Contracorriente

~ Blog del P. Manuel Martínez Cano, mCR

Contracorriente

Archivos de etiqueta: Ave María

Mercedes, Alma Angelical

10 miércoles Abr 2013

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En primera hora del jueves santo, Mercedes voló al Cielo, con la mano fuertemente entrelazada de su marido, Pablo. Mercedes pasó por este mundo incontaminada, limpia, pura. Era un alma elegida por Dios para reparar los pecados de la humanidad y consolar al Sagrado Corazón de Jesús nuestro Rey y Señor.

Su máxima espiritual, su ideal permanente era: “Lo importante es salvar almas y consolar a Jesús, nuestro Señor”. Se lo oí decir infinidad de veces.

Conocí a Mercedes cuando tenía 12 años, niña piadosa, sencilla, alegre. Adolescente católica, cooperaba en las actividades parroquiales. Joven militante de la Unión Seglar de San Antonio María Claret; fidelísima a la enseñanza del P. José María Alba Cereceda, S.J. Santa Misa, oración y rosario diarios; reunión de revisión de vida semanal; retiro y Cenáculo mensual; Ejercicios Espirituales ignacianos, cada año. Contrajo matrimonio con Pablo y siempre se les vio muy unidos durante 32 años. Delegados de la buena prensa, plantaban sus mesas con libros, rosarios, estampas, calendarios, casetes, Ave María en las parroquias y en las actividades de la Unión Seglar.

El cáncer entró en su vida hace dos años y dos meses, una operación, sesiones de quimioterapia, continuos ingresos en el hospital. Pablo decidió dejar el trabajo para cuidar a Mercedes. Se ofrecieron como sacristanes al Mossén de la parroquia y también vendían libros, rosarios, estampas a la entrada de la Iglesia.

Su último ingreso en el hospital fue hace un mes y medio. Los médicos decían que le quedaban pocos días de vida, que se prolongaron más de lo previsto. Tanto médicos como enfermeras, estaban admirados de la serenidad y paz de Mercedes. Siempre que le preguntaban contestaba lo mismo: estoy bien. «Nunca hemos visto un caso igual», decían médicos y enfermeras. Y es que Mercedes había aprendido muy bien en los Ejercicios Espirituales que todo viene de Dios: “salud o enfermedad, riqueza o pobreza, vida larga o corta”: Murió a los 53 años.

Pablo no dejó sola a Mercedes ni de noche ni de día. Varias veces me dijo: “nunca he sentido tanta paz, gozo y alegría acompañando a mi esposa, Mercedes es un regalo divino”. El rostro deformado por la enfermedad, transmitía su intensa vida sobrenatural a raudales, anticipo de la eterna felicidad del Cielo, de la que creemos ya participa. Dios, Padre Todopoderoso y misericordioso, no le ahorró dolores físicos y sufrimientos espirituales para llevársela consigo a su Reino eterno.

 

P. Manuel Martínez Cano mCR

Catecismo Social I

21 jueves Feb 2013

Posted by manuelmartinezcano in Uncategorized

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Prólogo

Escribió Juan Pablo II en «Signo de contradicción”: “Las peores situaciones son la fotoaquellas en las que falta la claridad. En ellas desaparecen los confines entre el bien y el mal y reina el caos”. Para subsanar esta autén­tica tragedia, el mismo Juan Pablo II ha dicho a los obispos de los Estados Unidos: “Que el sagrado depó­sito de la doctrina cristiana sea custodiado y enseña­do en forma cada vez más eficaz. El sagrado depósito de la Palabra de Dios que la Iglesia nos entrega, cons­tituye el gozo y la fuerza de la vida de nuestro pueblo. Es la única solución pastoral de los muchos problemas de hoy día. Presentar este sagrado depósito de la doc­trina cristiana en toda su pureza e integridad, con to­das sus exigencias y todo su poder, es una responsa­bilidad pastoral santa; es, además, el servicio más su­blime que podemos prestar”

