Contracorriente

~ Blog del P. Manuel Martínez Cano, mCR

Contracorriente

Archivos de etiqueta: Nuestro Señor

Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen XXIII

12 miércoles Jun 2013

Posted by manuelmartinezcano in Uncategorized

≈ 1 comentario

Etiquetas

a Jesús por María, alma, Bautismo, buena acción, buena accións, buenas obras, consagrados a Jesucristo, consagrarse a María, consiste en estar conformes, devoción, devoción a la santísima virgen, devoción más excelente, Dios, entrega el alma a María, entregarle, entregarse enteramente, impetratorio, maría, más conforme a Jesucristo, mérito, merece la gracia y la gloria eterna, modelo de toda santidad, nuestra alma, nuestra perfección, nuestro cuerpo, nuestro Redentor, Nuestro Señor, nuestros bienes exteriores, nuestros bienes interiores y espirituales, obtiene alguna nueva gracia, orden de la naturaleza, orden de la racia, Orden religiosa, perfecta consagración, perfecta consagración a Jesucristo, perfecta y entera consagración de sí mismo, por toda la eternidad, promesas, renovación de los votos, santísima virgen, satisfacción, satisface la pena debida al pecado, ser todo de Jesucristo, sin reserva ninguna, Su Santa Madre, unidos, valor meritorio, valor satisfactorio

Parte Segunda

DE LA DEVOCIÓN MÁS EXCELENTE
A LA SANTÍSIMA VIRGEN

En qué consiste la perfecta consagración a Jesús por María

120. Toda vez que nuestra perfección consiste en estar conformes, unidos y consagrados a Jesucristo, la más sagrados corazonesperfecta de todas las devociones es sin duda alguna la que nos conforma, une y consagra más perfectamente a este acabado modelo de toda santidad; y pues que María es entre todas las criaturas la más conforme a Jesucristo, es consiguiente que entre todas las devociones, la que consagra y conforma más un alma a Nuestro Señor, es la devoción a la Santísima Virgen, Su Santa Madre, y cuanto más se consagre un alma a María, más se unirá con Jesucristo, y, he aquí por qué la perfecta consagración a Jesucristo no es otra cosa que una perfecta y entera consagración de sí mismo a la Santísima Virgen, y ésta es la devoción que yo enseño; o con otras palabras, una perfecta renovación de los votos y promesas del santo Bautismo.

121. Consiste, pues, esta devoción en entregarse enteramente a la Santísima Virgen para ser todo de Jesucristo por medio de María. Es menester entregarle: 1.º, nuestro cuerpo con todos sus sentidos y sus miembros; 2.º, nuestra alma con todas sus potencias; 3.º, nuestros bienes exteriores, o sea nuestra fortuna presente y futura; 4.º, nuestros bienes interiores y espirituales, o sea nuestros méritos, nuestras virtudes y nuestras buenas obras pasadas, presentes y futuras; en una palabra: todo lo que tenemos en el orden de la naturaleza y en el orden de la gracia, y todo lo que lleguemos a tener en lo porvenir en el orden de la naturaleza, de la gracia y de la gloria, y esto sin reserva ninguna, ni de un céntimo, ni de un cabello, ni de la menor buena obra, y además por toda la eternidad, y sin pretender ni esperar ninguna otra recompensa de nuestra ofrenda y de nuestros servicios, que la honra de pertenecer a Jesucristo por María y en María, aun cuando esta amable Senora no fuere, como lo es siempre, la más liberal y reconocida de las criaturas.

122. Es preciso notar aquí que en todas las buenas obras que hacemos, hay dos cosas, a saber: la satisfacción y el mérito, o sea el valor satisfactorio o impetratorio, y el valor meritorio. El valor satisfactorio o impetratorio de una buena obra, es una buena acción en tanto en cuanto satisface la pena debida al pecado, o que obtiene alguna nueva gracia; el valor meritorio, o el mérito, es una buena acción en cuanto merece la gracia y la gloria eterna.
Así es que en esta consagración de nosotros mismos a la Santísima Virgen le damos todo el valor satisfactorio, impetratorio y meritorio, o sea las satisfacciones y los méritos de todas nuestras buenas obras; le damos nuestros méritos, nuestras gracias y nuestras virtudes, no para comunicarlas a otros (porque nuestros méritos, gracias y virtudes son, propiamente hablando, incomunicables, y no ha habido más que Jesucristo, que, haciéndose nuestro fiador para con su Padre, nos haya podido comunicar sus méritos), sino para que nos las conserve, aumente y embellezca, como diremos más adelante; le damos nuestras satisfacciones para que las comunique a quien más sea de su agrado, y para la mayor gloria de Dios.

