Pablo
Violento rechazo
Pero aquel rechazo violento “de entrada” -según la clave interpretativa de la historia de Marx- a toda refutación teórica, se realiza hoy, en el espíritu democrático y civilizado moderno, en los absolutos categóricos del lenguaje demagógico. El irracionalismo de la imposición a priori de la ideología marxista es patente en ciertas palabras que parecen ocupar un lugar divino en el lenguaje, de tal modo que al ser cuestionadas, uno recibe un violento rechazo por parte de la mayoría de los círculos sociales en que nos movemos, una agresividad animalesca, como si el tema hubiese estado indiscutiblemente zanjado de antemano. (María de los Ángeles Viveros – Pedro del Río – CRISTIANDAD)
Jesús les dice hijos del diablo
Pero dado que Jesucristo es “el camino, la verdad y la vida” (Jn 14, 6), renunciar a Cristo es renunciar a la verdad y la vida. Se nos ha anunciado que en el nuevo periodo parlamentario va a ser ley nacional la ley sobre ideología de género que rige ya en muchas comunidades autónomas. Ahora bien Jesús llama hijos del diablo a los que cumplen estas tres condiciones: no creer en Él, como tanta gente presume incluso de ello, ser homicidas (¿qué es el aborto?) y decir la mentira (¿qué pasa con el relativismo y la mentira?) (cf. Jn 8,37-44). (Pedro Trevijano Etcheverría)
Es nuestro deber
Pero no todo vale. La Palabra de Dios permanece para siempre. Esa Palabra nos advierte del acoso que la Iglesia sufriría por parte de los falsos maestros. Debemos resistir al mal, sobre todo cuando está enquistado dentro del Pueblo de Dios. Es nuestro deber «combatir por la fe transmitida de una vez para siempre a los santos» (Jud 3). No prevalecerán. Y a los modernistas, os pregunto: ¿De verdad pensabais que íbamos a quedarnos parados, impasibles, mientras destrozáis, prostituís, acosáis y pretendéis enterrar la fe de nuestros padres, de nuestros santos, de nuestros papas y concilios? Ni en sueños. ¡Viva Cristo Rey! (Luis Fernando Pérez – INFOCATÓLICA)
El poder de la propaganda
El poder de la propaganda, especialmente la televisiva, es tal que pueden convencer a niños, jóvenes y adultos poco formados, de que es correcta cualquier aberración, incluso matar a un inocente y de que es aberrante cualquier comportamiento coherente y conforme a los valores de nuestra civilización, como eran hasta hace bien poco, la vida, la familia, la libertad, el esfuerzo, la solidaridad y el respeto. (Carlos González Flórez – EL PAN DE LOS POBRES)
La perversión
Ireneo -¿dónde está hoy nuestro Ireneo?- lideró a los obispos cristianos dando una respuesta teológica al marcionismo, y lo hizo sin timidez, apuntando al problema real. Los herejes, dijo, «se defraudan a ellos mismos a través de sus opiniones perversas y conducta infame». Lo uno está conectado con lo otro, no lo neguemos. Ortodoxia, por supuesto, no es garantía de buena voluntad o buen comportamiento. ¡Todos sabemos demasiado bien que puede encubrir todo tipo de fraude y maldad! Pero la heterodoxia realmente lleva a la perversión, aunque pueda ser lenta en revelarse. (Douglas Farrow)
Pudor y castidad (62)
Quien lea, por ejemplo, las Confesiones de San Agustín, comprueba que la gracia no solamente le ha dado luz de fe y fuerza de caridad para quebrar sus vínculos con la lujuria, sino que le ha dado sobreabundantemente lo que pide el Salmo 50: “lava del todo mi delito, limpia mi pecado; oh Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu firme”. De tal modo ha encendido el Espíritu Santo el fuego del amor a Dios en el corazón enamorado de Agustín, que ha reducido a cenizas toda su mala vida pasada. Ni siquiera le quedan cicatrices en el corazón. (José María Iraburu)
Reconquistar la religión
Actualmente vemos que una gran cantidad de batallas pro-vida y pro-familia en occidente no prosperan como deberían pese a una activa militancia de los católicos en ellas; ¿cree que en parte se debe a que se enfocan casi exclusivamente en estos temas, descuidando otros frentes de los que ellos dependen? Si sólo nos centramos en nuestros objetivos pro-vida, pro-familia, y dejamos que el otro lado tome todo lo demás: cultura, educación, política, medios de comunicación, entretenimiento, justicia, administración, economía, entonces no podremos defender la vida y la familia por mucho tiempo. La defensa de la vida, la familia y la moral es muy importante, pero hay más que defender. Se trata de la Civilización Judeo-Cristiana, nada menos. (María Virginia Olivera de Gristelli – CÁRITAS in VERITATE – INFOCATÓLICA)
*Los hombres hacemos cosas pequeñísimas y Dios las eleva a méritos sobrenaturales.
Muchos suponen, desde afuera, que las facilidades se obtendrían a costa de la libertad. Desde dentro, la historia está muy clara. La Iglesia no concibe su libertad como simple independencia, sino como libertad para cumplir su misión. La creación de condiciones propicias y la protección no se contraponen a la libertad; según el Concilio Vaticano II son la dimensión positiva de la libertad civil religiosa, lo que la hace efectiva. La posibilidad efectiva de educar en la fe a todos sus hijos es la suprema expresión de la libertad de la Iglesia; y es un hecho notorio, por ejemplo, que en la libre Francia, por razón de la política escolar del Estado, la Iglesia como comunidad sólo conseguía dar formación catequética a menos del 10 por 100 de los bautizados. Y basta un mínimo cambio en la jornada de vacación semanal de las escuelas para eliminar esa reducida posibilidad (19). La «protección» española garantizaba la posibilidad total. Y aplicaba además algo que ha proclamado el Concilio: 
