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¡Respeta a los mayores!

Eres el primer colaborador de nuestra misión: tu trabajo es muy importante y lo valoramos mucho. Nunca olvides que trabajas con personas. Sea cual sea tu función, recuerda que lo haces para el bienestar de nuestros residentes. Por ello:

> Cada persona, también la más dependiente, es hija de Dios, y disfruta de la máxima dignidad hasta el instante último de su vida.

> Es costoso ser anciano, perder capacidades, necesitar de otro para las actividades básicas de la vida diaria. Por eso, tu manera de trabajar debe ser respetuosa y nunca, ni en gestos, ni palabras, constituir una ofensa o humillación para el anciano. Recuerda que tú también, si Dios quiere, llegarás a esa edad.

> Trata a todos los residentes por igual. No aceptes regalos ni propinas de ellos. Que nunca sientan que necesitan hacerlo para ser mejor atendidos. Una mirada agradecida es el mejor de los premios, si uno sabe recibirla.

> No hagas correr al anciano, porque necesites correr tú. Sabemos que tienes otras obligaciones personales, pero que eso no sea motivo para cumplir peor tus obligaciones en la residencia.

hermanitasNo trabajas solo…

Sé buen compañero. No dejes trabajo para los demás, si lo puedes hacer tú. No pierdas el tiempo, ni te distraigas innecesariamente.

Te sugerimos que seas discreto. Cuanto puedas conocer de los residentes o de la Congregación, y que la prudencia indique que deba ser reservado, guárdalo dentro de tí. Nunca lo uses para hacer mal a nadie. La confidencialidad, además de ser una obligación legal, es una virtud: practícala.

Trabaja en paz, comenzando por el más cercano, que es quien está a tu lado. Procura un ambiente de trabajo reposado y tranquilo, sin voces altisonantes, ni gritos de ningún tipo. Si surgen los inevitables conflictos, habla con la hermana del Departamento, o con la Superiora.

Cuida el material, no lo desperdicies. Somos una entidad no lucrativa, y tenemos que aprovechar cada cosa.

Pon en tu trabajo todos tus sentidos. Deja en la taquilla tu teléfono, la radio, no trabajes con auriculares. Esto te aísla y separa de los otros, e impide el necesario trabajo en equipo; y la comunicación con los residentes, sus familias, los compañeros y las Hermanas. Nuestro trabajo es atender a los demás, y esto requiere estar pendiente del otro.

La Madre Superiora es la responsable última del centro.

Ser Madre implica responsabilidad de servicio, de animación, de concordia. Pero también es ella la depositaria de la autoridad en la Casa. Merece, pues, el respeto que nace del cariño por sus desvelos.

La Madre merece confianza, pues actúa siempre en beneficio de codos, buscando el bien común, aunque a veces ese bien común es té por encima del bien particular.

La Madre no es infalible, por lo que te pido que procures disculpar sus errores.

 

hermanitas“Ya que el Señor nos ha

confiado el cuidado de los

ancianos, hagámoslo con

esmero”   (Santa Madre)

 

 

La Hermanita es la responsable de cada Departamento. Le corresponde dar las indicaciones precisas para que todo marche bien. Debe dirigir su departamento con humildad pero también con firmeza; poner paz y solucionar controversias. En caso de duda, puede y debe acudir a la Superiora. Es tarea suya la corrección de los errores, y la enseñanza de los métodos y sistemas de trabajo. Aprovecha su larga formación.

hermanitasLa vocación de la Hermanita

«Nuestra vocación no es un privilegio nuestro, sino de Los ancianos… luego todos vuestros afectos y desvelos deben estar cifrados en Los ancianitos, a Los que debéis amar como si fuera el mismo Jesucristo» (Santa Teresa Jornet).

> Hemos descubierto en lo más íntimo de nuestro corazón el amor personal de Jesús y nos hemos sentido movidas a dejarlo codo por Él.

> Queremos ser para el anciano puesto a nuestro cuidado, la madre solícita que busca desinteresadamente su bien.

> Queremos ser la más sincera de las hermanas en su acogida fraterna.

> Queremos devolver a su rostro, quizás angustiado, la serenidad y la alegría de experimentar de nuevo los beneficios de un hogar.

> Queremos ser herramientas de Dios, para que sea Él el que, en nosotras, abrace y consuele al anciano.

Quienes somos

Somos una Congregación Religiosa fundada el 27 de enero de 1873 por el venerable Saturnino López Novoa y Santa Teresa Jornet, patrona de la ancianidad.

Nuestra misión es la de acoger a los ancianos más pobres en un ambiente de familia para poder atender todas sus necesidades: materiales, de afecto y espirituales. Cuidar de sus cuerpos y procurar su desarrollo personal, haciendo que el ocaso de su vida sea digno y propio de un hijo de Dios.

Vivimos en comunidades de vida fraterna y expresamos nuestra consagración mediante los consejos evangélicos de castidad, pobreza y obediencia, queriendo alcanzar en cada momento un espíritu de auténtica familia.

Nuestro Hogar pertenece a una Congregación católica, que no oculta sus creencias y su visión cristiana del hombre y la sociedad, y actúa en consecuencia. En ninguna forma se exigen ni imponen estas creencias a nadie, pero sí exigimos respeto absoluto por nuestra fe y nuestras prácticas religiosas. Sin ello, no habría Congregación, no habría residencia; no estarías hoy aquí.

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