123. De todo esto se deduce, que: 1.º, por esta devoción se da uno a Jesucristo de la manera más perfecta, por lo mismo que se da por manos de María, y entrega el alma a María, y todo lo que se le puede dar, y mucho más que por las demás devociones, por las que se da, o una parte del tiempo, o una parte de sus buenas obras, o una parte de sus satisfacciones y mortificaciones. Por esta devoción todo se da y se consagra, hasta el derecho de disponer de los bienes interiores y de las satisfacciones que se ganan por sus buenas obras diariamente, lo que no se hace en ninguna Orden religiosa. En las Ordenes religiosas se dan a Dios los bienes de fortuna por el voto de pobreza, los bienes del cuerpo por el voto de castidad, la propia voluntad por el voto de obediencia, y algunas veces la libertad del cuerpo por el voto de clausura; más no se le da la libertad o el derecho que se tiene de disponer del valor de las buenas obras, y no se despoja, en cuanto es posible, de lo que el cristiano tiene de más precioso y caro, que son sus méritos y satisfacciones.

124. 2.º Una persona que así se consagra y sacrifica voluntariamente a Jesucristo por María, no puede ya disponer del valor de ninguna de sus buenas acciones, todo lo que sufre, todo lo que piensa, dice y hace de bueno, pertenece a María, a fin de que de ello disponga María según la voluntad de su Hijo y a su mayor gloria, sin que esta dependencia perjudique, sin embargo, de ninguna manera a las obligaciones del estado en que setotus tuus esté actualmente, o en el que se pueda estar en adelante, v. gr., a las obligaciones de un sacerdote que por su oficio o de otra manera debe aplicar el valor satisfactorio e impetratorio de la Santa Misa a un particular, porque no se hace esta ofrenda sino según el orden de Dios y los deberes del propio estado.

125. 3.º Todo justo se consagrará a la Santísima Virgen y a Jesucristo: a la Santísima Virgen, como el medio más perfecto que Jesucristo ha escogido para unirse a nosotros y unirnos con El, y a Nuestro Señor, como a nuestro último fin, al que debemos todo lo que somos, como a nuestro Redentor y nuestro Dios.

 

Meditación de los Pecados

15 miércoles May 2013

Posted by manuelmartinezcano in Uncategorized

≈ 1 comentario

Etiquetas

19, 23, beato juan pablo II, composición de lugar, Concilio de Trento, enemigos de Dios, Gloria de Dios, hijos de la ira, infierno hay para siempre, Job 13, meditación de los pecados, muerte de la conciencia, Nuestro Señor, realidad de la malicia del pecado, Salmo 39, san agustín, san ignacio, san juan de ávila, Santa Maravillas de Jesús, santa teresa de jesús, sentido del pecado

Dice san Ignacio que el segundo ejercicio es la meditación de los pecados, y contiene en sí, padremisericordioso-hijo2después de la oración preparatoria y dos preámbulos, cinco puntos y un coloquio. La oración preparatoria es siempre la misma: que todas nuestras oraciones, acciones y operaciones vayan dirigidas a la mayor gloria de Dios. El primer preámbulo es la composición de lugar: ver mi alma encarcelada entre brutos animales. El segundo preámbulo es la petición propia de cada meditación, pedir lo que quiero: será aquí pedir crecido e intenso dolor y lágrimas de mis pecados.

El primer punto es el proceso de  los pecados es traer a la memoria todos los pecados de la vida, mirando de año en año o de tiempo en tiempo; para lo cual aprovechan tres cosas: La 1ª, mirar el lugar y la casa donde he habitado. La 2ª, la conversación que he tenido con otros. La 3ª, el oficio que he tenido.

No debemos cansarnos de pedir el crecido e intenso dolor de nuestros pecados. la conciencia se ha podrido de tal manera que ya nada es pecado: “El hombre contemporáneo experimenta la amenaza de una imposibilidad espiritual y hasta la muerte de la conciencia; y esta muerte es algo más profundo que el pecado; es la eliminación del sentido del pecado” (Beato Juan Pablo II). “Cuantas ofensas a Dios y qué pena ver que pocas almas le sirven de veras, de las que parecen suyas” (Santa Maravillas de Jesús). San Juan de Ávila: “Para todo tienes seso, y no lo tienes para esto que tanto te va, aunque te digan “infierno hay para siempre”, no obra en ti más que si no te lo dijesen… ¡Oh pecado! ¿Por qué no nos decís el mal que nos has de hacer? ” Todos los pecados mortales, aun  los de pensamiento, hacen a los hombres hijos de la ira y enemigos de Dios” (Concilio de Trento).