En esta línea está pensado y escrito este libro, debido a la pluma del sacerdote y publicista bien conocido, Mn. José Ricart Torrens. Responde plenamente a las exi­gencias de la misión de la Iglesia en nuestros días: “La Iglesia, tratando de mirar al hombre como con los ojos de Cristo mismo, se hace cada vez más consciente de ser la custodia de un gran tesoro, que no le es lícito dilapidar, sino que debe acrecentar continuamente. En efecto, el Señor Jesús dijo: El que no está conmigo está contra mí. El tesoro de la humanidad, enriquecido por el inefable misterio de la filiación divina, de la gracia de adopción en el Unigénito Hijo de Dios, mediante el cual decimos a Dios Abba, ¡Padre!, es también una fuerza poderosa que unifica a la Iglesia, sobre todo desde dentro, y da sentido a toda su actividad. (“Re­demptor hominis», 18). Y es el mismo Papa que enseña: “En este campo del conocimiento humano, que conti­nuamente se amplía y al mismo tiempo se diferencia, también la fe debe profundizarse constantemente, ma­nifestando la dimensión del misterio revelado y ten­diendo a la comprensión de la verdad, que tiene en Dios la única fuente suprema. Si es lícito -y es nece­sario incluso desearlo- que el enorme trabajo por des­arrollar en este sentido tome en consideración un cierto pluralismo de métodos, sin embargo dicho tra­bajo no puede alejarse de la unidad fundamental en la enseñanza de la fe y de la moral, como fin que le es propio”. (“Redemptor hominis», 19).

Esta es la temática del «CATECISMO SOCIAL» que ofrecemos a los lectores. Una disposición altamente pedagógica presenta toda la selva de las ideologías contradictorias de nuestra hora en forma de diá­logo, con preguntas incisivas y respuestas concretas. Es un tesoro de doctrina que ya existe dispersa en el Evan­gelio, el magisterio pontificio y la experiencia históri­ca, comprobando a la luz de la fe, la valoración de los falsos sistemas y la verdad de la vida cristiana, con toda su proyección. Frente a los que han propugnado un falso sobrenaturalismo, desgajado de lo social, y a los que obsesivamente han vaciado el Evangelio en un temporalismo inhumano, otra vez -como siempre­- resplandece la fecundidad de la vocación personal a la santidad y la finalidad de la sociedad humana que no puede alcanzar sus metas y el bien común verdadero sin el Reinado social de Jesucristo.

Este libro sirve para todos. No está adosado a nin­guna clase social, edad, clan ni estamento. Diríamos que está indicadísimo para nuestra juventud que tiene que soportar toneladas de errores acumulados por ge­neraciones mayores, y que no tiene un instrumento de discernimiento a la mano. Este libro puede ser una excelente guía para esta juventud, a fin de que se inicie con el conocimiento más profundo del mensaje evan­gélico sobre el hombre y sobre la sociedad. Y sólo en el calor de la verdad encontraremos el clima del rejuve­necimiento que reclama el mundo en que vivimos. Es cosa cierta que la vejez del liberalismo y del marxis­mo ya no nos sirven. Como tampoco un cristianismo aburguesado, sofisticando el orden de la sociedad, el sentido de la autoridad, el papel de la participación po­pular, y las grandes coordenadas de la justicia, sola­mente posible en el entendimiento de la sociedad tal como Dios la quiere.

