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MARTIN LUTERO nació en Eisleben (Alemania) en 1483. Era hijo de un minero cristiano recto pero severo, y según expresión de Lutero «un rudo sajón». Su madre Margarita fue muy creyente, pero muy supersticiosa y dada a las historias de brujerías y encantamientos, lo cual influyó mucho en su temperamento. Lutero hizo sus estudios filosóficos en la Universidad de Erfurt. Ya entonces aparece su propensión a las angustias interiores con inclinaciones supersticiosas, y una preocupación angustiosa de su salvación eterna.
EL FRAILE
Los primeros años vivió feliz. Después de su Profesión fue nombrado Profesor de Sagrada. Escritura en la Universidad de Wittenberg. Pero sentía como san Pablo, «el aguijón de la carne», que no supo combatir y reprimir como el Apóstol que «castigaba su cuerpo y lo reducía a esclavitud» (I Cor. 9, 27). El pensamiento del juicio de Dios y la predestinación le turbaban con frecuencia. Poco a poco se efectuó en él una profunda transformación, hasta que un día leyendo a san Pablo (Rom. 1, 17) una gran luz iluminó su alma -según él- que disipó todas sus angustias e inquietudes, y comprendió «claramente» que la fe en, los méritos de Cristo es lo que salva al hombre sin necesidad de las buenas obras.
SU DOCTRINA
Este fue el descubrimiento fundamental de Lutero o como él decía «su evangelio» (2) Lutero se dio con pasión a predicarlo y aprovechando la relajación de costumbres que había en la Iglesia y que llegaba a la misma Curia Romana, se presentó como el «Reformador» de la misma, atrayendo a muchos buenos cristianos ansiosos de una verdadera reforma. Pero todo resultó falso. «¿Cómo sería posible atribuir a los primeros reformadores el espíritu de una verdadera reforma -dice Balmes- cuando casi todos ellos cuidaron de desmentirlo con su vergonzosa conducta?». El espíritu no fue otro, como observa Balmes, que el odio a la Autoridad de ia Iglesia alimentado por una secreta soberbia. Lutero para congraciarse con los príncipes y atraer su favor y apoyo, consintió en sus excesos y vicios, y así aprobó a Felipe el «landgrave» de Hesse el tener tres esposas (una de ellas adúltera), y él mismo en 1505 confesó: «Yo he tenido hasta tres esposas al mismo tiempo”, y reconoce que «el matrimonio ha hecho de mí un miserable». He aquí un resumen de su doctrina tomado de «Bonum certamen» n° 71. Preparémonos a oír blasfemias.
DE LA ORACIÓN. «No puedo rezar, pero puedo maldecir. En lugar de decir santificado sea tu nombre, diré: maldito, infamado sea el nombre de los papistas. En lugar de repetir: venga a nos tu reino, diré: que el papado sea maldito, condenado y exterminado. En realidad es así como yo rezo todos los días sin descanso».
DEL PECADO. (Para Lutero sólo existe el pecado de la incredulidad) «Sé pecador y peca fuertemente, pero cree con más fuerza y alégrate en Cristo vencedor del pecado, de la muerte y del mundo… Durante la vida presente debemos pecar».
DE LA CASTIDAD. Alentó a los monjes, sacerdotes y religiosas a que saliesen de sus conventos y se casasen. «El celibato -decía- es una institución maldita». «Del mismo modo que no está en mi poder dejar de ser hombre, así tampoco dejar de vivir sin mujer». (Sermón año 1551) (3)
DEL PAPADO. «El Papa es el avaro de Roma, el mayor de los ladrones y bandidos que hayan existido y existirán jamás sobre la tierra». «Ven aquí Papa-Asno con tus largas orejas y tu boca de mentiroso», «¿Por qué no hemos de agarrar al Papa, a los Cardenales y a toda la pandilla de la Sodoma romana y lavamos en su sangre?».
DEL PURGATORIO. «El Purgatorio es el fundamento del Papismo, donde uno imagina ser rescatado a fuerza de Misas e indulgencias. Rechacemos el Purgatorio».
DE LOS MANDAMIENTOS. «Todo el Decálogo debe borrarse de nuestros ojos y nuestra alma, de nosotros tan perseguidos y molestados por el diablo… Has de beber con más abundancia y aún cometer algún pecado por odio y para molestar al demonio, y no darle pie a que perturbe la conciencia con niñerías… Dios sólo te obliga a creer y a confesarle. En todas las otras cosas te deja libre y dueño de hacer lo que quieras sin peligro alguno de conciencia»…
DE JUDAS. «Judas al traicionar a Cristo, obró bajo la decisión imperiosa del Todopoderoso. Su voluntad era dirigida por Dios…» «El propio Adán… fue obligado a proceder como procedió. Estaba colocado por Dios en tal situación que le era imposible no prevaricar». De este modo negaba la libertad del hombre y su responsabilidad.
DE LA BIBLIA. Mutiló y tergiversó los textos que contradecían su doctrina. Así suprimió la Carta de Santiago que condena la fe sin obras y rechazó toda la Tradición. Enseñó además el libre examen, o sea, que cada uno puede interpretar la Biblia como le «inspire» el Espíritu Santo. De este modo «inculcó en el protestantismo un ‘principio disolvente que tiende de suyo al aniquilamiento de todas las creencias». (Balmes, «El protestantismo comparado con el catolicismo», c.4)
DE Sí MISMO. «Yo aquí me hallo, insensato y endurecido, ocioso y borracho de la mañana a la noche… En suma, yo que debo tener fervor de espíritu, tengo el fervor de la carne, de la lascivia, de la pereza, del ocio y de la somnolencia».
DÉLA VIRGEN MARÍA : (La pluma se resiste a escribir las inmundas blasfemias contra la Pureza Virginal de María).
DE JESUCRISTO. «Cristo cometió adulterio por primera vez con la mujer de la fuente (la samaritana) que nos habla S. Juan. ¿No se murmuraba en tomo a El?, ¿qué hizo entonces con ella?. Después con Magdalena, enseguida con la mujer adúltera que El absolvió tan ligeramente. Así Cristo, tan piadoso, también tuvo que fornicar antes de morir».
DE DIOS. «Ciertamente Dios es grande y poderoso, bueno y misericordioso… pero muy estúpido: es un tirano».
EL ULTIMO SERMÓN. Fue en Wittenberg el 17 de Enero de 1546, y consistió en un ataque furibundo contra el Papa, el Sacrificio de la Misa y el culto a la Virgen María; sus tres odios más encarnizados.
Lutero ha sido el hereje más funesto de la historia, superado sólo por Arrio el obispo de Constantinopla. Destruyó la triple unidad querida por Cristo en la Iglesia: unidad de Fe, de Comunión (gracia y sacramentos) y de Gobierno (Papado). Escribió en Julio de 1520: «La suerte está echada: desprecio el furor y el favor de Roma, no quiero reconciliación ni comunión con ellos en toda la eternidad». Hasta este extremo le llevó su ciego orgullo.