Hagamos el proceso de los pecados propios, con sinceridad y seriedad, sin disimularnos y mentirnos a nosotros mismos. No es un examen de conciencia para confesarme, sino para que, viendo los muchos pecados de mi vida pasada, alcance horror y arrepentimiento de mis pecados. Asumir la realidad de la malicia del pecado en mi propia alma. San Agustín decía: “¡Niño ya tan pequeñuelo y ya tan grande pecador! ¿Dónde, Dios mío, dónde y cuando fui inocente?” Y, en nuestra juventud, cuando las pasiones desordenadas se despiertan y quieren abrirse camino en nuestra vida ¿qué camino seguimos, el ancho que lleva a la perdición eterna o el estrecho que lleva a la felicidad eterna? En la edad madura ¿He tenido siempre ante mis ojos el fin eterno? ¿He procurado en todo mi salvación y la gloria de Dios? ¿Cómo he aprovechado las gracias actuales que Dios me ha concedido? “Mis iniquidades se multiplicaron más que los cabellos de mi cabeza” (Salmo 39, 19). “¿Cuántos son mis delitos y pecados? dame a conocer mi transgresión y mi ofensa” (Job 13,23). Recorramos nuestra vida sin prisas, despacio, pidiéndole al Señor la gracia de reconocer nuestros pecados y el aborrecimiento de todos y cada uno de ellos.

El segundo punto es ponderar los pecados, mirando la fealdad y la maldad que cada pecado mortal cometido tiene en sí, prescindiendo de la ofensa contra Dios que lo prohíbe. Al cometer un pecado el hombre y la mujer obran contra el justo juicio de su entendimiento, discurren siguiendo sus afectos desordenados y sus sentidos, abdican de su  razón; se rebajan al nivel de brutos animales, haciéndose semejante a ellos.

Santa Teresa de Jesús dice: “Yo sé de una persona a quien quiso Nuestro Señor mostrar cómo quedaba un alma cuando peca mortalmente; dice aquella persona que le parece que si los hombres lo entendiesen, no sería posible ninguno pecar, aunque se pusiese a mayores trabajos que se puedan pensar para huir de las ocasiones… Por  subida que esté el alma en la cumbre de la perfección, si torna atrás y a hacerse ofensas a Dios todo lo pierde. En pecando uno mortalmente todo lo pierde. Cuando el alma cae en pecado mortal, no hay tinieblas más tenebrosas, ni cosa tan obscura y negra, que no lo esté mucho más”. El Salmo 48,1 dice: “El hombre constituido en honor no ha tenido discernimiento; se ha igualado a los insensatos jumentos y se ha hecho como uno de ellos”.

Fealdad y malicia: “Reconoce y advierte cuan malo y amargo e apartarte de Yahve” (Jer 2,19). Nuestro Señor nos dice: “Muchos bienes os he hecho ¿por cuál de ellos me apedreáis?” (Jn 10,32). Dios me ha sacado de la nada y me ha colmado de bienes y yo, al pecar, me rebelo contra Él, ofendiéndole gravísimamente. “Dos maldades ha cometido mi pueblo: ¡me ha abandonado a mí, que soy fuente de agua viva, y han ido a fabricarse aljibes, que no pueden contener las aguas!” (Jer. 2, 12-13)

Además de mi Creador, Dios es mi Padre y un Padre infinitamente misericordioso y cariñoso: “ofender a tal padre, hacer algo contra su voluntad es gran crueldad” (San Agustín). Dios nos ama con entrañas de madre. Dios no está muy lejos de nosotros, sin preocuparse de nosotros. Dios nos ama infinitamente: “¡Oíd cielos! ¡Apresta el oído tierra! Que habla Yahve: Yo he criado hijos y los he engrandecido, pero ellos se han rebelado contra mí”. Y todo por un vil deleite. Crece la maldad del pecado al considerar que el Dios que me ha creado y me ha cuidado, y me cuida como Padre, además es mi Redentor, mi salvador. Al pie de la cruz, junto con María santísima, se comprende lo que es el pecado. La Justicia divina para reparar los pecados de los hombres exigió la pasión y muerte de su divino Hijo. Pecar es pisotear la sangre de Cristo, el Hijo de Dios hecho hombre. Y pecamos en la presencia de Dios. Solo un hijo que ha perdido la razón, un desnaturalizado se puede atrever a ofender a su Creador, Padre y Redentor. Jesús, para justificarnos no encontró otra excusa: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”.