Juan Pablo II, enseñaba en Santo Domingo -cami­no de su peregrinación a Méjico-, el pasado 25 de ene­ro: “La Iglesia, experta en humanidad, fiel a los signos de los tiempos, y en obediencia a la invitación apre­miante del último Concilio, quiere hoy continuar su misión de fe y de defensa de los derechos humanos. In­vitando a los cristianos a comprometerse en la cons­trucción de un mundo más justo, humano y habitable, que no se cierra en sí mismo, sino que se abre a Dios”. Y no podemos dejar de recordar que este “CATECIS­MO SOCIAL” está editado por la revista “AVE MARIA”, de tan larga y profunda solera mariana y popular. Con Juan Pablo II repetimos: “La caracte­rística de este amor materno que la Madre de Dios in­funde en el misterio de la Redención y en la vida de la Iglesia encuentra su expresión en su singular pro­ximidad al hombre y a todas sus vicisitudes”, (“Re­demptor hominis”, 22),

“CATECISMO SOCIAL” es consecuentemente una convocatoria actual, a la altura del magisterio de Juan Pablo II, escrito con espíritu misionero, impregnado de la convicción que “nadie como María” -frase del Papa- nos lleva a Jesucristo, a su reinado, a las efu­siones divinas de la Redención. Con un tono muy vivo se nos recuerda lo que el cardenal Pie dijo certeramen­te: “Se ha ensayado todo; ¿no habrá llegado la hora de ensayar la Verdad?” De ahí que “CATECISMO SO­CIAL” debe convertirse en pan intelectual y fuego en los corazones. “En el poder de la Palabra de Dios encon­tramos energía para promover la justicia, testimoniar el amor, defender la sacralidad de la vida y proclamar la dignidad de la persona humana y su destino tras­cendente», decimos con Juan Pablo II. (A los obispos de Canadá). Este es el fondo y la perspectiva de este “CATECISMO SOCIAL”. Nos podemos felicitar.

José María Alba Cereceda, S.I.

Consiliario de la revista “AVE MARIA”

 

¿Ángela ha muerto?

23 miércoles Ene 2013

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No. Ángela no ha muerto. Ha entrado en la Vida Eterna. Yo no muero, entro en la Vida (Santa Teresita del Niño Jesús). Yo quiero ver a Dios y para verlo es necesario morir (Santa Teresa de Jesús). ¡Qué consuelo siente mi alma al pensar en la muerte! ¡Veré a mi Dios cuando muera! (Santa María Micaela). Deseo partir y estar con Cristo (San Pablo) ¡Cuán dulce es morir después de haber tenido en esta vida verdadera devoción  al Corazón de Jesús que nos ha de juzgar! (Santa Margarita María). Y Ángela era devotísima del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María. Ella ya contempla lo que Ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni vino a la mente del hombre lo que Dios ha preparado para los que le aman. (1 Cor 2, 9).

Conocí a Ángela cuando tenía 18 años y ha muerto a los 65. Y la conocí bien. Fidelísima a su padre espiritual, el jesuita José María Alba, no le abandonó ni un instante, cuando la ira de Satanás desencadenó una tempestad de calumnias  contra el Padre Alba y su Obra. Todas sus amigas abandonaron al padre, menos ella y tres más.

Ángela conocía perfectamente sus limitaciones y defectos, que combatía con la espiritualidad ignaciana del agere contra y el vencimiento propio. Amaba de corazón a Cristo y tenía muy presentes las palabras del Señor: El que quiera seguirme que se niegue a sí mismo, coja su cruz cada día y me siga.

Su piedad era profunda, dogmática y litúrgica: Santa Misa, oración, rosario, lectura espiritual, visita al Santísimo, examen de conciencia… diarios. Reunión semanal en el Centro, retiro, cenáculo y adoración nocturna mensuales. Ejercicios Espirituales de San Ignacio anuales, campamentos de verano en los que muchas adolescentes y jóvenes aprendieron de sus charlas a ser mujeres, cristianas y santas. El verano pasado, me dijo su hijo José María, que tenía problemas laborales para ir al Campamento el primer día. Lo consultó con su madre. Respuesta: José María, arréglate como puedas, pero tienes que ir el primer día, tus hijos necesitan vivir en ese ambiente. Y sus hijos tenían unos pocos meses y un par de años. Sí, así debe ser.

