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Catecismo Social XXXV: Liberalismo, Capitalismo Y Supercapitalismo II

15 martes Oct 2013

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5 -La Iglesia, ¿ha condenado el capitalismo liberal?

La Iglesia propugna la propiedad privada, como garantía de la libertad y dignidad. Pero la Iglesia ha condenado catecismo socialseveramente, no el régimen de capital y trabajo, sino la concentración del dinero en pocas manos, producido por la usura más criminal. Pío XI, reflejando lo que León XIII había ya apuntado contra el capitalismo liberal, escribe en la «Quadragesimo anno»: «Salta a los ojos de todos, en primer lugar, que en nuestros tiempos no sólo se acumulan riquezas, sino que también se acumula una descomunal y tiránica potencia económica en manos de unos pocos, que la mayor parte de las veces no son dueños, sino sólo custodios y administradores de una riqueza en depósito, que ellos manejan a su voluntad y arbitrio. Dominio ejercido de la manera más tiránica por aquellos que, teniendo en sus manos el dinero y dominando sobre él, se apoderan también de las finanzas y señorean sobre el crédito, y por esta razón administran, diríase, la sangre de que vive toda la economía y tienen en sus manos así como el alma de la misma, de tal modo que nadie puede ni aun respirar contra su voluntad». (39).

 

 

6 -Los otros Papas, ¿tienen este lenguaje condenatorio del capitalismo liberal?

Basta hojear el magisterio pontificio. Pío XII dice: «Vemos, de una parte, cómo ingentes riquezas dominan la economía privada y pública, y a menudo también la actividad civil; la otra, la innumerable multitud de quienes, privados de toda directa o indirecta seguridad de vida, no tienen ya interés por los verdaderos y altos valores del espíritu y se cierran a las aspiraciones hacia una genuina libertad» (l-IX-1944).y en otra ocasión, hablaba así acusando a ciertos católicos: «Otros se muestran no menos timoratos e indecisos frente a ese sistema económico que se conoce con el nombre de capitalismo, cuyas graves consecuencias la Iglesia no ha dejado de denunciar. La Iglesia, en efecto, ha señalado no sólo los abusos del capital y del mismo derecho de propiedad que tal sistema promueve y defiende, sino que ha enseñado también que el capital y la sociedad deben ser instrumentos de la producción para provecho de toda la sociedad y medios de apoyo y de defensa de la libertad y dignidad de la persona humana» (23-IX-1950). Juan XXIII, en la «Mater et Magistra», nos dice: «Si el funcionamiento y las estructuras económicas de un sistema productivo ponen en peligro la dignidad humana del trabajador, o debilitan su sentido de responsabilidad, o le impiden la libre expresión de su iniciativa propia, hay que afirmar que este orden económico es injusto aun en el caso de que, por hipótesis, la riqueza producida en él alcance un alto nivel y se distribuya según criterios de justicia y equidad» (83). Y Pablo VI taxativamente afirma: «¡Debe de haber algo profundamente equivocado, radicalmente insuficiente en el sistema mismo, cuando da origen a semejantes reacciones sociales!» (8-VI-1964).O sea, la Iglesia que proclama que la propiedad es de derecho natural, condena «el sistema mismo», que aniquila la propiedad de muchos y la concentra en pocas manos. Lo que es lo mismo, la Iglesia condena el capitalismo como concentración injusta de la propiedad en unos cuantos. Porque este capitalismo no tiene nada que ver con la civilización católica. Es el hijo legítimo del protestantismo, que con la doctrina calvinista predicaba la predestinación para los que tienen abundancia de riquezas. y es cosa sabida que la Iglesia católica fue la que más se opuso a la doctrina del interés del dinero, entendido como usura, tantas veces condenada en la Sagrada Escritura, y que solamente se acepta por títulos externos, justos y proporcionados. Otra cosa es que los católicos hayan sido fieles a la doctrina social de la Iglesia. Pío XI, en la «Divini Redemptoris», lamentaba «la pesada herencia de los errores de un régimen económico injusto que ha ejercitado su ruinoso influjo durante varias generaciones» (SO). El ideal social de la Iglesia es la difusión de la propiedad, de la que es enemigo el capitalismo liberal y el supercapitalismo. «El derecho a poseer una parte de bienes suficientes para sí mismos y para sus familias es un derecho que a todos corresponde» «<Gaudiumet Spes», 69), nos dice el Vaticano II. Y a esta propiedad difundida, en que efectivamente muchos participan, se oponen el capitalismo liberal y el marxismo. Solamente la limitación del arrendamiento -negación y abuso en muchos casos, de la propiedad privada-, la justicia social y la práctica de la limosna o magnificencia, según los módulos de la moral, lo pueden lograr.