San Enrique de Ossó: “¿Has reflexionado alguna vez, hija mía, que cosa es el pecado? Pecado es una deliberada transgresión de la ley de Dios; un insulto hecho a Dios en su misma presencia, un acto irracional más vil que de bestia; es hacerse esclavo de las pasiones; del mismo demonio; es renunciar al cielo, y escoger el infierno por morada sempiterna. ¿Sabes tú lo que has hecho pecando? Has ofendido a una Majestad infinita; has cometido una infinita injusticia; has querido destruir una bondad infinita. Cuando pecas, llenas de amargura el Corazón bondadoso de Dios Padre, traspasas el Corazón de Cristo, crucificas a Jesucristo, tu más insigne bienhechor. ¡Cuánta malicia! ¡Cuánta indignidad y vileza! ¿Has cometido en tu vida algún pecado mortal, hija mía? ¡Qué crueldad! ¡Qué horrible fiereza! Sábete que cuantas veces pecaste, tomaste en tus manos los beneficios de Dios para con ellos golpearle, maltratarle, darle muerte si te hubiera sido posible. ¿Cuándo se ha visto tan horrible crimen y monstruosa ingratitud? ¡Dios mío!  ¡Y tantas veces como he pecado! ¡Oh Dios de bondad! ¡Perdón, Dios mío! Apiadaos de mí según vuestra gran misericordia”.

Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen XV

17 miércoles Abr 2013

Posted by manuelmartinezcano in Uncategorized

≈ 1 comentario

Etiquetas

acercarnos a Dios, corrompida, Dios, incapacidad, indignidad, jesucristo, más humilde, más perfecto, mediadores, naturaleza, Nuestro Señor, pureza, San Bernardo, Su Majestad

Modo de discernir la verdadera devoción a la Santísima Virgen,
de la falsa y aparente

CUARTA VERDAD

83. Lo más perfecto, porque es lo más humilde, es no acercarnos a Dios por nosotros mismos, sin tomar un mediador. Estando tan corrompida nuestra naturaleza, como acabo de demostrar, si nos apoyamos en nuestros trabajos, industrias y preparaciones para llegar a Dios y agradarle, ciertamente serán impuros todos nuestros actos de justicia, o de poco peso delante de Dios para empeñarle a que se una a nosotros y nos escuche. Por esto no sin razón nos ha dado Dios mediadores para con Su Majestad; ha visto nuestra indignidad e incapacidad y ha tenido piedad de nosotros, y para proporcionarnos medios de que alcancemos sus misericordias, nos ha provisto de intercesores poderosos cerca de su grandeza; de modo que despreciar estos mediadores y aproximarse a Su Majestad directamente sin ninguna recomendación, es faltar a la humildad, es faltar al respeto debido a un Dios tan alto y tan santo, es hacer menos caso de este Rey de los reyes que se haría de un rey o príncipe de la tierra, a quien nos guardaríamos de acercarnos sin acompañarnos de algún amigo que hablase por nosotros.

84. Jesucristo Nuestro Señor es nuestro abogado y nuestro mediador cerca de Dios Padre; por medio de El debemos orar con toda la Iglesia triunfante y militante; por El tenemos acceso cerca de Su Divina Majestad, y no debemos comparecer jamás delante de El sin ir apoyados y revestidos de sus méritos, como el joven Jacob con las pieles de cabrito delante de su padre Isaac para recibir su bendición.

