
¡Oh, Señora mía! ¡Oh, Madre mía! Yo me ofrezco enteramente a Vos; y en prueba de mí filial afecto os consagro en este día mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón; en una palabra, todo mí ser. Ya que soy todo vuestro(a), oh Madre de bondad, guardadme y defendedme como cosa y posesión vuestra. Amén.
Ella era mi Madre del Cielo y lo sigue siendo y en un recordatorio que me hicieron puse. «Siempre tuya Madre mía» ¿y tú le quieres mucho a la Virgen? ¿Acudes a Ella con frecuencia para que te ayude a estudiar, para que seas un buen amigo de tus compañeros, en fin… para parecerte un poquito a tan buena Madre? ¿Le rezas el Ave María que es su oración preferida? Vamos a hacer un trato, cada día cuando despeguemos los ojos para levantarte tu primer pensamiento será para la Virgen y rezaras tres Avemarías cada día y también para acostarte?
Ayudaba a la Parroquia de San Ildefonso a la que pertenecía; iba todos los días a Misa, me gustaba darles cosas a los pobres, visitaba a los enfermos de la parroquia y daba el catecismo de los niños.

Vivimos en la Sociedad del buenismo. Hagamos lo que hagamos, nos portemos como nos portemos, como Dios es Padre e infinitamente bueno, la salvación es universal y nos alcanzará a todos. Y por ello no queremos enterarnos cuando nos encontramos con textos en los evangelios que contradicen lo que acabo de decir. (Eulogio López – HISPANIDAD)
*Qué más da que te digan fascista o tonto. La verdad hay que decirla siempre.