En el Sacramento del Perdón, Dios muestra la vía de la conversión hacia él, y nos invita a experimentar de nuevo su cercanía. Es un perdón que se obtiene, ante todo, empezando por vivir la caridad. Lo recuerda también el apóstol Pedro cuando escribe que “el amor cubre la multitud de los pecados” (1ª Pe 4, 8). Solo Dios perdona los pecados, pero quiere que también nosotros estemos dispuestos a perdonar a los demás, como él perdona nuestras faltas: “Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden” (Mt 6, 12). Qué tristeza cada vez que nos quedamos encerrados en nosotros mismos, incapaces de perdonar. Triunfa el rencor, la rabia, la venganza; la vida se vuelve infeliz y se anula el alegre compromiso por la misericordia. Sigue leyendo
Sintonía con la Jerarquía 59
09 jueves Feb 2017
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