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Obispado de Jujuy
Jujuy, 7 de septiembre de 1937.
Emmo. Señor:
Con la plegaria en los labios y la aflicción en el corazón he de corresponder a la Carta Colectiva que el Venerable Episcopado español, encabezado por V. Emcia. Rvdma., ha dirigido a sus Hermanos en el Señor de todo el orbe católico.
En verdad que ha sido unilateralmente enjuiciado y vilmente calumniado el noble y caballeresco gesto de los que, fieles a las tradiciones seculares, no quisieron una España sin honor y sin Dios; sin embargo, la verdad se va abriendo camino por sí sola y formándose opinión favorable a la obra de la restauración española contra los sin Patria y sin Dios.
Por nuestra parte y desde un principio hicimos causa común con los defensores de la cultura cristiana, uno de cuyos baluartes lo fue siempre la España tradicional de Isabel la Católica, de Felipe II, de Cisneros…; y porque consideramos que era deber de todo buen católico implorar de lo Alto los auxilios sobrenaturales, hicimos un llamado a nuestros diocesanos, solicitando de ellos plegarias especiales y disponiendo agregar a las colectas de la santa misa la “Pro quacumque tribulatione” en carácter de pro re gravi, hasta que termine el conflicto.
Haciendo votos por el pronto restablecimiento de la paz, me es grato suscribirme a V. Emmcia. Rvda. y Hermanos en el Episcopado, afectísimo en Cristo.
† Enrique, Obispo de Jujuy
Eminentísimo y Reverendísimo Sr. Primado de las Españas, Mons. Dr. D. Isidro, Cardenal Gomá, Arzobispo de Toledo.
Los obispos de Polonia
Primado de Polonia.
Eminencia Reverendísima:
Al darle las gracias por el Documento Colectivo de los Obispos españoles, que acaba de llegarme, anuncio a Vuestra Eminencia que pondré sumo empeño en que los argumentos clarísimos en él expuestos sobre el estado actual de España durante la horrible guerra civil se divulguen copiosamente en las publicaciones oficiales, en las revistas y periódicos, y se pongan en evidencia los juicios y noticias falsos y malignos difundidos arteramente por los enemigos de la Iglesia, hasta suprimirlos y ahogarlos.
Esté Vuestra Eminencia seguro de que aquí todos nosotros tenemos un solo sentir en esta causa, y de que pedimos a Dios, O. M…, con toda el alma, la paz y la concordia para vuestra muy amada patria.
Y al declararlo así beso las manos de V. Emma. Revdma., y me suscribo devoto, atento y ferviente servidor suyo.
Posnania, 11 septiembre 1937.
† Augusto, Cardenal Aland