El Consiliario
*Jesús, luz verdadera, ten misericordia de nosotros.
*Dios no quiere destruir el universo que Él creó. Quiere renovarlo.
*Hay que combartir los nobles combates de la fe. Después vendrá la victoria. Y la vida de eterna felicidad.
*Ternura, compasión, buenísmo… un sueño de verano, que acabará en tormenta, si el Señor no lo remedia.
*La sana laicidad es un círculo- cuadrado. Cristo dijo el que no está conmigo esta contra mí. También en política.
*Bastantes eclesiásticos no se han enterado de que no se puede ser masón y católico. Ellos dicen que sí, como los demonios.
*Después del Concilio Vaticano II, ochenta mil sacerdotes, traicionaron a Cristo y renegaron de su sacerdocio. ¿Alguien lleva las cuentas de estos tiempos tenebrosos? Cristo purifica a su iglesia.
MADRE: Apoyados filialmente en humanidad, nos atrevemos a pedirte la gracia de consagrarnos a ti.
1º La voluntad de Dios. -Hemos llegado al término de estas meditaciones… y éste no puede ser otro que el de animarnos a trabajar por nuestra santificación…, el aumentar de día en día la santidad de nuestra alma… «Esta es la voluntad de Dios, dice San Pabló, que os santifiquéis.» -Esta fue su divina voluntad en la Santísima Virgen y lo es en todos nosotros… Nada pues, mejor podemos tratar como corona y resumen de todas estas meditaciones que el tema de -la santidad.
Señor Jesús misericordioso:
*Sin Dios nada. Ni Cielo, ni infierno, ni universo, ni mosquitos, ni hombres, ni mujeres… ¡Están locos, endemoniados! Nacemos neutros y si queremos abortar, abortamos al niño que iba a nacer.