Secretaria de la Unión Seglar de San Antonio María Claret, eficacísima. Siempre trabajando. Organización de los Ejercicios Espirituales, campamentos, concurso de belenes, peregrinaciones, mercadillo misionero, gran propagandista de nuestra revista Ave María, departamento de librería … Y generosa, muy generosa, en sus donativos para ayudar a la Iglesia en sus necesidades.

Esposa y madre de familia modelo. Junto con su esposo Manuel María Doménech hicieron de su hogar una iglesia doméstica, donde toda la familia reza unida y vive el evangelio de Cristo. En este hogar cristiano no entró la televisión, ni periódicos o revistas mundanos. Sus cuatro hijos han seguido en todo la fe y vida de sus padres. Dos se han casado como Dios manda y viven en sus hogares como aprendieron de sus padres; el pequeño ya tiene novia, muy católica; y el mayor es sacerdote, misionero de Cristo Rey. De muy pequeños tenían que hacer cada día 60 kilómetros para ir al Colegio Corazón Inmaculado de María, que no está subvencionado.

Ángela era Católica, Apostólica y Romana. De soltera fue Hija de María y, de casada, de la Congregación de la Madre del Amor Hermoso. Patriota siempre y en todo. Amó a nuestra Patria, España, con todo su corazón, como nos enseñó el padre Alba: Amar sin reserva a España, mi Patria, la nación de eterna Cruzada, relicario de santidad, sublime escuela de tradiciones (…)  Honrar la memoria de los santos, misioneros, cruzados, conquistadores y figuras gloriosas de nuestra historia, y de todos los mártires de España que ofrecieron su vida por una España católica (…) Alimentar mis días con la consigna: Por Cristo, por María, por España, más, más, más.

Desde jovencita hasta su muerte, jamás tuvo contacto con la mundanidad y frivolidad de las costumbres paganas. Siempre vistió sencilla y modestamente, nunca rindió culto a la diosa moda que a tantas bautizadas está pudriendo. Han de venir unas modas que ofenderán mucho a Nuestro Señor. La personas que sirven a Dios no deben andar con la moda. La Iglesia no tiene modas. Nuestro Señor es el mismo (Beata Jacinta de Fátima). La modestia en el vestir es una virtud cristiana y el pudor también. Su ejemplo perdurará siempre.

Ángela, tranquila. Estamos todos muy contentos. Desde el mismo momento que me enteré de tu salida de este mundo se va confirmando en mi entendimiento la idea de que, a partir de ahora, voy a ser mejor sacerdote. Creo firmemente en el dogma de la Comunión de los Santos.

P. Manuel Martínez Cano, mCR

 ** TODOS LOS MIÉRCOLES, DÍA DE SAN JOSÉ, DIOS MEDIANTE, SON PUBLICADOS NUEVOS ARTÍCULOS **

Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen María II

09 miércoles Ene 2013

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altísimo, apóstol, Ave María, caridad, demonios, espíritu santo, jesús, jesucristo, maría, mundo de dios, nunquam satis, paraíso terrestre, rey, santa ciudad de Dios, Santos, Satanás

Introducción (continuación)

coronaciondelavirgen

6. La divina María, lo digo con los Santos, es el paraíso terrestre del nuevo Adán, en la que Jesús tomó carne por obra del Espíritu Santo para obrar en él maravillas incomprensibles. Es el grande y maravilloso mundo de Dios, en el que hay bellezas y tesoros inefables. Es la magnificencia del Altísimo, en la que ha ocultado como en su seno a su Unigénito, y con él cuanto hay de más excelente y de más precioso. ¡Oh, y qué de cosas grandes y ocultas ha hecho ese Dios poderoso en esta criatura admirable! Como Ella misma se ve obligada a decirlo a pesar de su profunda humildad: Hizo en mí grandes cosas el Poderoso (Luc. 1,49). El mundo no la conoce, porque es incapaz e indigno de conocerla.

