jose-benito-cottolengoObra Cultural

Un canónigo extraordinario

Como es normal en todas las categorías, hay canónigos de varias dimensiones. El canónigo José Benito Cottolengo -nacido en 1786, en Bra, en el Piamonte italiano-, estaba destinado a cátedras y cargos relevantes. Pero era hombre de enorme caridad. Amaba especialmente a los pobres. Y en una circunstancia tristísima, encontrándose con un matrimonio de tres hijos menores de siete años, y la madre rechazada en el hospital de la ciudad, empezó por alquilar dos habitaciones, colocar cuatro camas, convencer a un médico y a un farmacéutico para que le ayudaran, y fundar así lo que después será conocido universalmente como la «Pequeña Casa de la Divina Providencia». Existen muchos hospitales. Pero no hay paralelismo para compararlos con la «Pequeña Casa de la Divina Providencia». ¿Por qué? Porque José Benito Cottolengo buscaba a los inválidos, los incurables, los epilépticos, los que están desahuciados. Y todo esto sin tener capital alguno, ni suscripciones fijas, ni rentas. Únicamente subsiste a base de los donativos que voluntariamente le dan. José Benito Cottolengo estaba completamente seguro de que Dios no le abandonaría.

Y en esta certeza se atrevía a todo lo necesario para sus enfermos. La biografía de San José Benito Cottolengo está repleta de casos sorprendentes. Caían sobre él y le cercaban las facturas. Y se pagaba a los proveedores de pan, huevos, medicinas, etc. Hay ejemplos despampanantes de cómo la Divina Providencia ayuda. Uno de los sucesores de San José Benito Cottolengo, que tenía que pagar una factura de 120.000 liras -concretamente el P. Bosso- mandó a una religiosa escribir una carta firmada, dirigida a las almas del purgatorio, pidiéndoles tal caridad. La religiosa obedeció y a los pocos días le llegaba en un sobre exactamente el dinero pedido. Piénsese que actualmente la «Pequeña Casa de la Divina Providencia», sólo en Turín, ocupa un vastísimo territorio, con más de 8.000 enfermos. Y habiendo Casas semejantes en Italia, Suiza, Francia. En un mundo como el nuestro, lleno de egoísmos, crueldades, odios, injusticias, es una maravilla contemplar esta obra inmensa, que con más de un siglo de existencia; ayuda a tantos millares de enfermos. Cuando el fundador, Cottolengo, un día recibía la visita del rey Carlos Alberto, de Italia, y éste le manifestaba su duda de que pudiera sobrevivir esta obra sin base económica estable, el santo recordó al monarca lo que sucede en los cambios de guardia real, diciéndole: «Yo no soy nada, y cuando la Providencia lo quiera otro centinela tomará mi puesto». Desde entonces, se han sucedido varios «centinelas». El Cottolengo de Turín ha conocido los destrozos de la II Guerra Mundial. El resultado ha sido que se han reconstruido los edificios bombardeados, más otras casas nuevas levantadas en Roma y Florencia, acogiendo a más y más enfermos e imposibilitados. ¡No todo está perdido!

Un jesuita auténtico

Nos referimos al P. Jacinto Alegre Pujal. Era hijo de Tarrasa y vivió en Barcelona hasta su fallecimiento, ocurrido el 10 de diciembre de 1930. El P. Alegre vivía obsesionado para ayudar a los pobres. Había comprobado la tragedia de los enfermos incurables, que ya no pueden permanecer en el hospital ni pueden ser admitidos en sus hogares. Y el P. Alegre se quema interiormente para solucionar el problema. En 1926, visita a Pío XI para pedirle «Una· bendición para los pobres», Visita la Pequeña Casa de la Divina Providencia, de Turín. Y entonces adivina que lo que él soñaba ya está en marcha. Comprende el desgarro de los incurables que «nadie los quiere… Y tanto como los quiere Dios». Cuando llega la hora de su muerte se reprocha que «me muero sin ver fundado un Cottolengo en Barcelona». Al obispo de Barcelona, doctor Manuel lrurita, que se confesaba con el P. Alegre, le pidió desde su lecho de muerte que levantara parroquias y hospitales. Y la idea del Cottolengo quedaba ya sembrada. En 1932, en el Pasaje Tasso, número 10, en Barcelona, se funda el Cottolengo del P. Alegre, después desarrollado en la calle Arrabal, 20, hasta que después de diferentes peripecias, en 1950, se instala el Cottolengo del P. Alegre, en el actual emplazamiento, Pasaje Sagrada Familia, 1-5, junto al Parque Güell, Barcelona.

¿Qué hay en el Cottolengo del P. Alegre?

Un edificio hermoso, cuidadísimo, con una construcción orientada para que la luz entre a chorros, con una limpieza transparente y singular, con todas las delicadezas para atender hasta el mínimo detalle a los enfermos. Allí están recogidos unos 175 enfermos, todos incurables, todos sin posibilidades económicas. Y reina en todo el edificio el más exquisito gusto, con flores, pájaros y peces, música, juguetes, entretenimientos, en un ambiente de paz, trabajo, alegría. Es una auténtica familia de todos los enfermos, médicos, religiosas, voluntarios. Cuida de esta obra la Congregación de las Hermanas Servidoras de Jesús del Cottolengo del P. Alegre, empujada por el celo inteligente e infatigable del P. Juan Guim Molet, que fue el primer Director.

