DESESPERADOSu Santidad Benedicto XVI ha manifestado en varias ocasiones su preocupación por la educación de los niños, adolescentes y jóvenes. Estamos, ha dicho el Papa, en una emergencia educativa. Pío XI advirtió la causa primera de esa deformación educativa: el olvido y negación del pecado original. Estas son sus palabras: “La causa de esta crisis es el naturalismo pedagógico que de cualquier modo excluye o aminora la formación sobrenatural cristiana en la instrucción de la juventud; y es erróneo todo método de educación que se funde, en todo o en parte, sobre la negación u olvido del pecado original y de la gracia, y por tanto, sobre las fuerzas solas de la naturaleza humana” (Divini Illius Magistri, 45).

La causa segunda de la deformación y corrupción de los niños, adolescentes, jóvenes y mayores es la llamada Escuela comprensiva: modelo educativo (deformativo) que surgió a finales del siglo XIX en los Estados Unidos. Lo promovieron profesores progresistas que se oponían a que las universidades utilizaran los estudios clásicos como instrumento de selección. Para estos profesores, el niño es un científico autónomo y su educación consiste en darle meramente los instrumentos para que él construya por sí mismo el saber, el conocimiento y la verdad (Javier Barraycoa, Doctor en Filosofía).

El alumno que quiere aprender y realiza el esfuerzo necesario, aprende. Adquirir una ciencia, sin el más mínimo esfuerzo, es una quimera. Sólo se aprende y se educa cuando la relación alumno-profesor llega a la confianza y amistadEl educador vigila y busca siempre el bien del educado. Si para conseguir educar a un hijo o alumno es necesario corregir o castigar, el educador tiene el deber de hacerlo.

El Dr.  Antonio Amado ha dicho que: la corrección está movida por el amor y el que no corrige a sus hijos (o alumnos), los odiaLa verdadera corrección no deja al educado sólo, sino que lo acompaña hacia la verdad. La caridad, como motivo y fin de la educación cristiana, no sustituye el sistema correccional a  base de penas y castigos, sino que busca la corrección fuerte del que odia el mal.

Los grandes pedagogos católicos enseñan que sin la gracia de Dios no hay educación cristiana san juan boscoporque la gracia ilumina el entendimiento y fortalece la voluntad, de tal manera, que se pueden dominar las pasiones desordenadas, herencia del pecado original. San Juan Bosco afirma: La confesión, la comunión frecuentes y la misa diaria son las columnas que deben sustentar el edificio educativo. Y la devoción a la Virgen Santísima, como el mismo santo inculcó a todos sus discípulos.

No puede existir otra completa y perfecta educación que la educación cristiana (Divini Illius Magistri, 5)

P. Manuel Martínez Cano, mCR 

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