85. Mas ¿no hemos menester de un mediador para con el mismo Mediador? ¿Es bastante grande nuestra pureza para unirnos directamente a El y por nosotros mismos? ¿No es Dios igual en todo a su Padre, y, por consiguiente, el Santo de los Santos, tan digno de respeto como su Padre? Si por su caridad infinita se ha hecho nuestro Fiador y Mediador cerca de Dios su Padre, para aplacarle y pagarle lo que nosotros le debemos, ¿debemos por esto tener menos respeto y temor hacia Su Majestad y Santidad?
Digamos, pues, valientemente con San Bernardo, que necesitamos de un mediador para con el Mediador mismo, y que la divina María es la más capaz de desempeñar este oficio de caridad; por medio de Ella vino Jesucristo a la tierra y por Ella debemos ir a su divino Hijo. Si tememos ir directamente a Jesucristo nuestro Dios por temor de su infinita grandeza o por nuestra bajeza y por nuestros pecados, imploremos confiadamente la ayuda e intercesión de María nuestra Madre; Ella es buena, es tierna Madre; nada hay en Ella de austero ni terrible, nada que no deba movernos a la esperanza y al amor. Al verla, vemos nuestra propia naturaleza. No es el sol que por la vivacidad de sus rayos podría deslumbrarnos a causa de nuestra debilidad, sino que es bella y dulce como la luna, que recibe su luz del sol, y la templa para hacerla conforme a la debilidad de nuestros ojos. María es tan caritativa, que no rechaza a ninguno de los que demandan su intercesión por más pecadores que sean, porque, como dicen los Santos, no se ha oído decir, desde que el mundo es mundo, que haya sido desechado nadie que haya recurrido a la Virgen con confianza y perseverancia. Es tan poderosa, que jamás ha sido desairada en sus peticiones; no necesita más que presentarse a su Hijo en demanda de algo para que El la reciba y le otorgue lo pedido, pues siempre es amorosamente vencido por las entrañas e instancias de su amadísima Madre.

86. Todo esto está sacado de San Bernardo y de San Buenaventura; de modo que, según estos Santos Doctores, tenemos tres grados que subir para llegar a Dios: el primero, el más próximo y el más conforme a nuestra capacidad, es María; el segundo es Jesucristo, y el tercero es el Eterno Padre. Para llegar a Jesús es preciso ir a María, que es nuestra Mediadora de intercesión; para ir al Padre Eterno es menester ir a Jesús, que es nuestro Mediador de redención. Este es el orden, pues, que perfectamente se observa en la devoción que más adelante indicaré.

Examen Particular y Examen General

10 miércoles Abr 2013

Posted by manuelmartinezcano in P. Manuel Martínez Cano, Uncategorized

≈ 1 comentario

Etiquetas

Beata Mª Pilar Izquierdo, beneficios recibidos, caído, cada díae, como si fuese a morir, con su gracia, conciencia, conferir los exámenes, confesión general, conocer los pecados y lanzarlos, contiene en si 5 puntos, corregir, cotidiano, dar gracias a Dios, defecto, demandar cuenta al ánima, desmayar, divinos ojos, embeberte, enmendar, examen general de conciencia, examen particular, examinar, faltas, gracia a Dios, ignorancias, limpiar el alma, modo de hacer el examen general, Nuestro Señor, olvidar amor Dios, Pater Noster, pecado, pecado particular, pedir gracia, pedir perdón, perdóname, primer punto, primer tiempo, progreso espiritual, proponer enmienda, quinto, recordar, san ignacio, san juan de ávila, segundo, tercer, veces, vida pasada

Después del Principio y Fundamento, quiere san Ignacio que el ejercitante aprenda a examinar su san ignacioconciencia cada día. El examen particular y cotidiano tiene tres tiempos y dos veces examinarse. El primer tiempo, es a la mañana en levantándose, debe el hombre proponer con diligencia, aquel pecado particular o defecto que se quiere corregir y enmendar.

El segundo tiempo es que al mediodía pidamos gracia a Dios para recordar las veces que he caído en ese pecado o defecto para enmendarme.

El tercer tiempo es hacer lo mismo por la noche, comparando un examen con el otro, y proponer enmienda. Cada vez que el hombre cae en aquel pecado o defecto particular, póngase la mano en el pecho doliéndose de haber caído.

Conferir los exámenes de un día con los otros para ver el progreso espiritual.

El examen general de conciencia es para limpiar el alama y hacer mejor así la confesión general. San Ignacio dice: “Presupongo en mí tres pensamientos o incitaciones a obrar, es a saber, uno propio mío, el cual sale de mi mera libertad y querer y otros dos que vienen de fuera, el uno que viene del buen espíritu y el otro del malo.

San Ignacio, pasa a reparar los pecados de pensamiento, palabra, obra y omisión, que podemos hacer, recordando los mandamientos de la ley de Dios de la santa Madre Iglesia, los pecados capitales…

Modo de hacer el examen general y contiene en si 5 puntos.

