Etiquetas
10 de octubre de 1937, católica España, cáliz de la amargura, cerdeña, conmiseración, contra Dios, contra los poderes de la impiedad, cruzada, ejemplo sublime de heroísmo, Episcopado Español, episcopado sardo, España, heroicos hermanos nuestros, Iglesia Santa, indomable fortaleza, Italia, ofensas cometidas, para la historia, profanaciones, pueblo, respuesta a la carta colectiva del episcopado español, seminario regional de cuglieri, tierra bendita de María Santísima, vuestra fe
Episcopado Sardo
Al Excmo. Episcopado español.
Cerdeña (Italia).
Venerables Hermanos:
Hemos leído con grande conmiseración vuestra reciente Carta, y con profundo dolor condividimos con Vosotros el cáliz de amargura que apuráis, por tantas profanaciones y ofensas cometidas contra Dios y su Iglesia Santa y con tanto detrimento de las almas en esa tierra bendita de María Santísima, vuestra queridísima España.
Pero en medio a tanta desventura y a tan desastrosa devastación de la patria vuestra, un pensamiento nos consuela y nos conforta, cual es, Venerables Hermanos, el ver vuestra fe y la de vuestro pueblo, tan invenciblemente profesada a la faz del mundo y delante de todos los tribunales, tan ardientemente defendida contra todos los enemigos, aun con el sacrificio de la vida, dando así a la Iglesia de Dios y a las naciones cristianas un ejemplo sublime de heroísmo y de indomable fortaleza, digno del fervor de los primeros tiempos del Cristianismo.
Verdaderamente, el auténtico pueblo de la católica España ha sabido en la tórbida hora que corre mantener altísimo el lábaro de su fe con el heroísmo de sus hijos, encuadrados en una nueva Cruzada contra todos los poderes de la impiedad, conjurados contra Dios y la Patria. Nuestro pueblo, por cuyas venas corre aún antigua sangre española, fraternalmente os admira, Venerables Hermanos, y aplaude conmovido vuestra fe y vuestro heroísmo.
Unidos más que nunca a Vosotros, ¡oh heroicos Hermanos Nuestros!, os aseguramos para consuelo vuestro que nuestras poblaciones, nuestro amado Clero y Nosotros, no cesamos de rogar por vosotros al Señor y a su bendita Madre -que otra vez a través de las ondas del mar ha querido llegar a nuestras playas, desde vuestras remotas riberas, en una hermosa Imagen suya, profanada por el fuego bolchevique-, a fin de que pronto el arco iris de la paz dé otra vez a la grande España la inmarcesible gloria de católica, nuevamente templada en el fuego y en la sangre de la persecución y aureolada con la corona real de innumerables mártires.
Tales sentimientos, Venerables Hermanos, nos brotan ardentísimos del corazón precisamente en la vigilia de la canonización del ínclito taumaturgo y connacional vuestro, el Beato Salvador de Horta, del cual nos gloriamos de poseer el venerado cuerpo.
De nuevo os presentamos nuestros más devotos obsequios, y en el Corazón Sacratísimo de N. S. Jesucristo nos profesamos siempre vuestros, Veneradísimos Hermanos: †Ernesto M. Piovella, Arzobispo di Cagliari; † Frateangelo Mazzotts, Arclv. S. Sassan; † Francesco D. Errico, Vesc. di Alghero; † Giovanni Piraftru, Vescovo d’lglesias; † Nicolo Frazioli, Vescovo di Rosa; † Giorgio Debico, Arcv. di Oristarco; † Francesco Emanuelli, Vescovo di Ales; † Albino Morera, Vescovo di Tempio; † Giuseppe Cogoni, Vescovo di Nuorco; † Igino M. Serci, Vescovo d’Azieri; † Lorenzo Basoli, Vescovo dell’Ogliastra.
Del Seminario Regional de Cuglieri, el 10 de octubre de 1937.