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Catecismo Social XVII: Libertad y Liberalismo II

12 miércoles Jun 2013

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14 de Mayo de 1971, 80 proposiciones más destacadas del liberalismo, anarquismo, ateísmo, autodeterminación, autonomía moral, único absoluto, bien común de la sociedad, calvinismo, capitalismo, captable, carta cardenal Roy1, causa de todas las desgracias de este mundo, causa del ateísmo, centrismo, comunismo, condena, confusionismo, conocer, convivencia, decálogo, democracia cristiana, desenfreno libre, dictadura, dictadura del estado, Dios, disgregación, el individuo se autodetermina hasta el yo elevado a la única realidad, en nombre de la libertad, encierra, entroniza alEstado, esencia de la libertad, espontáneos, existencia de Dios, explotación, familia liberal, fascismo, fe cristiana, fin de la existencia humana, fruto del liberalismo, guerras internacionales, hambree, hombre, ideologías, Iglesia, iluminismo, indiferentistas, instintos, irenismo, jesucristo, legislan, ley, liberales naturalistas, liberalismo, liberalismo católico, liberalismo naturalista, liberalismo total, libertad, libertad humana, mal, maldad intrínseca del liberalismo, maneras de proceder, maritanismo, marxismo, matices del mismo error, matriz, máscaras, moral personal, moral social, naturaleza humana, naturalmente bueno, nazismo, negación, niega, no aceptan, nominalismo, orden económico, orden intelectual, origen y razón de todos los derechos, pablo VI, Papas, pasionales, pío IX, perversión, práctica privadad, prescindir de Dios, presencia de Jesucristo, progresismo, propugna, pureza de la raza, quanta cura, racionalismo, razón humana, rechaza, rechaza a Dios, religiones, religiones iguales, Revelación, se apoya en la razón de la fuerza, secuela del mismo, sentido verdadero de la vida, sentidos, sistemas totalitarios, sobrenatural, sociedad, sofismas, suicidios, sylabus, teoría de la riqueza como signo de la predestinación, todas las ideas pueden ser divulgadas, tragedia, VaticanO II, Verdad, verdad objetivad

6 -Entonces, el liberalismo, ¿qué propugna?

El liberalismo niega la naturaleza humana en su versión auténtica. Pretende que el hombre es naturalmente catecismo socialbueno. Y así entiende que la libertad es la autodeterminación de cada uno, sin tener en cuenta ni a Dios, ni el fin de la existencia humana, ni el bien común de la sociedad. Para el liberalismo, la libertad es lo único absoluto. Todo lo demás se subordina a la misma. Y la familia liberal tiene diferentes máscaras. Desde el liberalismo total que rechaza a Dios como si fuera el mal, al liberalismo naturalista que navega en el confusionismo de que todas las ideologías, religiones y maneras de proceder son dignas de respeto, hasta el liberalismo llamado católico -la democracia cristiana, el maritainisrno, el centrismo, el irenismo, el progresismo- que, junto a la práctica privada de la fe cristiana, se une a aquellos que en el orden social prescinden de Dios y legislan contra el Decálogo, bajo los sofismas de la convivencia, y otros pretextos similares.

 

7 -¿La Iglesia acepta el liberalismo?

No, la Iglesia ha condenado el liberalismo. La «Ouanta cura», con el «Syllabus», de Pío IX, infaliblemente anatematiza las 80 proposiciones más destacadas del liberalismo. Y los Papas, continuamente, hasta Pablo VI en su carta al cardenal Roy, en 14 de mayo de 1971, han repetido esta condena. Se explica: el liberalismo es producto del nominalismo que niega que la razón humana pueda conocer la verdad, del racionalismo que recorta su vuelo a lo puramente captable por los sentidos y rechaza todo lo sobrenatural, del iluminismo que se encierra en la autonomía en lo moral, y del calvinismo con su teoría sobre la riqueza como signo de predestinación. Porque el liberalismo es causa del ateísmo en el orden intelectual, del capitalismo en el orden económico, y también del marxismo como secuela del mismo, así como la disgregación de toda moral personal y social, con sus guerras internacionales, hambre y explotación, así como la tragedia de tantos suicidios y perversión, la Iglesia no puede de ninguna forma transigir con el liberalismo, causa de todas las desgracias de nuestro mundo.

 

8 -Pero, ¿el Vaticano II no ha evolucionado en sentido liberal?

