Don Manuel

San Miguel, poderosísimo príncipe de las milicias del Señor, ruega por nosotros.

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Negarse a sí mismo, es la puerta que abre el cielo.

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El rigorismo del laxismo campante, tiene raíces infernales.

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Nadie merece que Dios le ame. Pero Dios nos ama siempre.

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Los sabihondos de este mundo, se hunden en sus cienos y miserias.

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Una mentira es como un caramelo que sabe bien pero envenena.

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Las llamadas libertades democráticas son autopistas que llevan al infierno.

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Por la amistad de Dios con las almas, reciben los hombres luces y sabiduría divinas.

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La democraca ni votarla ni tocarla. Huele a infierno. Sobre todo en sus abortorios.

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Los humildes, cuando se dan cuenta de sus errores y equivocaciones, piden perdón.

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Dios es Padre, es verdad. También es nuestro amigo, lo dijo Jesús, Dios hecho hombre.

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La gente es generosa varias veces han intentado regalarme un móvil. Mi respuesta: no sé cómo funciona.