En la actual sociedad de consumo, el Adviento sufre por desgracia, una especie de “contaminación” comercial, que corre el peligro de alterar su auténtico espíritu, caracterizado por el recogimiento, la sobriedad y una alegría no exterior sino íntima.
Benedicto XVI
Al nacer en la pobreza de Belén, quiere hacerse compañero de viaje de cada uno. En este mundo, desde que él mismo quiso poner aquí su “tienda”, nadie es extranjero.
Benedicto XVI
¿Estamos ocupados en aparejar posada al huésped que nos va a venir?
San Juan de Ávila
Ha llegado el Adviento. ¡Qué buen tiempo para remozar el deseo, la añoranza, las ansias sinceras por la venida de Cristo!, ¡por su venida cotidiana a tu alma en la Eucaristía! —Ecce veniet! —¡que está al llegar!, nos anima la Iglesia.
San Josemaría
Jesús, el dulce Niño de otro tiempo… en esta noche, en la que él se hizo débil y doliente por mi amor, me hizo a mí fuerte y valerosa.
Santa Teresita
Poco importa que el “lugar” fuese tan pobre como un establo, y que al Hijo de Dios se le hubiesen negado los “espacios más dignos” de aquella ciudad. ¡Aquella cuadra era el Cielo, porque el Cielo es Jesús!
Mons. José Ignacio Munilla
Y, más allá de una sensibilidad quizás un poco superficial en la que se suele vivir la Navidad, nos preguntamos: ¿qué espera el Niño Jesús de nosotros? ¿Cómo acogerle de manera apropiada? ¿Cómo conseguir que Cristo nazca en nuestro corazón?
Un cartujo
Son los días de Navidad y en ellos no tengo más que una enorme soledad… Una pena muy honda… Nadie en quien reposar, enfermo y débil… Ah, Señor, y muy poca fe! Dios mío, Dios mío, eres muy bueno… Tu misericordia perdonará mis olvidos…
San Rafael Arnáiz