7. Los Santos han dicho cosas admirables de esta Santa Ciudad de Dios, y nunca han estado más elocuentes ni más satisfechos que cuando han hablado de Ella. Así, todos a una exclaman que la altura de sus méritos, que la han elevado hasta el trono de la Divinidad, no se puede percibir con la vista; que la anchura de su caridad, más extensa que la tierra, no puede medirse; que la grandeza de su poder, que se extiende hasta sobre el mismo Dios, no puede comprenderse, y, en fin, que lo profundo de su humildad, como de todas sus virtudes y de todas sus gracias, que son un abismo, no puede sondearse.

8. ¡Oh altura incomprensible! ¡Oh anchura inefable! ¡Oh grandeza desmedida! ¡Oh abismo impenetrable! Todos los días, del uno al otro confín de la tierra, en lo más alto de los cielos y en lo más profundo de los abismos, todo pregona, todo publica a la admirable María. Los nueve coros de Ángeles, los hombres de todas edades, condiciones y religión, buenos y malos, hasta los demonios mismos, se ven obligados a llamarla Bienaventurada, de buen o mal grado, por la fuerza de la verdad. Todos los Ángeles en los cielos la proclaman incesantemente, según San Buenaventura: Santa, Santa, Santa María, Virgen madre de Dios, y la ofrecen millones de millones de veces todos los días la salutación de los Ángeles: Ave María; y se prosternan ante Ella, y le piden por gracia que los honre con alguno de sus mandatos. San Miguel, a pesar de ser el príncipe de toda la corte celestial, es el más celoso en rendirle y en hacer que se le rinda todo género de honores, siempre esperando el tener la honra de ir, a su voz, a socorrer a alguno de los servidores de María.

maria llena de gracia9. Toda la tierra está llena de su gloria, particularmente entre los cristianos, entre los que se la tiene por tutelar y protectora en varios reinos, provincias, diócesis y ciudades. ¡Cuántas catedrales consagradas a Dios bajo su nombre! Ninguna iglesia sin un altar en su honor; ninguna comarca ni cantón en donde no haya alguna de sus imágenes milagrosas, y en donde se curan toda clase de males y se consigue toda clase de bienes. Tantas cofradías y congregaciones en su honor, tantas Ordenes religiosas bajo su nombre y amparo. Tantos congregantes y hermanos de todas las cofradías. Tantos religiosos y religiosas que publican sus alabanzas y que anuncian sus misericordias. No hay un niño que al balbucear el Ave María no la alabe; no hay pecador que, por endurecido que sea, no tenga en Ella alguna chispa de confianza, ni siquiera hay demonio en los infiernos que, a pesar de temerla, no la respete.

10. Después de eso, en verdad es preciso decir con los Santos: De Maria nunquam satis… no se ha alabado, exaltado, honrado, amado y servido bastante a María. Merece todavía más alabanzas, respeto, amor y servicios.

11. Y tenemos que decir con el Espíritu Santo: Toda la gloria de la Hija del Rey está en el interior (Psal. 44,14); como si toda la gloria exterior que le dan a porfía el cielo y la tierra no fuese nada en comparación de la que interiormente recibe del Criador, y que no es conocida por las pequeñas criaturas, que no pueden penetrar el secreto de los secretos del Rey.

12. Después de eso, debemos exclamar con el Apóstol: Ni el ojo ha visto, ni la oreja ha oído, ni el corazón del hombre ha comprendido (1 Cor. 2,9) las bellezas, las grandezas y las excelencias de María, el milagro de los milagros de la gracia, de la naturaleza y de la gloria. Si queréis comprender a la Madre, dice un santo, comprended al Hijo, pues es una Madre digna de Dios: Que aquí toda lengua enmudezca.

