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La vicesecretaria general del PSOE, Elena Valenciano, ha dicho que es “el colmo” que la jerarquía de la Iglesia de lecciones de democracia y lamenta que “la jerarquía de la Iglesia se empeñe en imponer su doctrina moral a toda la sociedad”. Es su respuesta a unas declaraciones del portavoz de la Conferencia Episcopal Española, monseñor Juan Antonio Camino, en una entrevista radiofónica. El obispo auxiliar de Madrid consideró “como totalitarismos bajo apariencia de tolerancia” los planteamientos de los que se oponen a la asignatura de religión como optativa.
No es la Iglesia la que se empeña en imponer su doctrina moral, es la ateocracia española la que la ha impuesto, e impone, una doctrina inmoral en los colegios, institutos, universidades y sus medios de comunicación social. La Iglesia predica el Evangelio de Cristo -no lo impone- para que todos los hombres conozcan la verdad y se salven. “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura, a quien creyere y se bautizare se salvará”. Es el deseo y mandato de Nuestro Señor Jesucristo antes de ascender al cielo.
La ateocracia totalitaria, impuesta por los partidos políticos consensuados, es irracional y antihumana. Si en nombre de una constitución agnóstica y laicista se puede asesinar niños y niñas inocentes en las entrañas de sus propias madres, podemos pensar que el jefe supremo de esta llamada democracia es el príncipe de este mundo: satanás. De qué sirve que uno de los artículos constitucionales diga “todos tienen derecho a la vida” si se asesinan niños y niñas inocentes.
De qué sirve que otro artículo de la Constitución, el 27, diga: “que los padres tienen derecho a que sus hijos puedan ser educados de acuerdo con sus convicciones religiosas y morales” si se imponen totalitariamente asignaturas como Educación para la Ciudadanía y otras semejantes, promocionadas por uno u otro partido político, agnóstico o ateo. Y esto en España donde una gran mayoría manifiesta que es católica.
La jerarquía de la Iglesia en España no se opuso al régimen político de Franco porque ese régimen estaba fundado en la doctrina social y política de la Iglesia. Franco, y su régimen político, ha sido el jefe más alabado por la jerarquía eclesiástica en los últimos siglos. Con Franco no había leyes anticristianas como las del aborto, el divorcio, la experimentación con embriones… Y todos además deberíamos saber que Franco consiguió el pleno empleo, y que ni antes ni después de su mandato los obreros han estado más protegidos por las leyes en España.
Dice la política Valenciano que su partido “promoverá la ruptura del concordato con la Santa Sede si el gobierno del PP y la jerarquía eclesiástica se saltan todos los consensos y recortan derechos y libertades”. No caerá esa breva. Que rompa su partido, el PP y toda la partitocracia con la Santa Sede. De hecho han roto con la ley natural y divina que enseña la Iglesia. ¡Que rompan! Puede ser el cornetín de llamada a la “guerra de Dios”, como decía el cardenal Bergoglio a las carmelitas de Buenos Aires con motivo de la legalización del mal llamado matrimonio homosexual en Argentina.
Tengo para mí que el jefe supremo de la ateocracia totalitaria es el demonio, su dios: el Estado y sus diosesillos los estómagos de los ateocráticos.
P. Manuel Martínez Cano mCR
