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Catecismo Social XVI: Libertad y Liberalismo I

05 miércoles Jun 2013

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la verdad os hará libres, liberalismo, libertad, racionalidad, voluntad

IV. LIBERTAD Y LIBERALISMO

1 -¿ Qué es la libertad?

La libertad es el atributo de la voluntad personal, por la que puede autodeterminarse. La libertad catecismo socialsupone la racionalidad. Y ésta debe iluminar la voluntad. Así es desde un plano metafísico. Pero la libertad supone también condiciones éticas. Y por ello necesitamos que las pasiones sirvan a los dictámenes de la razón recta, y en el foro exterior, que las leyes encaucen y ayuden el ejercicio de la libertad. En el Vaticano II se habla así de la libertad: «La verdadera libertad es signo eminente de la imagen divina en el hombre (17)… Es Dios Creador el que constituye al hombre inteligente y libre en la sociedad (21)… La orientación del hombre hacia el bien sólo se logra con el uso de la libertad, la cual posee un valor» (17) (Constitución conciliar sobre la Iglesia y el mundo).

2 -La libertad, ¿debe seguir la luz de la verdad que capta el entendimiento?

Exactamente. Y así Pablo VI nos ha dicho: «La verdad debe ser la raíz de la acción, de la liberjtad, Lo dijo el Señor: LA VERDAD OS HARÁ LIBRES. No se encuentra en el buen camino quien antepone la acción al pensamiento, la práctica a la doctrina, el voluntarismo a la sabiduría, la llamada teología de la liberación a la teología de la Revelación» (27-IV-1975).

3 -La propia conciencia, ¿no basta como último criterio para asegurar el perfecto ejercicio de nuestra libertad?

No, y esto hay que entenderlo bien. Pablo VI lo ha enseñado contundentemente: «La conciencia moral es, ciertamente, el criterio próximo e indispensable de la honestidad de nuestras acciones … ; pero la conciencia tiene necesidad de ser instruida, informada, orientada acerca de la bondad objetiva de la acción a llevar a cabo; su juicio instintivo e intuitivo no es suficiente; ha menester de una norma, ha menester de una ley; de otro modo, su juicio puede alterarse bajo el impulso de las pasiones, de los intereses o de los ejemplos ajenos. De esta manera, la vida moral vive de utopías o de instintos; y, como hoy acontece, es una vida moral doblegada a las circunstancias exteriores, a las situaciones, con todas las consecuencias de relativismo y de servilismo que se derivan, hasta comprometer la rectitud de conciencia, que llamamos carácter, y hacer de los hombres una masa de cañas agitadas por el viento» (8-VIII-1973).

4 -Luego, si la libertad es tan importante, ¿hemos de ser liberales?

El liberalismo no es la defensa de la libertad, sino su negación. Porque hay que distinguir entre libertad física y libertad moral. Físicamente, cualquiera puede matar a su padre, a su amigo, a un desconocido. Le basta con utilizar un arma de fuego u otro medio violento y homicida. Esto es libertad física. Pero la libertad moral tiene otros cauces. Moralmente nadie puede matar a su padre, ni a su amigo, ni a otro hombre, por su cuenta y riesgo, sin justificación alguna. ¿Por qué? Porque la libertad humana tiene unos cauces superiores a lo meramente brutal, animal, instintivo. El liberalismo proclama la libertad física, y desconoce la libertad moral.

5 -¿ Cómo se puede definir la libertad?

La libertad no consiste en hacer lo que a uno le viene en gana. Esto, es la libertad física, tan absurda y de tan terribles consecuencias. Tampoco la libertad consiste en escoger indiscriminadamente el bien y el mal. Que el hombre pueda físicamente hacer el mal, no es ninguna perfección. Como no lo es que el cuerpo pueda estar enfermo, canceroso. Como no lo es que el coche desobedezca la señalización y se precipite por un barranco, mate a los peatones, o haga otros estropicios. La libertad del cuerpo es la salud. La libertad del coche la circulación perfecta, la conducción reglamentada y alcanzar el objetivo de la meta. La libertad para el hombre es el poder de elección de aquellos medios que le conduzcan a su fin de hombre y de cristiano. Cuando se emplean medios que nos deshumanizan, nos corrompen, nos degeneran, no ejercemos la libertad. Sino la depravación que inutiliza la libertad para fines que no son propios de un hombre ni de un cristiano. La libertad supone el conocimiento de lo que nos corresponde y también el empleo de la voluntad al servicio de la verdad obtenida. La libertad está en función de la verdad. Entonces, la libertad se convierte en el medio más maravilloso para nuestra realización.