Santisima Virgen

13. Mi corazón ha dictado todo lo que acabo de escribir con un regocijo particular, para demostrar que la divina María ha estado desconocida hasta ahora, y que es una de las razones por las cuales Jesucristo no es conocido como debe serlo. Si, pues, como es cierto, el reino de Jesucristo ha de venir al mundo, no será sino consecuencia necesaria del conocimiento del reino de la Santísima Virgen María, que le trajo al mundo la vez primera y le hará resplandecer en la segunda venida.

Carta Colectiva del Episcopado Español 1-7-1937 (I)

19 miércoles Dic 2012

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Ave María, cruzada, Episcopado Español, España, guerra civil, obispos, Patria

A continuación publicaré la primera parte de la Carta Colectiva del Episcopado Español del día 1 de Julio de 1937. Cada semana, Dios mediante, una nueva parte del texto a fin de poder completarlo íntegramente.

Orientaciones Episcopales

Carta Colectiva del Episcopado Español 1-7-1937 (I)                  Ave María-Enero 2007

 VENERABLES  HERMANOS:

1.-  RAZÓN  DE  ESTE  DOCUMENTO.

Suelen los obispos católicos ayudarse mutuamente en días de tribulación, en cumplimiento de la ley de caridad y de fraternidad que une en un cuerpo místico a cuantos comulgamos en el pensamiento y amor de Jesucristo. Órgano natural de este intercambio espiritual son los obispos, a quienes puso el Espíritu Santo para regir la Iglesia de Dios. España, que pasa una de las más grandes tribulaciones de su historia, ha recibido múltiples manifestaciones de afecto y condolencia del Episcopado católico extranjero, ya en mensajes colectivos, ya de muchos obispos en particular. Y el Episcopado español, tan terriblemente probado en sus miembros, en sus sacerdotes y en sus Iglesias, quiere hoy corresponder con este Documento colectivo a la gran caridad que se nos ha manifestado desde todos los puntos de la Tierra.

Nuestro país sufre un trastorno profundo: no es sólo una guerra civil cruentísima la que nos llena de tribulación; es una conmoción tremenda la que sacude los mismos cimientos de la vida social y ha puesto en peligro hasta nuestra existencia como nación. Vosotros lo habéis comprendido, Venerables Hermanos, y vuestras palabras y vuestro corazón se nos han abierto, diremos con el Apóstol, dejándonos ver las entrañas de vuestra caridad para con nuestra patria querida. Que Dios os lo premie.

Pero con vuestra gratitud, Venerables Hermanos, debemos manifestaros nuestro dolor por el desconocimiento de la verdad de lo que en España ocurre. Es un hecho, que nos consta por documentación copiosa, que el pensamiento de un gran sector de opinión extranjera está disociado de la realidad de los hechos ocurridos en nuestro país. Causas de este extravío podrían ser el espíritu anticristiano, que ha visto en la contienda de España una partida decisiva en pro o contra de la religión de Jesucristo y la civilización cristiana; la corriente opuesta de doctrinas políticas que aspiran a la hegemonía del mundo; la labor tendenciosa de fuerzas internacionales ocultas; la antipatria, que se ha valido de españoles ilusos que, amparándose en el nombre de católicos, han causado enorme daño a la verdadera España. Y lo que más nos duele es que una buena parte de la Prensa católica extranjera haya contribuido a esta desviación mental, que podría ser funesta para los sacratísimos intereses que se ventilan en nuestra patria.

Casi todos los Obispos que suscribimos esta Carta hemos procurado dar a su tiempo la nota justa del sentido de la guerra.

Agradecemos a la Prensa católica extranjera el haber hecho suya la verdad de nuestras declaraciones, como lamentamos que algunos periódicos y revistas, que debieron ser ejemplo de respeto y acatamiento a la voz de los Prelados de la Iglesia, las hayan combatido o tergiversado.