No, el Vaticano II ha definido solemnemente: «Los que profesan este ateísmo afirman que la esencia de la libertad consiste en que el hombre es el fin de sí mismo, el único artífice y creador de su propia historia» (Gaudium et Spes, n. 20). Y esto entraña la condenación absoluta del liberalismo. Los que «afirman que la esencia de la libertad consiste en que el hombre es el fin de sí mismo, el único artífice y creador de su propia historia» son los liberales, naturalistas –o sea, que no aceptan a Dios, su Revelación, Jesucristo, la Iglesia-, indiferentistas -o sea, que imaginan que todas las religiones son iguales y que todas las ideas pueden ser divulgadas-, y los ateos que, lógicamente, ya implantan una dictadura, en nombre de la libertad, para ahogar definitivamente el sentido verdadero de la vida. El Vaticano II es un nuevo compromiso y confirmación de que ni el hombre ni la sociedad, en todas sus manifestaciones, pueden prescindir de Dios ni que sean independientes a Él, como pretenden los liberales, los marxistas, los demócratas cristianos.

 

9 -¿En qué consiste la maldad intrínseca del liberalismo?

En definitiva el liberalismo entroniza al Estado como origen y razón de todos los derechos. Fruto del liberalismo son los sistemas totalitarios. Es liberal el fascismo, porque se apoya en la razón de la fuerza. Es liberal el nazismo, porque se apoya en la pureza de la raza, entendida según módulos meramente fisiológicos. Es liberal el comunismo, porque dogmatiza sus errores y los eleva a la dictadura del Estado en su máxima expresión. Es liberal el anarquismo, porque el individuo se autodetermina hasta el «yo» elevado a única realidad. Son matices del mismo error. Si no se reconoce la existencia de Dios, la presencia de Jesucristo y su ley dentro de la sociedad, todos los sistemas erróneos encuentran su matriz en la negación que entraña un sistema que desconoce la verdad objetiva y deja el desenfreno libre de la libertad humana, a sus más espontáneos y pasionales instintos.

 

 

La Voz de los Sin Voz XX

07 martes May 2013

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5 de febrero de 1632, aborto, autoridad política, bien comun, bodino, Calderón Bouchet, ciudad, comunidad, Dios, divorcio, doctrina católica, Donos Cortés, educativas, experimentación con embriones, familia, Felipe IV, formación cívlca, formada, fuente de todo poder, gobernantes, gobierno, gremios, iglesia catolica, instituciones culturales, jefe de Estado, Juan Fernando Segovia, ley divina, ley natural, municipio, orden temporal, Papa Urbano VIII, profesor, razón, razón española, revista verbo, santo Tomás, sobrenatural, sociedad política, sociedadf, tertulias, totalitarismos, uniones homosexuales

Pedro: En nuestras últimas tertulias, hemos leído la revista “Verbo”, de formación cívica y acción cultural según el derecho natural y cristiano y la revista Razón Española. El siguiente párrafo lo he sacado del nº 509-510. Es del profesor Juan Fernando Segovia: “El argumento de Santo Tomás, parece irrefutable: así como las inclinaciones básicas del ser humano deben someterse a la razón, que domina y dirige las demás potencias del hombre;  así también la sociedad política debe someterse a la autoridad del príncipe que dirija a los hombres al bien común”.

Salomé: La doctrina católica, afirma que la fuente de todo poder es Dios mismo, y que los gobernantes fuesen elegidos ello no importa, la traslación del poder del pueblo a ellos. El Papa León XIII, decía: “con esta elección (del pueblo), se designa el gobernante pero no se confieren los derechos del poder. Ni se entrega el poder como un mandato, sino que se establece la persona que lo ha de ejercer”.

Santiago: Está claro que el poder político no viene del pueblo sino de Dios; el gobernante debe su cargo y poder no al pueblo sino a Dios, por ley divina y natural. De ahí que el jefe de Estado no tenga poder para hacer leyes contra la ley de Dios.

Santiago: El Papa León XIII enseña, en su encíclica Diuturnum Illud que: “La autoridad solo tendrá esa majestad y fundamento universal si se reconoce que proviene de Dios como fuente augusta y santísima” (nº8). “Porque si el poder político de los gobernantes es una participación del poder divino, el poder político alcanza por esta misma razón  dignidad mayor que la meramente humana” (nº9).

Judit: Toda comunidad tiene necesidad de gobierno. Pero el gobernante no es un legislador absoluto, como decía Bodino y hoy ponen en práctica los totalitarismos liberales democráticos. No se debe legislar contra el orden de las instituciones y buenas costumbres. Contra la arbitrariedad política actual, hemos de defender que existen limitaciones a las leyes positivas, votadas en parlamentos agnósticos y ateos. La ley debe tener limitaciones religiosas, éticas, políticas y jurídicas, tomadas del orden natural, creado por Dios.

