Un buen amigo se entristeció al escuchar una cadena de errores y disparates en la homilía de un sacerdote que estaba de paso en una parroquia. Subió a la sacristía y le manifestó su confusión y perplejidad diciéndole: creo que usted ha dicho cosas contrarias de lo que dice el Papa. La respuesta del sacerdote fue rotunda: el Papa manda en el Vaticano, en esta parroquia manda el cura que me ha dado permiso para celebrar la Eucaristía. Mi amigo, licenciado en psicología, que nunca se altera, se alteró y, a voz en grito, le dijo: En eso también está usted equivocado. ¡El papa manda en el Vaticano, en esta parroquia y en todo el mundo católico!
Este sacerdote está en la onda pastoral del grupo de sacerdotes de centro Europa que publicaron un manifiesto lanzando una llamada a la desobediencia al Papa. En la solemne homilía de la Santa Misa Crismal del año pasado, su Santidad Benedicto XVI se preguntaba si un acto de desobediencia es una manera de reformar o de renovar la Iglesia.
De ninguna manera.
Una rebeldía frente al Sumo Pontífice es una acción cismática que deja fuera de la Iglesia a sus protagonistas. El Papa, como siempre, como Pastor misericordioso, tiene primacía. En la diócesis de Barcelona se dio el caso de Mn. Manuel Pousa quien, después de unas declaraciones lamentables a los medios de comunicación, se arrepintió y pidió perdón.
Pero todos, eclesiásticos y seglares, tenemos la obligación de velar y luchar por la pureza de la doctrina cristiana. Para ello, el Papa ha proclamado el Año de la Fe. Sobre todo en los países de tradición cristiana que están olvidando sus raíces católicas. Los últimos Papas han dicho que estamos ante una apostasía general, como recientemente ha recordado el Obispo de Santander. Tengo para mí que los promotores de esta apostasía son las ideologías liberales, socialistas, comunistas, democráticas, masónicas que propagan partidos políticos sin Dios y los hombres del capitalismo salvaje.
El Cardenal Ratzinger, hoy Su Santidad Benedicto XVI, afirmó: Esta Europa cristiana de nombre, es desde hace cuatrocientos años, la cuna de un nuevo paganismo. La imagen de la Iglesia en la era moderna está caracterizada fundamentalmente en el hecho que se ha convertido en una iglesia de paganos. Ya no se trata como antaño de paganos convertidos al cristianismo, sino de una Iglesia de paganos que se llaman todavía cristianos, pero que en realidad se han convertido en paganos. Ciertamente es necesaria y urgente una nueva evangelización. Porque la corrupción de lo mejor, es lo peor.
El Papa nos ha convocado a una nueva evangelización con testimonios valientes, intrépidos,
sin respetos humanos, hasta en el modo de vestir como nos dijo el Beato Juan Pablo II a los sacerdotes en Valencia. Nuestro celo apostólico debe impulsar a los bautizados a predicar el evangelio hasta el último rincón de España, del mundo entero. El amor apasionado a Cristo y a la Virgen Santísima, tiene que impulsarnos a dar la vida por la Iglesia y por la salvación de las almas. En la beatificación de Sor Restituta Kafka, degollada por los nazis, el Beato Juan Pablo II dijo: Gracias por haber nadado contracorriente del espíritu del mundo. Sí, el mundo, el demonio y la carne son los enemigos a combatir. Combatamos los nobles combates de la fe, como San Pablo y todos los santos.
P. Manuel Martínez Cano, mCR
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