El primer punto es dar gracias a Dios Nuestro Señor por los beneficios recibidos.

El segundo, pedir gracia para conocer los pecados y lanzarlos.

El tercero, demandar cuenta al ánima: desde la hora que se levantó hasta el examen presente de hora en hora, o de tiempo en tiempo; y primero del pensamiento, y después de la palabra, y después de la obra, por la misma orden que se dijo en el examen particular.

El cuarto, pedir perdón a Dios Nuestro Señor de las faltas.

El quinto, proponer enmienda con su gracia. Pater Noster. El examen debe hacerse al mediodía y por la noche.

San Juan de Ávila dice: “Los peligros muy grandes entre otros, tenemos en esta vida, que debemos evitar viviendo con gran vigilancia para conseguirlo:

1)     El uno es no mirarnos, no tomarnos en cuenta de quienes somos ¡Ay de quien no se ha examinado! ¡Ay de quien no se procura saber quién es!

2)     El otro es, después de habernos visto y de saber quiénes somos, desmayar. ¡Ay de aquél que después que se ha examinado y ha caído en la cuenta de lo que, desmaya!

No podrán durar mucho las faltas, si dura en vos este examen y este tomaros cuenta y reprenderos cada día y cada hora. Y si duran las faltas, dice el P. Rodríguez, comentando este pasaje y por ventura años os estáis tan inmortificados tan vivos y enteros en vuestras pasiones como al principio, es porque no usáis como debéis de estos medios”.

Es conveniente empezar por el examen particular, porque al computar sus faltas, se recorre ya gran parte del campo del examen general. En Ejercicios, el examen particular se hace para quitar faltas y defectos en la práctica de los ejercicios particulares, en las meditaciones del día y las negligencias en guardar las adiciones o normas que da san Ignacio.

Las faltas voluntarias, no combatidas, pueden, poco a poco hacernos olvidar el amor que Dios nos tiene y el que debemos tenerle a Él.

Beata Mª Pilar Izquierdo (27 de junio de 1906  Zaragoza – 27 de Agosto 1945):

“Procurar en el examen detenerte un poco, y en el examen particular embeberte por completo; espero que esos dos puntos los harás cada día mejor”. “El examen particular lo puedes hacer de este punto: Jesús mío, como si me fuese a morir, perdóname la vida pasada y todas mis ignorancias y también todo lo que no te hago por mi culpa”. “Te es muy necesario hacer el examen particular, buscando en todas las partes sus divinos ojos, y cuando llegue la noche, te examinarás si verdaderamente has puesto tu corazón en buscar sus divinos ojos. Ya verás, si lo haces así, qué dulce te será la vida y cuánto amaras a nuestro Amado”.

 

P. Manuel Martínez Cano mCR

Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen XIV

10 miércoles Abr 2013

Posted by manuelmartinezcano in Uncategorized

≈ 1 comentario

Etiquetas

25, acciones, agua pura, alimentados del pecado, alma, amor propio, bien útil, capaces de todo pecado, concebidos en el pecado, corrompidas, corrupci´n, cuerpo, cuerpos de pecado, debilidad, devoción, devociones, Dios, enfermedad, espíritu santo, facultades, glotones, gracia, incapacidad, inconstancia, indignidad, infierno eterno, infinitamente, iniquidad, ira, jesucristo, Jn 12, justicia, levadura, limpa, luces, mala, malas reliquias, mandamientos, mejores acciones, miseria, nubes, Nuestro Señor, oír como si no se oyese, operaciones, orgullososo, pasiones rebeldes, pecado, perezosos, perfección, primer padre, propi voluntad, puro, quotidie morior, rarzón, salvación, san pablo, santísima, sentimientos, sucias, tortugas, tratado, unión, vasija, ver como si no se viese, verdadera, vino, virgen

Parte Primera

DE LA DEVOCIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN
EN GENERAL

Modo de discernir la verdadera devoción a la Santísima Virgen,
de la falsa y aparente