 

Cristo Rey

12 jueves Sep 2013

Posted by manuelmartinezcano in P. Manuel Martínez Cano, Uncategorized

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beato juan pablo II, benedicto XVI, Cristo Rey, Gaudiu, Juan Pablo I, Juan Pablo II, león XIII, Lumen Gentium, pablo VI, Pilato, realeza de Cristo, Reino de Cristo, San Pío X, VaticanO II

Su Santidad Benedicto XVI dijo: “ En la misma línea del concilio ecuménico Vaticano II, mis venerados predecesores los siervos de Dios Pablo VI, Juan Pablo I y Juan Pablo II fueron auténticos heraldos de la realeza de  Cristo en el mundo contemporáneo. Y es para mí, motivo de consuelo poder contar siempre con vosotros, sea colegialmente, sea de modo individual, para cumplir también yo esta misión fundamental del misterio petrino” ¡Cuenta con nosotros, Vicario de Cristo! (hoy SS Francisco)

Efectivamente, el Vaticano II, enseña la realeza de Cristo en varios documentos: “La Iglesia, enriquecida con los dones de su Fundador, observando fielmente sus preceptos de caridad, de humildad, de abnegación, recibe la misión de anunciar el Reino de Cristo, de Dios, de establecerlo en medio de todas las gentes, y constituye en la Tierra el germen y el principio de este Reino” (Lumen Gentium, 5) “ En cualquier asunto temporal, deben guiarse por la conciencia cristiana, ya que ninguna actividad humana, ni siquiera de orden temporal, puede sustraerse al imperio de Dios” (Gaudium et spes, 35) Es obligación de toda la Iglesia el trabajar para que los hombres se vuelvan capaces de restablecer rectamente el orden de los bienes temporales y ordenarlos hacia Dios por Jesucristo. Hay que establecer el orden temporal de forma que, observando íntegramente sus propias leyes, esté conforme con los últimos principio de la vida cristiana” (Apostolicam Actuositatem, 7)

En su primera homilía, el beato Juan Pablo II dijo: “Hermanos y hermanas, no tengáis miedo de acoger a Cristo y de aceptar su potestad, ayudad al Papa y a todos los que quieran servir a  Cristo. En nuestro conocimiento y, con la potestad de Cristo, servid al hombre  y a la humanidad entera. No temáis. Abrid más todavía, abrid de par en par las puertas a Cristo. Abrid a su potestad salvadora los confines de los Estados, tanto de los sistemas económicos como los políticos, los campos extensos de la cultura, de la civilización y del desarrollo. No temáis.”  No temamos. Combatamos los nobles combates de la fe, hasta que se establezca en España y ene l mundo entero el Reino Social de Nuestro Señor Jesucristo. ¡Nada sin Dios! Todo impregnado de la ley evangélica de Cristo Rey.

Pilato mandó colocar en la cruz de Cristo una tablilla con estas palabras: “Jesús Nazareno Rey de los Judíos” Se quedó corto. Porque Jesús es rey de todos los hombres, de todos los pueblos, de todas las naciones: “Se me ha dado todo poder en el cielo y en la tierra”. Los males que sufre hoy la humanidad tienen su origen en el rechazo de la realeza de Nuestro Señor Jesucristo y en las implantaciones del totalitarismo democrático.

