Una Epopeya misionera
Padre Juan Terradas Soler C. P. C. R
La Leyenda Negra en nuestros días (11)
En otras historias se exorbita, sí, el celo del misionero, pero no por admiración del misionero, sino para minimizar el papel importante que jugaron en la conquista espiritual de América las ansias apostólicas de toda una nación, desde el supremo monarca hasta el último colono.
En un manual moderno de historia de la Iglesia, por otra parte benemérito de la causa católica, se reduce únicamente a este somero y raquítico juicio, en parte torcido, toda la maravillosa obra de España católica en el Nuevo Mundo:
“Con los barcos de España y Portugal, la fe cristiana abordaba a aquellas nuevas regiones: benedictinos, dominicos y franciscanos se disputaron el honor de ir a llevar los beneficios de la civilización y de la fe a aquellos lejanos pueblos. El más ilustre entre los misioneros de América fue el dominico Las Casas: se constituyó en defensor de los indios contra la avaricia y la crueldad de los europeos invasores, y llegó a ser el primer Obispo de Méjico”.
*Si no somos humildes, somos pavos reales, muy pavos.