que el recuerdo de Francisco Franco nos estimule a todos en el cumplimiento de nuestras responsabilidades de creyentes, de cara a Dios y a la Patria, y que su intercesión nos ayude».
(Homilía: Boletín Oficial del Obispado de Avila, noviembre-diciembre 1975, págs. 568, 570, 571, 572.)