San Pío X condenó el movimiento francés “Le sillón” abanderado de la democracia contemporánea, porque los demócratas llegan al grado de perversidad de atribuir la soberanía al pueblo. ¡El único soberano es Cristo! Por ello, el Papa dice: “No se levantará la ciudad si la Iglesia no pone los cimientos y dirige los trabajos, no; la civilización no está por inventar, ni la ciudad nueva por construir en las nubes. Ha existido, existe; es la civilización cristiana, es la ciudad católica. No se trata más que de instaurarla y restaurarla sin cesar sobre sus fundamentos naturales y divinos contra los ataques siempre nuevos de la utopía malsana de la revolución y de la impiedad: Omnia instaurare en Cristo” (Nostre charge apostolique, 11)

El Vicario de Cristo, León XIII ya lo había dicho: “Cristo es el Rey y Señor de todo el universo” Y el Papa que convocó el concilio ecuménico Vaticano II, beato Juan XXIII escribió en su encíclica Mater et Magister el 15 de mayo de 1961: “el aspecto más siniestramente típico de la época moderna consiste en una absoluta tentativa de querer reconstruir un orden temporal sólido y fecundo prescindiendo de Dios, único fundamento en que puede sostenerse “…”Sin embargo, la experiencia cotidiana, en medio de los desengaños más amargos y aúna veces entre formas sangrientas, sigue atestiguando lo que afirma el libro inspirado: “Si el Señor no construye la casa, en vano se afanan los que la edifican.”

El afán de España para edificar la casa de Dios, el Reinado Social de Jesucristo, es único y trascendental en la historia de la Iglesia. Hemos combatido contra los enemigos de Cristo y su Iglesia en la Reconquista contra el Islam, en Lepanto contra el truco, contra el protestantismo en Europa, contra la Revolución Francesa, contra el comunismo… Hoy casi la mayoría de los católicos rezan en español. “La evangelización del Nuevo Mundo, es una obra sin par” (beato Juan Pablo II) L’Office Internacional de París tiene como ideal la instauración del Reinado Social de Nuestro Señor Jesucristo. Disertaba uno de sus conferenciantes sobre el tema. Fue interpelado por un tontico que le dijo: “pretendéis una utopía. ¿Cuando ha reinado Jesucristo en la sociedad civil?” Contestación del orador francés: “Cristo reinó en la sociedad civil en la España imperial”.

Ideal que persiste hoy en hombres y mujeres españoles. Queremos que Cristo reine en España y en todo el mundo. Realeza social de Cristo que se conseguirá con el restablecimiento de la verdad en el orden natural y sobrenatural. Verdad que debe inspirar las leyes civiles de los estados, santificar las costumbres de los pueblos, iluminar las enseñanzas en los colegios, institutos y universidades. Verdad que podemos conocer todos los bautizados estudiando la Doctrina social y política de la Iglesia.

 

En una de sus visitas a España, el beato Juan Pablo II, nos dijo: “es necesario que los católicos españoles sepáis recobrar el vigor pleno del espíritu, la valentía de una fe vivida, la lucidez evangélica”. Somos hijos de una raza de héroes, santos y mártires. Miles de nuestros compatriotas murieron defendiendo el Reinado Social de Cristo en España. Murieron gritando la jaculatoria “¡Viva Cristo Rey!”. Ya el 1 de Julio de 1937 nuestros obispos escribían en su carta colectiva: “contamos los mártires por millones”. Sea ese grito sagrado nuestra consigna en esta guerra de Dios que estamos viviendo: ¡VIVA CRISTO REY! ¡VIVA CRISTO REY! ¡VIVA CRISTO REY! ¡VIVA MARÍA REINA!