Pablo: El poder político, el gobernante, no crea la sociedad, la ordena a su fin que es el bien común. Debe reconocer lo que enseña Santo Tomás de Aquino: “la imposición del orden en la ciudad depende plenamente de aquellos que dominan a la ciudad”, es decir a los magistrados.

Rut: La sociedad está formada por la familia, el municipio, los gremios, la ciudad, las instituciones culturales y educativas… que forman una pluralidad que el gobernante organiza para alcanzar el bien común del país. No como ocurre en las democracias donde los partidos políticos sólo buscan y luchan por su bien particular.

Andrés: El criterio político superior, de la ordenación es la justicia, tarea primordial del gobernante pues el orden político es un orden justo que reconoce y da a cada uno lo suyo. Es muy triste reconocer que la institución democrática más desgraciada es precisamente la justicia.

María: Nuestro gran Donoso Cortés, decía que “en el fondo de todo problema político hay un problema religioso. Un problema de virtud. En su trabajo “Sobre las causas del orden político”, Calderón Bouchet, escribe: “El abandono interno de las virtudes atenta contra la justicia, y por tanto, lesiona el bien común”. Divorcio, aborto, uniones homosexuales, experimentación con embriones, son leyes democráticas que manifiestan la corrupción de esta democracia.

Mateo: Todos los gobernantes deben reconocer las realidades sociales enraizadas en las tradiciones de sus pueblos. Particularmente deben respetar a la Iglesia Católica y facilitar a sus ciudadanos la consecución de su fin último, la bienaventuranza del Cielo. El bien común requiere la subordinación del orden temporal al sobrenatural. Tanto el individuo como la sociedad deben ordenarse a Dios, fin último y bien común absoluto. “Porque la vida buena que en este siglo hacemos, tiene por fin la bienaventuranza celestial, le toca el oficio del Rey para cuidar la vida buena de sus súbditos por los medios que más convergen, para que alcancen la celestial bienaventuranza”: (Santo Tomás de Aquino).

Sara: Estamos a años luz de la España católica que evangelizó y civilizó a 21 naciones. El 5 de febrero de 1632, el Papa Urbano VIII alababa la ayuda a la Iglesia del rey de España, Felipe IV, con estas palabras: “por la defensa y propagación de la misma fe católica en otras regiones se ha visto impedido a hacer tan inmensos gastos, y aun hoy día los hace, que ha agotado no sólo las rentas ordinarias y extraordinarias de sus reinos, pero aun casi los mismos tesoros de esos reinos”

Magdalena, Presidenta

Catecismo Social VIII

10 miércoles Abr 2013

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11, 13 de Abril de 1953, 1Cor.III, 22, actitud, actividades, Anticristo, católico de hoy, catecismo, comunismo, constructores, cristianismo, cristiano, Cristo, cultura, dar vida, desanimada, desorientada, Dios, doctrinas, economía, errores, familiar, fe, fe privada, hijo de la perdición, hombre, humanidad, ideal católico, ideologías, Iglesia, iglesia docente, iglesia jerárquica, incompatibles, infundir esperanza, jesús, jesucristo, liberalismo, marxismo, médicos, Mt.XXIII, natural, orden, orden social, pablo VI, pío XII, pecado grave, política, premura, profano, profesión, profesional, progresiva apostasía, propio, protestantismo, religioso, renacimiento, san pablo, santificarse, sentido cristiano, sin fuerza, sobrenatural, social, templo de Dios, tierra, vida humana, vida personal, virtud, voluntad de Cristo

19 -Así, pues, ¿el cristiano puede limitarse a una vida de fe privada?