Catecismo Social XII

07 martes May 2013

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9 -¿Cómo debe reaccionar un católico ante esta filantropía, con carácteres de colonialismo mental tan extendido?

Nos parecen oportunas y actuales las palabras de la pastoral colectiva de los metropolitanos españoles del 23 de enero de 1929, que a pesar del tiempo transcurrido, es un resumen magnífico de doctrina perenne. Decían nuestros obispos:

«Estimamos necesario recordar a todos los fieles el exacto cumplimiento del canon 684 del vigente Código Canónico, que dice así: SON DIGNOS DE ALABANZA LOS FIELES QUE DAN SU NOMBRE A LAS ASOCIACIONES FUNDADAS O A LO MENOS RECOMENDADAS POR LA IGLESIA; MAS GUÁRDENSE DE DAR SU NOMBRE A LAS ASOCIACIONES SECRETAS, CONDENADAS, SEDICIOSAS, SOSPECHOSAS O QUE PROCURAN EVADIR LA VIGILANCIA LEGITIMA DE LA IGLESIA. Debajo de un aspecto comercial, recreativo, pedagógico, filantrópico, internacional, neutral, pero siempre laico, y debajo del pretexto de hacer caso omiso de la religión o de serles indiferente mientras predican una moral sin religión para llegar a la paz universal, ocultan la negación de la moral verdadera y de la verdadera religión, que tratan de sustituir con una moral y una religión que no es la de Jesucristo. Ese neutralismo religioso de que tales asociaciones blasonan es lo que no pocas veces condenaron Los Romanos Pontífices, y especialmente León XIII, en su encíclica «Humanurn Genus»

  

10 -¿Cómo deben juzgarse todos esos sistemas que propugnan falsamente la dignidad humana igualando la verdadera religión con ideologías aparentemente inocuas, ingenuas, pacifistas, neutrales, en un plan de superioridad que prescinde de Jesucristo, como la piedra angular fuera de la cual no hay salvación?

Lo descubrió magníficamente el obispo norteamericano monseñor Fulton Sheen, con estas palabras: «El Anticristo no se llamará así; de lo contrario no tendría adeptos. No llevará un maillot rojo, y no vomitará azufre. Llegará disfrazado como el Gran Humanista; hablará de paz y de abundancia. Protegerá la ciencia, pero tan sólo para que los fabricantes de armas se sirvan de una maravilla de la ciencia para destruir otra. Hablará aún, tal vez, de Cristo, y dirá de El que fue el hombre más grande que jamás haya existido. En medio de su aparente amor a la Humanidad y con sus enternecedoras palabras sobre la libertad y la igualdad tendrá un gran secreto que no dirá a nadie. No creerá en Dios. Vivimos días de Apocalipsis». Toda la «civilización» que prescinde de Dios está en esta línea, la más contraria a la dignidad verdadera del hombre. Por esto, tanto el marxismo, como la sociedad de consumo, como el liberalismo, degradan al hombre. Son ataques sistemáticos a la intimidad y a los fueros del hombre como tal, entendido como ser que necesita libertad, tiene un alma inmortal y está destinado a gozar de Dios. La dignidad del hombre brilla en este postulado de la vida cristiana, que de nuevo ha reivindicado el Vaticano II:

«Los cristianos, en marcha hacia la ciudad celeste, deben buscar y gustar las cosas de arriba lo cual en nada disminuye antes por el contrario aumenta, la importancia de la misión que les incumbe de trabajar con todos los hombres en la edificación de un mundo más humano» («Gaudium et Spes», 57).

Catecismo Social VIII

10 miércoles Abr 2013

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19 -Así, pues, ¿el cristiano puede limitarse a una vida de fe privada?