 

 

P.Manuel Martínez Cano mCR

Catecismo Social XVII: Libertad y Liberalismo II

12 miércoles Jun 2013

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14 de Mayo de 1971, 80 proposiciones más destacadas del liberalismo, anarquismo, ateísmo, autodeterminación, autonomía moral, único absoluto, bien común de la sociedad, calvinismo, capitalismo, captable, carta cardenal Roy1, causa de todas las desgracias de este mundo, causa del ateísmo, centrismo, comunismo, condena, confusionismo, conocer, convivencia, decálogo, democracia cristiana, desenfreno libre, dictadura, dictadura del estado, Dios, disgregación, el individuo se autodetermina hasta el yo elevado a la única realidad, en nombre de la libertad, encierra, entroniza alEstado, esencia de la libertad, espontáneos, existencia de Dios, explotación, familia liberal, fascismo, fe cristiana, fin de la existencia humana, fruto del liberalismo, guerras internacionales, hambree, hombre, ideologías, Iglesia, iluminismo, indiferentistas, instintos, irenismo, jesucristo, legislan, ley, liberales naturalistas, liberalismo, liberalismo católico, liberalismo naturalista, liberalismo total, libertad, libertad humana, mal, maldad intrínseca del liberalismo, maneras de proceder, maritanismo, marxismo, matices del mismo error, matriz, máscaras, moral personal, moral social, naturaleza humana, naturalmente bueno, nazismo, negación, niega, no aceptan, nominalismo, orden económico, orden intelectual, origen y razón de todos los derechos, pablo VI, Papas, pasionales, pío IX, perversión, práctica privadad, prescindir de Dios, presencia de Jesucristo, progresismo, propugna, pureza de la raza, quanta cura, racionalismo, razón humana, rechaza, rechaza a Dios, religiones, religiones iguales, Revelación, se apoya en la razón de la fuerza, secuela del mismo, sentido verdadero de la vida, sentidos, sistemas totalitarios, sobrenatural, sociedad, sofismas, suicidios, sylabus, teoría de la riqueza como signo de la predestinación, todas las ideas pueden ser divulgadas, tragedia, VaticanO II, Verdad, verdad objetivad

6 -Entonces, el liberalismo, ¿qué propugna?

El liberalismo niega la naturaleza humana en su versión auténtica. Pretende que el hombre es naturalmente catecismo socialbueno. Y así entiende que la libertad es la autodeterminación de cada uno, sin tener en cuenta ni a Dios, ni el fin de la existencia humana, ni el bien común de la sociedad. Para el liberalismo, la libertad es lo único absoluto. Todo lo demás se subordina a la misma. Y la familia liberal tiene diferentes máscaras. Desde el liberalismo total que rechaza a Dios como si fuera el mal, al liberalismo naturalista que navega en el confusionismo de que todas las ideologías, religiones y maneras de proceder son dignas de respeto, hasta el liberalismo llamado católico -la democracia cristiana, el maritainisrno, el centrismo, el irenismo, el progresismo- que, junto a la práctica privada de la fe cristiana, se une a aquellos que en el orden social prescinden de Dios y legislan contra el Decálogo, bajo los sofismas de la convivencia, y otros pretextos similares.

 

7 -¿La Iglesia acepta el liberalismo?

No, la Iglesia ha condenado el liberalismo. La «Ouanta cura», con el «Syllabus», de Pío IX, infaliblemente anatematiza las 80 proposiciones más destacadas del liberalismo. Y los Papas, continuamente, hasta Pablo VI en su carta al cardenal Roy, en 14 de mayo de 1971, han repetido esta condena. Se explica: el liberalismo es producto del nominalismo que niega que la razón humana pueda conocer la verdad, del racionalismo que recorta su vuelo a lo puramente captable por los sentidos y rechaza todo lo sobrenatural, del iluminismo que se encierra en la autonomía en lo moral, y del calvinismo con su teoría sobre la riqueza como signo de predestinación. Porque el liberalismo es causa del ateísmo en el orden intelectual, del capitalismo en el orden económico, y también del marxismo como secuela del mismo, así como la disgregación de toda moral personal y social, con sus guerras internacionales, hambre y explotación, así como la tragedia de tantos suicidios y perversión, la Iglesia no puede de ninguna forma transigir con el liberalismo, causa de todas las desgracias de nuestro mundo.

