Etiquetas
el testamento del Caudillo, Francisco franco, Marcelo González Martín, Monseñor José Guerra Campos, obispo de cuenca
Monseñor José Guerra Campos, obispo de Cuenca, dejó escrito sobre el testamento del Caudillo: «El mensaje póstumo de Francisco Franco (es) verdaderamente aleccionador. Espléndida profesión de fe en Cristo y en la Iglesia. Una manifestación de figura evangélica, según las Bienaventuranzas, figura en el perdón, figura en el agradecimiento. Unos conceptos de gobernante cristiano para la gran familia cristiana, que es, gracias a Dios, la sociedad civil española y una muestra de generosidad, propia de un verdadero padre de la Patria, transfiriendo
el afecto y el apoyo populares que rodearon a quien le sucede en la jefatura del Estado. Francisco Franco fue un servidor excepcional de la Iglesia y de España».
El cardenal Marcelo González Martín hizo un precioso comentario del testamento del Caudillo en la homilía que pronunció en la Misa de funeral celebrada en la Catedral de Toledo el 21 de noviembre de 1975. Vale la pena dejar constancia, aunque sea parcial, de dicho comentario en lo que estimo más importante:
« [En el testamento del Caudillo] aparece la vieja fe del cristianismo español; el que piensa que al final de su vida, efectivamente, se encuentra con el juicio inapelable de Dios. Y lo único que sabe pedir en ese instante es que Dios le acoja benigno; una súplica a la misericordia de Dios en la cual cree, y con una confesión tan limpia como ésta: «Quise vivir como un católico…» Nada de retórica; confesión noble, (hecha con) absoluta sinceridad, pero vindicación de un honor supremo: el nombre de Cristo; en Él es en el que se honra: «Y ha sido mi voluntad constante de ser hijo fiel de la Iglesia»; frase que nos recuerda alguna muy semejante de Santa Teresa de Jesús. No en vano la mano de Santa Teresa ha estado en la mesa del Caudillo de España durante todos esos años».
Manuel Martínez Cano, mCR

