Padre Martínez Cano, m.C.R.

Corazón de Jesús, Unido sustancialmente al Verbo de Dios, ten misericordia de nosotros.

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No, señores eclesiásticos progresistas; no señores democratistas. Nada de teología de la liberación revolucionaria. Al hombre hay que enseñarle a liberarse del pecado, a sanar su alma con los sacramentos y a cumplir la Ley de Dios, los Diez Mandamientos. El infierno existe. ¡Y el Cielo!

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Señores teólogos y teólogas, Cristo no vino a abolir la Ley, vino a perfeccionarla. Es cierto que estas palabras no están grabadas en una grabadora. Están escritas en la Sagrada Escritura. Son palabras de Jesús, Dios hecho hombre. Cumplir la Ley no es rigidez. Es un deber de amor para con Dios.

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Celebramos el Triduo Pascual con cinco monjas de vida contemplativa, una permanentemente la cama. Creo que me acordaré durante mucho tiempo: Recogimiento, sencillez, solemnidad, piedad… y cánticos angelicales. Antes de final de año, se marcharán a otro monasterio de clausura. Hay mayores. La más joven es mejicana, de la Nueva España. Cuando dije ¡Vivan los cristeros! Se alegró muchísimo.

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Los enemigos de Cristo calumnian constantemente a España, nación de eterna cruzada, porque nuestra patria difundió el Evangelio por el Nuevo Mundo, la Nueva Cristiandad. Y lo defendió contra todos los nuevos herejes en cualquier parte de la tierra. España Santa pervive. Siempre defenderá la Ley de Cristo. Aunque los políticos legislen satánicamente.

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El día de Pentecostés, dijo San Pedro: «Todo Israel esté cierto de que el mismo Jesús, a quien vosotros crucificasteis, Dios lo ha constituido Señor y Mesías».

“Convertíos y bautizados todos en nombre de Jesús para que os perdone los pecados, y recibiréis el Espíritu Santo».

“Escapad de esta generación perversa».

“Los que aceptaron sus palabras se bautizaron, y aquel día se les agregaron unos tres mil».

Hermanos predicadores, prediquemos la Verdad. Si duele y escuece, es buena señal. El único Salvador del mundo es Jesucristo.