 

8 -Pero, ¿el Vaticano II no ha evolucionado en sentido liberal?

No, el Vaticano II ha definido solemnemente: «Los que profesan este ateísmo afirman que la esencia de la libertad consiste en que el hombre es el fin de sí mismo, el único artífice y creador de su propia historia» (Gaudium et Spes, n. 20). Y esto entraña la condenación absoluta del liberalismo. Los que «afirman que la esencia de la libertad consiste en que el hombre es el fin de sí mismo, el único artífice y creador de su propia historia» son los liberales, naturalistas –o sea, que no aceptan a Dios, su Revelación, Jesucristo, la Iglesia-, indiferentistas -o sea, que imaginan que todas las religiones son iguales y que todas las ideas pueden ser divulgadas-, y los ateos que, lógicamente, ya implantan una dictadura, en nombre de la libertad, para ahogar definitivamente el sentido verdadero de la vida. El Vaticano II es un nuevo compromiso y confirmación de que ni el hombre ni la sociedad, en todas sus manifestaciones, pueden prescindir de Dios ni que sean independientes a Él, como pretenden los liberales, los marxistas, los demócratas cristianos.

 

9 -¿En qué consiste la maldad intrínseca del liberalismo?

En definitiva el liberalismo entroniza al Estado como origen y razón de todos los derechos. Fruto del liberalismo son los sistemas totalitarios. Es liberal el fascismo, porque se apoya en la razón de la fuerza. Es liberal el nazismo, porque se apoya en la pureza de la raza, entendida según módulos meramente fisiológicos. Es liberal el comunismo, porque dogmatiza sus errores y los eleva a la dictadura del Estado en su máxima expresión. Es liberal el anarquismo, porque el individuo se autodetermina hasta el «yo» elevado a única realidad. Son matices del mismo error. Si no se reconoce la existencia de Dios, la presencia de Jesucristo y su ley dentro de la sociedad, todos los sistemas erróneos encuentran su matriz en la negación que entraña un sistema que desconoce la verdad objetiva y deja el desenfreno libre de la libertad humana, a sus más espontáneos y pasionales instintos.

 

 

Catecismo Social XIV

22 miércoles May 2013

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aborto, chesterton, conservar vida, corrupción, decálogo, derecho a la vida, derecho al matrimonio, derecho natural, doctrina católica, elecciones, eutanasia, existencialismo, falsas filosofías, frutos trabajo, homicidio, humana, integridad temporal, intelectual, leyes positivas, materialismoo, moral, mutilación, orden natural, pablo VI, perfeccionarse, procreación, profesional, propagarla, relativismo, religiosamente, robo, salud, sociedad, suicidio, tortura, vida ocial

7 -El orden natural, ¿debe influir en la vida social?

Es su fundamento. Las leyes que hacen los hombres -las que llamamos leyes positivas no pueden contradecir el orden catecismo socialnatural que responde a esas tres imperiosas experiencias: el hombre quiere conservar su vida, quiere propagarla, y quiere perfeccionarse humana, profesional, moral, intelectual y religiosamente. Todo hombre comprende y defiende su derecho a la vida, a la salud, a la integridad temporal, a la posesión de los frutos de su trabajo. El homicidio, el aborto, el robo, el suicidio, la tortura, la mutilación, la eutanasia, contradicen la más primordial inclinación del orden natural. También el derecho al matrimonio, a la procreación, son inclinaciones universales. Contra ellas están la homosexualidad, el adulterio, los anticonceptivos, el divorcio. Es requisito del orden natural que el hombre tenga medios para obrar libre y virtuosamente, así como alcanzar la cultura, la vivienda, la profesión y todo cuanto coadyuve a su perfección.