No, también el orden social es de Dios. No hay tierra de nadie en las actividades ni en los planos de la política, de la cultura, de la economía. Aunque en sí tengan autonomía estas actividades, jamás son independientes de Dios. El cristiano debe santificarse en su vida personal, familiar, profesional. Pero, también, en la órbita de sus posibilidades, debe proyectarse a la vida social. Porque sin Jesucristo, ni la política, ni la cultura, ni la economía, solucionan los problemas humanos, antes bien los agravan y los complican. Pío XII lo recordó el 13 de abril de 1953, con palabras que restallan como un desafío permanente: «Mirad bien, desde que la humanidad ha efectuado su progresiva apostasía lejos de Jesús, muchos maestros han pretendido sustituirse a El para instruirla y guiarla; muchos constructores han tratado de suministrarle las estructuras necesarias; muchos médicos se han empleado en curarle las enfermedades y llagas. Pero todos, al fin, se han encontrado delante de la humanidad desorientada, desanimada, sin fuerza. Sin embargo, es necesario, con tanta mayor premura, llevar a los hombres a la persuasión de que hay un único maestro, que es Cristo (Mt., XXIII, 11), Y de que sólo en El se puede encontrar la salud del mundo con sus estructuras y del hombre con sus problemas. No hay en ningún otro salud. Un tal estado de cosas reclama la intervención no sólo -como es evidente- de la Iglesia docente y jerárquica, sino también de todos los cristianos empeñados en el campo social. Se trata de subrayar la necesidad de impregnar de sentido cristiano todos los campos de la vida humana. Tal ha sido siempre la voluntad de Cristo y es la expectativa de una parte de la humanidad, cansada de vivir en las construcciones ruinosas del mundo de hoy».

 

20 -¿Cuál es la actitud que debe tener el católico de hoy?

La que nos recuerda Pablo VI: «El cristianismo tiene la virtud de infundir esperanza y de dar vida, y no solamente en su orden propio, el religioso y sobrenatural, sino de infundirla también en el orden profano y natural» (20-XII-1968). y el orden natural y profano está malogrado, destrozado, pervertido principalmente por el liberalismo, en el orden político, y por el marxismo. De ahí que un cristiano no pueda ser ni liberal ni marxista, como ideologías que son incompatibles con la fe. Y que su profesión entraña pecado grave. El ideal católico, en lo personal y en lo social, se expresa para siempre con estas palabras de San Pablo: «Nadie, pues, se gloríe en los hombres, que todo es vuestro; ya Pablo, ya Apelo, ya Cefas; ya el mundo, ya la vida, ya la muerte; ya lo presente, ya lo venidero, todo es vuestro; y vosotros de Cristo, y Cristo de Dios» (1 Cor., III, 22). O sea, todo es para el hombre, pero los hombres somos para Cristo. Ni la vida personal ni la colectividad tienen salvación fuera de Jesucristo, como intentan el liberalismo y el comunismo. Estas doctrinas -simbolizando en ellas todos los errores- son mentiras, barbarie, catástrofe y frente a tanta apostasía, que arranca desde el Renacimiento, pasando por el protestantismo, el liberalismo, el comunismo, Jesucristo triunfará y vencerá a los aliados del Anticristo. Así lo dice San Pablo: «Por lo que hace a la venida de nuestro Señor Jesucristo y a nuestra reunión con El, os rogamos, hermanos, que no os turbéis de ligero, perdiendo el buen sentido, y no os alarméis ni por espíritu, ni por discurso, ni por epístola, como si fuera nuestra, como si el día del Señor estuviera inminente. Que nadie en modo alguno os engañe, porque antes ha de venir la apostasía y ha de manifestarse el hombre de la iniquidad, el hijo de la perdición, que se opone y se alza contra todo lo que se dice Dios o es adorado, hasta sentarse en el templo de Dios y proclamarse dios a sí mismo. ¿Nos os recordáis que, estando entre vosotros, ya os decía esto? Y ahora sabéis qué es lo que le contiene hasta que llegue el tiempo de, manifestarse. Porque el misterio de iniquidad esta ya en acción; sólo falta que el que le retiene sea apartado del medio. Entonces se manifestará el inicuo, a quien el Señor Jesús matará con el aliento de su boca, destruyéndole con la manifestación de su venida. La venida del inicuo irá acompañada del poder de Satanás, de todo género de milagros, señales y prodigios engañosos, y de seducciones de iniquidad para los destinados a la perdición por no haber recibido el amor de la verdad que los salvaría. Por eso Dios les envía un poder engañoso, para que crean en la mentira y sean condenados cuantos, no creyendo en la verdad, se complacen en la iniquidad. Pero nosotros debemos dar incesantes gracias a Dios por vosotros, hermanos amados del Señor, a quienes Dios ha elegido desde el principio para haceros salvos por la santificación del Espíritu y la fe verdadera. A ésta precisamente os llamó por medio de nuestro evangelio, para que alcanzaseis la gloria de nuestro Señor Jesucristo. Manteneos, pues, hermanos, firmes y guardad las tradiciones que recibisteis, ya de palabra, ya por nuestra carta. El mismo Señor nuestro Jesucristo y Dios, nuestro Padre, que de gracia os amó y os otorgó una consolación eterna, una buena esperanza, consuele vuestros corazones y los confirme en toda obra y palabra buena» (II Tes., II,1-17).