Ello obliga al Episcopado español a dirigirse colectivamente a los Hermanos de todo el mundo, con el único propósito de que resplandezca la verdad, oscurecida por ligereza o por malicia, y nos ayude a difundirla. Se trata de un punto gravísimo en que se conjugan no los intereses políticos de una nación, sino los mismos fundamentos providenciales de la vida social: la religión, la justicia, la autoridad y la libertad de los ciudadanos.

Cumplimos con ello, junto con nuestro oficio pastoral -que importa ante todo el magisterio de la verdad-, con un triple deber de religión, de patriotismo y de humanidad. De religión, porque testigos de las grandes prevaricaciones y heroísmos que han tenido escena en nuestro país, podemos ofrecer al mundo lecciones y ejemplos que caen dentro de nuestro ministerio episcopal y que habrán de ser provechosos a todo el mundo; de patriotismo, porque el Obispo es el primer obligado a defender el buen nombre de su patria,» terra patrum», por cuanto fueron nuestros venerables predecesores los que formaron la nuestra, tan cristiana como es, engendrando a sus hijos para Jesucristo por la predicación del Evangelio; de humanidad, porque ya que Dios ha permitido que fuese nuestro país el lugar de experi­mentación de ideas y procedimientos que aspiran a conquistar el mundo, quisiéramos que el daño se redujese al ámbito de nuestra patria y se salvaran de la ruina las demás naciones.

2.- NATURALEZA DE LA CARTA.

Este Documento no será la demostración de una tesis, sino una simple exposición, a grandes líneas, de los hechos que caracterizan nuestra guerra y le dan su fisonomía histórica. La guerra de España es producto de la pugna de ideologías irreconciliables; en sus mismos orígenes se hallan envueltas gravísimas cuestiones de orden moral y jurídico, religioso e histórico. No sería difícil el desarrollo de puntos fundamentales de doctrina aplicada a nuestro momento actual. Se ha hecho ya copiosamente, hasta por algunos de los Hermanos que suscriben esta Carta. Pero estamos en tiempos de positivismo calculador y frío, y, especialmente, cuando se trata de hechos de tal relieve histórico como se han producido en esta guerra, lo que se quiere, -se nos ha requerido cien veces desde el extranjero en este sentido-son hechos vivos y palpitantes que, por afirmación o contraposición, den la verdad simple y justa.

Por eso tiene este Escrito un carácter asertivo y categórico de orden empírico. Y ello en sus dos aspectos: el de juicio que solidariamente formulamos sobre la estimación legítima de los hechos; y el de afirmación per oppositum, con que deshacemos con toda caridad las afirmaciones falsas o las interpretaciones torcidas con que haya podido falsearse la historia de este año de vida de España.

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Ejercicios Espirituales predicados por el P. Cano

Meditaciones y Pláticas del P. José María Alba Cereceda, S.I.

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“Espíritu Santo, infúndenos la fuerza para anunciar la novedad del Evangelio con audacia, en voz alta y en todo tiempo y lugar, incluso a contracorriente”. Padre Santo Francisco.

"Si el Señor no edifica la casa, en vano trabajan los que la construyen. (Salmo 127, 1)"

Nuestro ideal: Salvar almas

Van al Cielo los que mueren en gracia de Dios; van al infierno los que mueren en pecado mortal

"Id al mundo entro y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y sea bautizado se salvará; el que no crea será condenado" Marcos 16, 15-16.

"Es necesario que los católicos españoles sepáis recobrar el vigor pleno del espíritu, la valentía de una fe vivida, la lucidez evangélica iluminada por el amor profundo al hombre hermano." San Juan Pablo II.

"No seguirás en el mal a la mayoría." Éxodo 23, 2.

"Odiad el mal los que amáis al Señor." Salmo 97, 10.

"Jamás cerraré mi boca ante una sociedad que rechaza el terrorismo y reclama el derecho de matar niños." Monseñor José Guerra Campos.

¡Por Cristo, por María y por España: más, más y más!

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