«El Derecho natural es lo natural para todos, excepto para el que no es natural», sentenciaba Chesterton.

 

8 -Nuestra sociedad, ¿acepta el orden natural?

Evidentemente, en muchos casos, se conculca y pisa el orden natural. Todo eso es fruto de falsas filosofías -materialismo, relativismo, existencialismo-, de la corrupción voluntaria de muchos, de los gobiernos que prescinden del orden natural obsesionados exclusivamente en ganar elecciones, reducir la política a un inmoralismo práctico, y a negar en la vida pública que Dios tiene un Decálogo y unos imperativos que surgen en cuanto no están corrompidos. Las consecuencias de negar el orden natural las demuestran las guerras continuas, los presupuestos militares de las naciones que se comen y consumen las mayores energías de la nación, el aumento de medios policíacos y represivos para ahogar los desórdenes y los terrorismos, y el creciente número de suicidios que en las naciones más descristianizadas, a pesar del nivel de vida, aumentan sin cesar. Tristemente, con una escalada de los suicidios juveniles. Y aquí no hacemos hincapié en que la negación del orden natural tiene trascendencia en orden a la salvación de las almas. Los gobernantes, los responsables de la vida pública -profesores, periodistas, sacerdotes- tendrán que responder mucho ante Dios de este capítulo. Porque lo legal no puede divorciarse de lo ético, o sea, del orden natural y la doctrina católica, en una nación con mayoría de bautizados.

 

9 -¿Quién debe interpretar el orden natural?

Indudablemente la Iglesia tiene también esta misión de defensa del hombre en sus más íntimas esencias y realidades. Dice Pablo VI: «Ningún fiel querrá negar que corresponda al magisterio de la Iglesia el interpretar también la ley moral natural. Es, en efecto, incontrovertible -como tantas veces han declarado nuestros predecesores- que Jesucristo, al comunicar a Pedro y a los apóstoles la autoridad divina y al enviarlos a enseñar a todas las gentes sus mandamientos los constituía en custodios y en intérpretes auténticos de toda ley moral, es decir, no sólo de la ley evangélica, sino también de la natural expresión de la voluntad de Dios, cuyo cumplimiento fiel es igualmente necesario para salvarse» (3-VIlI-1968).

Catecismo Social XI

02 jueves May 2013

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1975, 1979, 28 de Junio de 1978, año internacional del niño, actividades, Carta de las Naciones Unidas, Dios, Ernesto Garrido Jiménez, España, Fondo de las Naciones UNidas para la Infancia, Ginebra, Giovanni Cheli, ISO-Bulletin, L´Osservatore Romano, monseñor, Mr.Henry Labouisse, ONU, Organización Internacional de Normalización, pablo VI, Santa Sede, UNESCO, UNICEF

6 -La UNESCO y la UNICEF, ¿no realizan una labor altamente cristiana?

Contestemos por partes. Referente a la UNESCO, nos unimos a la Declaración de la Liga de los Padres Cristianos -protestantes- de California, de enero de 1956.Dice así:

«La UNESCO es una de las once organizaciones especializadas de la ONU. Ha sido creada después de la ratificación de la Carta de las Naciones Unidas. El nombre puede parecer nuevo, pero el espíritu que anima las actividades de la UNESCO no lo es, pues su espíritu es del ateísmo mismo y del agnosticismo: la negación de Dios. Tanto las Naciones Unidas como la UNESCO están firmemente consagradas a la realización de un gobierno mundial con su plan para una sola religión, una sola ley, un control universal. Esta larga campaña del espíritu del ateísmo y de agnosticismo que es negación y odio a Dios se prosigue, pues, para intentar aniquilar la religión de Cristo por la supresión completa de su enseñanza y de la práctica de sus principios de moral».