TERCERA VERDAD

78. Nuestras mejores acciones suelen comúnmente ser sucias y corrompidas por el mal fondo que hay en nosotros. Cuando se pone agua pura y limpia en una vasija que huele mal, o vino en una cuba cuyo interior está maleado por otro vino que en ella hubo, el agua clara y el buen vino se malean y toman fácilmente su mal olor. Asimismo, cuando Dios pone en nuestra alma, maleada por el pecado original y el actual, sus gracias y celestiales rocíos o el vino delicioso de su amor, sus dones son ordinariamente maleados y corrompidos por la mala levadura y el mal fondo que el pecado ha dejado en nosotros; nuestras acciones, aun las virtudes más sublimes, se resienten de eso. Es, por tanto, de la mayor importancia, a fin de alcanzar la perfección, que no se adquiere sino por la unión con Jesucristo, vaciarnos de lo malo que hay en nosotros; no siendo así, Nuestro Señor, que es infinitamente puro y detesta infinitamente la menor suciedad en el alma, nos rechazará de ante sus ojos y no se unirá a nosotros.

79. Para despojarnos de nosotros mismos, es menester:
1.º Conocer bien, por las luces del Espíritu Santo, nuestro mal fondo, nuestra incapacidad para todo bien útil a nuestra salvación, nuestra debilidad en todo, nuestra inconstancia siempre, nuestra indignidad para toda gracia y nuestra iniquidad en todas partes. El pecado de nuestro primer padre nos ha maleado, agriado, fermentado y corrompido, como la levadura agría, fermenta y corrompe la maga en que se pone. Los pecados que actualmente cometemos, sean mortales o veniales, por más que estén perdonados, han aumentado nuestra concupiscencia, nuestra debilidad, nuestra inconstancia y nuestra corrupción, y han dejado en nuestra alma malas reliquias. Nuestros cuerpos están tan corrompidos, que el Espíritu Santo los llama cuerpos de pecado, concebidos en el pecado, alimentados del pecado, capaces de todo pecado; cuerpos sujetos a mil y mil enfermedades, que diariamente se corrompen y no engendran más que miseria y corrupción.
Nuestra alma, unida a nuestro cuerpo, ha llegado a ser tan carnal, que se la ha llamado carne: toda carne ha corrompido su camino (Gen. 6,12). -No tenemos por herencia más que orgullo y ceguera en el espíritu, endurecimiento en el corazón, debilidad e inconstancia en el alma, la concupiscencia, las pasiones rebeldes y las enfermedades en el cuerpo. Somos naturalmente más orgullosos que los pavos reales, más adheridos a la tierra que los reptiles, más envidiosos que las serpientes, más glotones que los animales inmundos, más coléricos que los tigres, más perezosos que las tortugas, más débiles que las cañas, más inconstantes que las nubes. No tenemos en nuestro fondo más que la nada y el pecado, y no merecemos de Dios más que su ira y el infierno eterno.

80. Después de esto, ¿debemos sorprendernos de que Nuestro Señor haya dicho que el que quiera seguirle debe renunciarse a sí mismo, y aborrecer su alma; que aquel que ame su alma, la perderá, y que el que la aborrezca, la salvará? (Jn. 12,25). Esta sabiduría infinita, que no establece mandamientos sin razón, no nos ordena aborrecernos sino porque somos dignos en alto grado de aborrecimiento; nada tan digno de amor como Dios, nada tan digno de aborrecimiento como nosotros mismos.

81. 2.º Para vaciarnos de nosotros mismos es menester morir a nosotros mismos todos los días; es decir, es menester renunciar a las operaciones de las facultades de nuestra alma y de los sentimientos de nuestro cuerpo; es menester ver como si no se viese, oír como si no se oyese, servirse de las cosas de este mundo como si no se sirviese uno de ellas, lo cual llama San Pablo morir todos los días: Quotidie morior (1 Cor. 15,31). Si al caer el grano de trigo en la tierra no muere, permanece solo y no produce fruto bueno (Jn. 12,24). Si no morimos a nosotros mismos y si nuestras devociones más santas no nos conducen a esta muerte necesaria y fecunda, no produciremos fruto alguno, y serán inútiles nuestras devociones; todos nuestros actos de justicia estarán mancillados por el amor propio y la propia voluntad, lo que hará que Dios tenga por abominación los mayores sacrificios y las mejores acciones que podamos ejecutar, y a nuestra muerte nos hallaremos con las manos vacías de virtudes y de méritos, y no tendremos una centella del amor puro que sólo se comunica a las almas muertas a sí mismas, cuya vida se esconde con Jesucristo en Dios.