¿Qué hacen las Servidoras de Jesús del Cottolengo del P. Alegre?

 Exactamente esto:

Quieren vivir la fe, la esperanza y el amor, formando una familia con el hermano enfermo más pobre y necesitado, sin temores ni desconfianzas de ninguna clase, apoyadas únicamente en la Palabra de Jesucristo: «BUSCAD PRIMERO EL REINO DE DIOS Y SU JUSTICIA Y TODO LO DEMAS SE OS DARÁ POR AÑADIDURA» (Mt. 6, 33) .

-Entregan todos sus bienes a los pobres para vivir en la fe de que Dios es el Padre Providente, y nunca aceptan gratificación ·alguna por sus servicios.

-El secreto de esta abnegación en favor de los pobres está en la oración. Decía San José Benito Cottolengo: «La oración es el primero y más importante quehacer de la Casa». Por esto la Eucaristía es el centro de la espiritualidad cottolenguina, donde se consagra el trabajo y el dolor, ofreciéndolo a Dios Padre, juntamente con Cristo. Y así se explica la caridad para con los enfermos, totalmente maternal, haciendo renacer en todos los acogidos el gozo de vivir un calor familiar, atendiéndoles física, intelectual y espiritualmente. La Santísima Virgen en el misterio de la Visitación, es el modelo de cómo hay que servir al prójimo. Por esto, junto a las religiosas se admiten y acuden personas voluntarias, hombres y mujeres, que se ofrecen para practicar la caridad, ya como internos o externos, en días sueltos o temporadas. HECHOS Y NO PALABRAS. – Generalmente estamos aburridos de escuchar palabras vacías. Es una reclamación justísima pedir realidades concretas. El P. Jacinto Alegre decía: «Para mí todo el mundo se reduce a amar a Dios y a los pobrecitos por amor de Dios, pero con amor de obras, no de palabras». Y también enseñaba el P. Alegre: «¡Vale tan poco todo lo de este mundo, que no sé cómo nadie piensa en ello! Y, en cambio, es cosa tan preciosa un acto de caridad, por pequeño que sea, que el oro de todas las minas y de todos los Bancos de la Plaza de Cataluña no basta para pagarlo… ¡Cuidado con las tonterías que en todas partes se ven! Verdaderamente, el mundo es una gran jaula de locos. Dios nos asista y nos dé gracia para practicar actos de caridad con los de dentro y fuera de casa, el poco o mucho tiempo de vida que nos conceda».

Pues bien en el Cottolengo se palpa esta caridad efectiva, sin cuento, sin trampa, en favor de los más desamparados, pero que en la mente de San José Benito Cottolengo, son «perlas» que Dios nos regala.

Cuando fundó el Hospital de la Dolorosa, las primeras «reliquias» -nos referimos a los enfermos fueron trasladados procesionalmente a la iglesia, con cuatro sacerdotes que llevaban en un sillón a cada enfermo. En el Cottolengo no hay distinción de clases, allí todo es hermandad y se trata a cada enfermo como si fuera la propia persona de Jesús.

El Cottolengo del P. Alegre en España

Estas son las señas de los actuales (1970) lugares del Cottolengo del P. Alegre en España:

Barcelona: Pasaje Sagrada Familia, 1-5 · Barcelona 24 – Teléfono 213 29 00.        ‘

Valencia: Doctor Vicente Zaragoza, 87 (Benimaclet) Valencia-10. Teléfono (963) 69 20 96.

Madrid: Siglo Futuro, 14 – Madrid-25 – Teléfono (91) 462 84 80.

Santiago de Compostela: Monte de Xeixo (Castiñeiriño). Teléfono (981) 59 71 01.

Hurdes (Cáceres) : Fragata – Teléfono (927) 43 30 69.

Alicante: Partida de Torregroses, 336 (San Vicente del Raspeig). Teléfono (965) 66 08 45.

Si queréis saber lo que es bueno

Algunos se divierten asistiendo a los toros, al fútbol, a otras bagatelas. No hay nada que decir mientras se haga dentro de la moral. Pero es cosa cierta que muchos están amargados, fastidiados, saturados de hastío. Hay una manera de disfrutar inédita para algunos: visitar a los enfermos, hablar con ellos, comprenderlos. Te invitamos a que visites cualquiera de los Cottolengos. Y allí observa, medita y goza. Esto no es ninguna hoja de propaganda. Puedes comprobar tú mismo que cuanto te decimos del Cottolengo es un pálido reflejo de la verdad. Porque no hay ningún gozo comparable a dar la mano y convivir con los más abandonados de los hombres, pero no de Dios. Visita un Cottolengo y ya nos dirás…

«Nada igual a María. Nada mayor que María, sino sólo Dios», enseña San Anselmo. Por esto rezar cada mañana y cada noche TRES AVEMARÍAS a la Virgen es una fuente de gracia. ¿Quieres tener suerte? ¿Suerte de verdad? No te olvides de estas oraciones.