Y así existen diversos documentos comprometedores del laicismo anticristiano que preside a esta organización. Referente a la UNICEF, sin negar posibles actuaciones benéficas en algunos aspectos, se debe tener presente que parte importante de su pretendida protección a la infancia, utiliza medios inmorales y antinaturales. Por ejemplo, leemos en el número 4 del volumen 6, de «lSO-BULLETIN»,de abril de 1975,órgano de la «Organización Internacional de Normalización», con residencia en Ginebra, esta noticia:

«Con la asistencia americana, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y la Federación Internacional del Planning Familiar (FIPF), la SIDA proyecta distribuir 850 millones de dispositivos -contraceptivos- en 1975 y 1.500 millones en 1980».

También las palabras de Mr. Henry Labouisse, director ejecutivo de UNICEF, ante la Conferencia Mundial de la Población de Bucarest, como las de Ernesto Garrido Jiménez, presidente de UNICEF en España, publicadas en «Tribuna Médica », de 1 de noviembre de 1974, así como en el diario «Arriba», el 26 de agosto de 1975, no pueden justificarse cristianamente. Bajo banderas de supuesto humanitarismo se esconden monstruosidades incalificables.

 

7 -He leído en «L’Osservatore Romano» que la Santa Sede ha entregado la cantidad simbólica de mil dólares, a través de su delegado permanente, monseñor Giovanni Cheli, para el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia.

Esta noticia es cierta. Pero también lo es que monseñor Cheli manifestó «que esta entrega no significa una adhesión completa a todos y cada uno de los aspectos del programa de la organización». «L’Osservatore Romano» remacha que «la Santa Sede, como ya ha manifestado varias veces, no está de cuerdo en lo que concierne a ciertos programas de la UNICEF relativos a la planificación familiar, que son incompatibles con el respeto a la vida y a la dignidad de la persona humana». Y, ciertamente, son incompatibles. En la publicación «Informes médicos» (serie H, 2), en un trabajo titulado «Métodos de barrera» se comunicaba que la UNICEF ha adquirido preservativos masculinos en cantidades escalofriantes: alrededor de 53 millones y medio

de estos preservativos. Y tal informe no prodiga los otros medios artificiales de contraconcepción, facilitados por estos organismos o similares. En la revista «Cambio 16»,número 280, en un suelto, se informa que UNICEF está repartiendo dispositivos antibaby a dosis masivas, de tal forma que para el año 1980 tiene planeado el reparto de MIL SETECIENTOS MILLONES de unidades anticonceptivas.

 

8 -La Santa Sede nunca ha desautorizado las actividades de la UNICEF.

No hay que desconocer la alocución de Pablo VI el 28 de junio de 1978, al recibir al señor Labouisse, director general del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF). Pablo VI manifestó su «desaprobación a cualquier tipo de proyectos que, directa o indirectamente favorecen la anticoncepción, el aborto o cualquier práctica que no respete el valor supremo de la vida». Previno que con motivo del Año Internacional del Niño -1979- se fomentaran «múltiples iniciativas que no interesan al bienestar de los niños». Y es que UNICEF ha donado píldoras o materias primas equivalentes a más de 12 millones de ciclos, con destino a la isla Mauricio, Pakistán, Singapur, Bangladesh y Chile. Las compras han sido de productos fabricados por la Schering y por la Searle. También han distribuido tabletas efervescentes de la Neo Sampoon Loop. Son palabras también de Pablo VI:

«Toda la sociedad debe resistir enérgicamente, afirmando que el niño tiene el derecho divino a nacer, el derecho a tener una madre y un padre unidos por el matrimonio, y el derecho a vivir en una familia normal. Sería una contradicción si, con ocasión del Año Internacional del Niño, se promovieran actividades cuya esencia y fin fueran acoger desfavorablemente a los niños o impedirles nacer en el seno de la sociedad».

 

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