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IlI. EL ORDEN NATURAL Y EL ORDEN SOBRENATURAL
1- ¿Existe un orden natural?
Fluye de la condición racional del hombre. El hombre está por encima del reino mineral,
vegetal y animal, aunque participe de algunas condiciones de los mismos. Pero, por encima de todo, el hombre tiene razón, libertad y responsabilidad. Y estas características reclaman un concepto del propio hombre y de todo lo que nos rodea.
2- ¿Cuáles son las preguntas fundamentales que debe plantearse todo hombre?
Son las más sencillas y las más profundas que empalman las raíces comunes para los hombres de todos los tiempos, culturas y clases. La razón de la propia existencia, el destino de la misma y el itinerario que hemos de seguir, concretados en estos interrogantes: ¿De dónde vengo? ¿A dónde voy? ¿Por qué vivo? Es imposible orientar la propia vida y la sociedad sin resolver estos enigmas.
3 – Para el cristiano están dadas las respuestas. ¿Quiénes las niegan?
El cristiano sabe que venimos de Dios, en definitiva, por medio de los padres. Que terminada la existencia temporal, el alma espiritual, simple e inmortal, tendrá que dar cuenta a Dios, en el juicio particular, y en el juicio final para toda la humanidad, de cómo ha discurrido su vida, si en gracia o apartado de Dios. Y como que el hombre nace y se desarrolla en la sociedad, la gloriosa primogenitura de hijos de Dios por encima de todas las cosas materiales ofrece las grandes motivaciones de lo que llamamos el orden natural, o sea, aceptar la realidad y la esencia del propio hombre y de la sociedad, sin menoscabo de los cambios accidentales. Niegan el orden natural los materialistas, los relativistas, los existencialistas.
4 -¿En qué consisten estas ideologías?
El materialismo afirma que todo es materia, incluso el pensamiento y el espíritu humano. Sus más radicales errores proceden de asegurar que la materia es eterna y que todo es producto del azar. Esto, además de ateo, es totalmente anticientífico. Ni la materia es eterna ni el universo se explica por el azar. y las ciencias cuanto más se profundizan ofrecen argumentos apodícticos en contra de la eternidad de la materia y del azar como causa del mundo. Para los materialistas no hay orden natural. Niegan a Dios, de Quien en definitiva procede el orden natural.
El relativismo sostiene que todo es cambiante y que la realidad es algo vaporoso. El relativismo sólo se fija en las variaciones accidentales. Entonces, para los relativistas, la religión, la moral, la ética, son totalmente variables. Nada es vigente para todos los tiempos. Todo se transforma y se cataloga como opiniones de una época. Los relativistas no admiten las normas permanentes del orden natural.
El existencialismo ataca de frente el orden natural. Ni siquiera admite que el hombre tenga naturaleza. Para Jean Paul Sartre -corifeo del existencialismo ateo- el hombre es su «proyecto de libertad» y «un absur do entre dos nadas,. Al no admitir ninguna realidad, el existencialismo es fanáticamente subjetivista.
5 -La ciencia y el sentido religioso del hombre, ¿prueban el orden natural?
Ciertamente. La ciencia observa que los fenómenos están íntimamente enlazados con una precisión maravillosa. La química, los planetas, cualquier aspecto humano y del cosmos, exigen una tal compleja combinación, permanente y sapientísima, que ni el materialismo, ni el relativismo, ni el existencialismo, puede justificarse. Hay transformaciones, pero en las mismas hay algo que no cambia. Y lo que cambia no anula lo permanente. Cada animal engendra a otros de su misma especie. Cada árbol, los mismos frutos. Ni un elefante alumbra pollitos, ni un peral produce plátanos. Si esto sucediera, lo valoraríamos como algo anormal. Y la conciencia del hombre distingue perfectamente un acto virtuoso de un crimen, una generosidad de un robo, un abrazo de una puñalada. Y esto en todos los tiempos de la historia. Ya hace muchos siglos que Aristóteles enseñaba que lo único que es relativo es el relativismo. Y lo mismo cabe afirmar del materialismo y del existencialismo.
6 -Entonces, ¿en qué consiste el orden natural o, lo que es lo mismo, el derecho natural?
El orden natural es aquel conjunto de principios o de normas que todo hombre considera como algo suyo. El Vaticano II ha recordado que «en lo más profundo de su conciencia descubre el hombre la existencia de una ley que él no se dicta a sí mismo, pero a la cual debe obedecer» (Gaudium et Spes, 16). Sintetizando podríamos decir que aparece como evidente este principio para todos los hombres: hay que hacer el bien y evitar el mal.