No, también el orden social es de Dios. No hay tierra de nadie en las actividades ni en los planos de la política, de la cultura, de la economía. Aunque en sí tengan autonomía estas actividades, jamás son independientes de Dios. El cristiano debe santificarse en su vida personal, familiar, profesional. Pero, también, en la órbita de sus posibilidades, debe proyectarse a la vida social. Porque sin Jesucristo, ni la política, ni la cultura, ni la economía, solucionan los problemas humanos, antes bien los agravan y los complican. Pío XII lo recordó el 13 de abril de 1953, con palabras que restallan como un desafío permanente: «Mirad bien, desde que la humanidad ha efectuado su progresiva apostasía lejos de Jesús, muchos maestros han pretendido sustituirse a El para instruirla y guiarla; muchos constructores han tratado de suministrarle las estructuras necesarias; muchos médicos se han empleado en curarle las enfermedades y llagas. Pero todos, al fin, se han encontrado delante de la humanidad desorientada, desanimada, sin fuerza. Sin embargo, es necesario, con tanta mayor premura, llevar a los hombres a la persuasión de que hay un único maestro, que es Cristo (Mt., XXIII, 11), Y de que sólo en El se puede encontrar la salud del mundo con sus estructuras y del hombre con sus problemas. No hay en ningún otro salud. Un tal estado de cosas reclama la intervención no sólo -como es evidente- de la Iglesia docente y jerárquica, sino también de todos los cristianos empeñados en el campo social. Se trata de subrayar la necesidad de impregnar de sentido cristiano todos los campos de la vida humana. Tal ha sido siempre la voluntad de Cristo y es la expectativa de una parte de la humanidad, cansada de vivir en las construcciones ruinosas del mundo de hoy».

 

20 -¿Cuál es la actitud que debe tener el católico de hoy?

La que nos recuerda Pablo VI: «El cristianismo tiene la virtud de infundir esperanza y de dar vida, y no solamente en su orden propio, el religioso y sobrenatural, sino de infundirla también en el orden profano y natural» (20-XII-1968). y el orden natural y profano está malogrado, destrozado, pervertido principalmente por el liberalismo, en el orden político, y por el marxismo. De ahí que un cristiano no pueda ser ni liberal ni marxista, como ideologías que son incompatibles con la fe. Y que su profesión entraña pecado grave. El ideal católico, en lo personal y en lo social, se expresa para siempre con estas palabras de San Pablo: «Nadie, pues, se gloríe en los hombres, que todo es vuestro; ya Pablo, ya Apelo, ya Cefas; ya el mundo, ya la vida, ya la muerte; ya lo presente, ya lo venidero, todo es vuestro; y vosotros de Cristo, y Cristo de Dios» (1 Cor., III, 22). O sea, todo es para el hombre, pero los hombres somos para Cristo. Ni la vida personal ni la colectividad tienen salvación fuera de Jesucristo, como intentan el liberalismo y el comunismo. Estas doctrinas -simbolizando en ellas todos los errores- son mentiras, barbarie, catástrofe y frente a tanta apostasía, que arranca desde el Renacimiento, pasando por el protestantismo, el liberalismo, el comunismo, Jesucristo triunfará y vencerá a los aliados del Anticristo. Así lo dice San Pablo: «Por lo que hace a la venida de nuestro Señor Jesucristo y a nuestra reunión con El, os rogamos, hermanos, que no os turbéis de ligero, perdiendo el buen sentido, y no os alarméis ni por espíritu, ni por discurso, ni por epístola, como si fuera nuestra, como si el día del Señor estuviera inminente. Que nadie en modo alguno os engañe, porque antes ha de venir la apostasía y ha de manifestarse el hombre de la iniquidad, el hijo de la perdición, que se opone y se alza contra todo lo que se dice Dios o es adorado, hasta sentarse en el templo de Dios y proclamarse dios a sí mismo. ¿Nos os recordáis que, estando entre vosotros, ya os decía esto? Y ahora sabéis qué es lo que le contiene hasta que llegue el tiempo de, manifestarse. Porque el misterio de iniquidad esta ya en acción; sólo falta que el que le retiene sea apartado del medio. Entonces se manifestará el inicuo, a quien el Señor Jesús matará con el aliento de su boca, destruyéndole con la manifestación de su venida. La venida del inicuo irá acompañada del poder de Satanás, de todo género de milagros, señales y prodigios engañosos, y de seducciones de iniquidad para los destinados a la perdición por no haber recibido el amor de la verdad que los salvaría. Por eso Dios les envía un poder engañoso, para que crean en la mentira y sean condenados cuantos, no creyendo en la verdad, se complacen en la iniquidad. Pero nosotros debemos dar incesantes gracias a Dios por vosotros, hermanos amados del Señor, a quienes Dios ha elegido desde el principio para haceros salvos por la santificación del Espíritu y la fe verdadera. A ésta precisamente os llamó por medio de nuestro evangelio, para que alcanzaseis la gloria de nuestro Señor Jesucristo. Manteneos, pues, hermanos, firmes y guardad las tradiciones que recibisteis, ya de palabra, ya por nuestra carta. El mismo Señor nuestro Jesucristo y Dios, nuestro Padre, que de gracia os amó y os otorgó una consolación eterna, una buena esperanza, consuele vuestros corazones y los confirme en toda obra y palabra buena» (II Tes., II,1-17).

 

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