 

Catecismo Social IV

13 miércoles Mar 2013

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1, 1 Juan, 10, 17, 19, 26, 28, 3, 43, abstracción, adorar, alma, amor, apasionado, aristóteles, artes, ateísmo, atracción, avalado, último término, única, ¿Cómo es Dios?, ¿Cómo es el alma?, ¿Cómo somos los hombres?, ¿Qué aprovecha el hombre ganar el mundo entero, ¿Qué entendemos por alma?, Bautismo, bienes naturales, blasfemia, bueno, captar, castigo, catecismo social, comer, compuesta, con, conceptos inmateriales, concupisciente, consecuencias del pecado original, consentimiento de todos los tiempos, convicción irrefutable, cosas, cristiano, cultura, cumplir perfectamente nuestros deberes, del hombre, deporte, desdichados, desgracia del hombre, Dios, divertirse, divinizarse, En verdad te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso, encarnación, entendemos, espiritual, espiritualidad, evangelista, evolución y plenitud de la vida sobrenatural, existir, felicidad, felicidad inmortal del alma, fin de la vida humana, freno para el progreso humano, gracia, gracia santificante, guarda los Mandamientos, hijos de Dios, hombre, hombre libre, ignorante, indeferentismo, infaliblemente, inmortalidad, intelectual, inteligencia humana, interior, investigación, investigar, jesucristo, justicia, justo, liberalismo, libertad, libertad perfectible, lo que se divide, lo que se mide, lo que se pesa, loq ue se toca, Lucas 23, Lutero, Mateo, MAteo 16, materia, meritoriamente, migajas, MIrad qué amor más entrañable nos ha manifestado el Padre, miserias, movemos, Mt.X, muerte del cuerpo, mundo, naturaleza, no somos buenos, no somos malos, no temáis a los que matan el cuerpo, nos, nosotros mismos, nuestras luchas, obrar racionalmente, omnipotente, participación de la vida divina, pensar, pero el alma no la pueden matar, pesimistas, pide, planos, por encima de todo, por la gracia, postulados, prójimos, premio, pues ha querido que nos llamáramos hijos de Dios y lo somos en efecto, pura, querer, razón recta, realidad, Redención, Rousseau, sabio, sacramento, san Juan, secreto radical, sensible, sentimos, sentir, separación de alma y cuerpo, si pierde su alma?, si quieres entrar en la vida, simplicidad, simplicidad del alma, sinrazón, soporte de todo el hombre, superior a cualquier tentación, sustancialidad, talla divina, taller donde se lucha y se alcanza, te´cnica, textos evangélicos, todos, todos los pueblos, trabajar, trabajo, unicidad, unida al cuerpo, unidad de operación, unidad de ser, universo, víctima, vicios, vida natural, vida sobrenatural, vida vegetal, vivimos

7 -¿Qué entendemos por alma? El alma es, según Aristóteles «aquello por lo cual en último término, la fotovivimos, sentimos, nos movemos y entendemos». O sea, el alma es lo que nos hace obrar racionalmente, así como sentir, pensar, querer y querer con libertad. El alma es lo que da unidad de ser y de operación. El secreto radical del pensar y del existir. Y el alma está unida al cuerpo en todos los planos de la naturaleza y de la gracia. Por esto el hombre necesita comer y trabajar, divertirse e investigar, pero también pensar, y mediante todo este conjunto divinizarse por la gracia que nos alcanzó Jesucristo con su Redención.

