Que el Dios de la paciencia y del consuelo os conceda tener entre vosotros los mismos sentimientos, según Cristo Jesús; de este modo, unánimes, a una voz, glorificaréis al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo. Por eso, acogeos mutuamente, como Cristo os acogió para gloria de Dios. Pero nosotros, según su promesa, esperamos unos cielos nuevos y una tierra nueva en los que habite la justicia. Por eso, queridos míos, mientras esperáis estos acontecimientos, procurad que Dios os encuentre en paz con él, intachable e irreprochable, y considerad que la paciencia de nuestro Señor es nuestra salvación, según os escribió también nuestro querido hermano Pablo conforme a la sabiduría que le fue concedida. (2ª San Pedro 3, 13-15)
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De mi parte queda establecido el siguiente decreto: Que en todos los dominios de mi reino se respete y se tema a Sigue leyendo