82. 3.º Es menester escoger entre todas las devociones a la Santísima Virgen, la que más nos lleve a esta muerte propia, como que es la mejor y más santificante, porque ni es oro todo lo que reluce, ni miel todo lo dulce, ni lo más factible y practicado por la mayoría es lo más perfecto.
Como en el orden de la naturaleza hay operaciones que se hacen a poca costa y con facilidad, asimismo en el de la gracia hay secretos que se ejecutan en poco tiempo, con dulzura y facilidad, operaciones sobrenaturales y divinas que consisten en vaciarse de sí mismo y llenarse de Dios, y lograr así la perfección.
La práctica que quiero enseñar es uno de los secretos de la gracia, desconocido de la mayor parte de los cristianos, conocido por pocos devotos, practicado y gustado por menos. Para comenzar a descubrir esta práctica, he aquí una cuarta verdad que es consecuencia de la tercera

← Entradas anteriores
diciembre 2025
L M X J V S D
1234567
891011121314
15161718192021
22232425262728
293031  
« Sep    

Introduce tu dirección de correo electrónico para seguir este Blog y recibir las notificaciones de las nuevas publicaciones en tu buzón de correo electrónico.

Unión Seglar de San Antonio María Claret

P. José María Alba Cereceda, S.I.

palba2

Archivos

Categorías

  • Artículos (1.171)
  • Artículos – Contracorriente (919)
  • Carta Dominical (118)
  • Chispicas (266)
  • Cosicas (108)
  • De Hispanoamérica (1)
  • Dominicas (266)
  • El Coladero (1)
  • El nacimiento de la España moderna (75)
  • Francisco franco (176)
  • Guerra Campos (286)
  • Hemos leído (99)
  • Hispanoamérica. La verdad (192)
  • Historia de España (57)
  • Hitos (175)
  • Imagén – Contracorriente (132)
  • La Iglesia vive de la Eucaristia (22)
  • La voz de los santos (154)
  • Magisterio (38)
  • Meditaciones de la Virgen (174)
  • Mensajes de fe (214)
  • Miguicas (265)
  • Mojones (184)
  • Mostacicas (265)
  • Noticas (10)
  • Oraciones (391)
  • P. Manuel Martínez Cano (736)
  • Padre Alba (268)
  • Palabras de Dios (94)
  • Para pensar (27)
  • Pensamientos (99)
  • Pensar es sano (111)
  • Sabaticas (266)
  • Santos (111)
  • Semillicas (265)
  • Sintonía con la jerarquia (184)
  • Uncategorized (1.327)
  • Vida mixta (13)
  • Vida religiosa ayer, hoy y mañana (22)

Ejercicios Espirituales predicados por el P. Cano

Meditaciones y Pláticas del P. José María Alba Cereceda, S.I.

Varios volumenes de apóx. 370 páginas. Precio volumen: 10 €. Pedidos: hnopablolibros@gmail.com

Twitter Papa Francisco

Mis tuits

Twitter P. Cano

Mis tuits

“Espíritu Santo, infúndenos la fuerza para anunciar la novedad del Evangelio con audacia, en voz alta y en todo tiempo y lugar, incluso a contracorriente”. Padre Santo Francisco.

"Si el Señor no edifica la casa, en vano trabajan los que la construyen. (Salmo 127, 1)"

Nuestro ideal: Salvar almas

Van al Cielo los que mueren en gracia de Dios; van al infierno los que mueren en pecado mortal

"Id al mundo entro y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y sea bautizado se salvará; el que no crea será condenado" Marcos 16, 15-16.

"Es necesario que los católicos españoles sepáis recobrar el vigor pleno del espíritu, la valentía de una fe vivida, la lucidez evangélica iluminada por el amor profundo al hombre hermano." San Juan Pablo II.

"No seguirás en el mal a la mayoría." Éxodo 23, 2.

"Odiad el mal los que amáis al Señor." Salmo 97, 10.

"Jamás cerraré mi boca ante una sociedad que rechaza el terrorismo y reclama el derecho de matar niños." Monseñor José Guerra Campos.

¡Por Cristo, por María y por España: más, más y más!

www.holyart.es

Blog de WordPress.com.

  • Suscribirse Suscrito
    • Contracorriente
    • Únete a otros 279 suscriptores
    • ¿Ya tienes una cuenta de WordPress.com? Inicia sesión.
    • Contracorriente
    • Suscribirse Suscrito
    • Regístrate
    • Iniciar sesión
    • Denunciar este contenido
    • Ver el sitio en el Lector
    • Gestionar las suscripciones
    • Contraer esta barra
 

Cargando comentarios...