8 ¿Cómo es el alma?

El alma goza de unicidad, sustancialidad, espiritualidad, simplicidad e inmortalidad. Es única porque rige toda la vida vegetal, sensible, intelectual del hombre. Es sustancial porque es el soporte de todo el hombre. La separación de alma y cuerpo, produce la muerte del cuerpo. Y el alma es espiritual, o sea, es capaz de la abstracción, de captar conceptos inmateriales, de sentir la atracción por lo que está por encima de todo el universo. Esto reclama la simplicidad del alma, que no puede estar compuesta de lo que se pesa, de lo que se mide, de lo que se toca, de lo que se divide. Y explica que el alma debe ser inmortal. El fondo más profundo del hombre reclama la felicidad, el premio, el castigo, la justicia. Estos postulados exigen la inmortalidad del alma. De otra suerte Dios no sería ni bueno, ni omnipotente, ni sabio, ni justo. Imaginar esto, es pura blasfemia. Y lo que la inteligencia humana toca como infaliblemente reclamado por su propio ser, y esto avalado por el consentimiento de todos los tiempos y de todos los pueblos con una convicción irrefutable, maravillosamente responde a la realidad. Jesucristo, en su Encarnación, vino para que los hombres se hicieran dignos de la felicidad inmortal del alma. Recordemos estos textos evangélicos: «No temáis a los que matan el cuerpo, pero el alma no la pueden matar> (Mt. X, 28). «Si quieres entrar en la vida, guarda los Mandamientos» (Mt. XIX, 17). «¿Qué aprovecha al hombre ganar el mundo entero, si pierde su alma?» (Mt. XVI, 26). «En verdad te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso» (Lc, XXIII, 43).

9 ¿ Cómo somos los hombres y cómo es Dios?

Los hombres no somos buenos, como enseñan Rousseau y el liberalismo. Los hombres no somos malos, como afirman Lutero y todos los pesimistas. El hombre es libre, víctima de consecuencias del pecado original que le hacen ignorante, apasionado, concupiscente, pero que con la razón recta y, sobre todo, con la gracia, es superior a cualquier tentación. Ni esencialmente bueno, ni fatalmente malo. Sino dotado de una libertad perfectible y guiada para liberarnos meritoriamente de nuestras luchas y así cumplir perfectamente nuestros deberes con Dios, el prójimo y nosotros mismos. Y Dios, ¿cómo es? Dios es infinitamente Amor. Lo más cierto y claro que podemos decir de Dios es esto: ¡Qué bueno es Dios! Dios me ama. Cuando nos convencemos de esto, dichosamente nos enamoramos de Dios. Y ya en esta vida participamos de migajas de verdadera felicidad. Y el que ama a Dios le adora, le da gracias, le pide, se arrepiente de sus pecados. La desgracia del hombre es enamorarse de sus vicios, de sus miserias, de las cosas, de la materia. Entonces nos convertimos en unos desdichados que vamos vagabundeando por el laberinto de la sinrazón. No basta saber que existe Dios. Hay que enterarse de que Dios nos ama a cada uno personalmente con amor infinito. Y, oportunamente, tenemos la clave de todos los problemas. Porque amar a Dios alegra y pacifica nuestro interior. Así como el ateísmo y el indiferentismo sólo producen oscuridades, mala conciencia y amarguras.

10 En definitiva, ¿cuál es el fin de la vida humana?

Al hombre, además de haberle dado la vida natural, Dios le ha elevado a la vida sobrenatural. Esta maravilla se realiza en el sacramento del Bautismo. Aquí podemos recordar lo que nos dice el evangelista San Juan: «Mirad qué amor más entrañable nos ha manifestado el Padre, pues ha querido que nos llamáramos hijos de Dios y lo somos en efecto» (1 Jn., III, 1). Por eso el cristiano, al mismo tiempo que desarrolla los bienes naturales -la cultura, la técnica, el trabajo, las artes, el deporte, la investigación-, pone su acento en la evolución y plenitud de la vida sobrenatural. Esta no es un freno para el progreso humano, en su sentido verdadero, sino la que le da una trascendencia por encima de toda cortedad temporal y transitorio quehacer. Con la gracia santificante -participación de la vida divina- nos convertimos en hijos de Dios. Y el mundo es el taller en donde se lucha y se alcanza esta talla divina de nuestra existencia.

El Combate de la Verdad contra la Mentira

16 miércoles Ene 2013

Posted by manuelmartinezcano in P. Manuel Martínez Cano, Uncategorized

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abortistas, benedicto XVI, contracorriente, corazón inmaculado, democratismo anticristiano, demonio, divorcio, divorcistas, doctrina sana, fábulas, fátima, liberalismo, marxismo, mentiras, Nueva Evangelización, pasiones, pío XII, políticos, reinado social de nuestro señor jesucristo, san pablo, sumos pontífices, tiempos calamitosos, Verdad, virgen santísima

Hace años que tengo la sensación, también la convicción, de que estamos viviendo los tiempos calamitosos que profetizó San Pablo: Vendrá un tiempo en que los hombres no soportarán la doctrina sana, sino que, arrastrados por sus propias pasiones, se harán con un montón de maestros por el deseo vehemente de oír novedades. Apartarán sus oídos de la verdad y se volverán a las “fábulas” (2 Tim 4, 3-4).

Lo veo y lo oigo constantemente, niños, jóvenes, adultos, hombres y mujeres buscan y tienen por maestros hombres que fomentan vicios, calumnias y pecados: modas indecentes, espectáculos indecentes, pornografía, drogas, música satánica. Han apartado sus oídos de la doctrina sana y han asumido las fábulas y mentiras de nuestros tiempos, inspiradas por el demonio. Vemos y oímos a políticos cuyos programas son abortistas, divorcistas… que han aceptado el liberalismo, el marxismo, y el democratismo anticristiano.

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Sí. Vemos hoy lo que, jamás se vio en la historia desplegadas al viento sin recato alguno y agitanas por el odio abominable de los impíos, las satánicas banderas de la guerra contra Dios y contra la Religión en todos los pueblos y en todas las partes de la tierra. Es, pues necesario, venerables hermanos, que sin descanso nos opongamos “como muro por la casa de Israel” juntas nuestras fuerzas en grupo compacto que ofrezca un frente único y sólido contra las malvadas falanges enemigas de Dios no menos que del género humano (Pio XII).

La apremiante llamada de los últimos Sumos Pontífices a la Nueva Evangelización va unida indisolublemente con la consigna más repetida por su Santidad Benedicto XVI : ¡Contracorriente! ¡Contra la mentira, la verdad; contra el pecado, la santidad; contra un mundo que expulsa a Dios de la sociedad y las instituciones humanas, el Reinado Social de Nuestro Señor Jesucristo! La protección todopoderosa y maternal de la Virgen Santísima no nos fallará: Al final mi Inmaculado Corazón triunfará, lo dijo en Fátima.

 P. Manuel Martínez Cano, mCR

 ** CADA MIÉRCOLES, DÍA DE SAN JOSÉ, DIOS MEDIANTE, SON PUBLICADOS NUEVOS ARTÍCULOS **

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"Si el Señor no edifica la casa, en vano trabajan los que la construyen. (Salmo 127, 1)"

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"Id al mundo entro y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y sea bautizado se salvará; el que no crea será condenado" Marcos 16, 15-16.

"Es necesario que los católicos españoles sepáis recobrar el vigor pleno del espíritu, la valentía de una fe vivida, la lucidez evangélica iluminada por el amor profundo al hombre hermano." San Juan Pablo II.

"No seguirás en el mal a la mayoría." Éxodo 23, 2.

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