P.Alba, Loles y su padreRvdo. P. José María Alba Cereceda, S.I.
Meridiano Católico Nº 217, mayo de 1997

Los que quieran seriamente adelantar en la vida de perfección han de tener cada día un rato destinado a la oración mental. Pertenecer a la Unión Seglar supone aspirara la santidad y por consiguiente no dejar un día sin oración mental o meditación como ordinariamente la llamamos. Sin oración mental seremos solamente miembros inscritos en las listas de la asociación, pero no hombres y mujeres que viven según su espíritu y según la vocación a que han sido llamados, que es la búsqueda de la santidad en su propio estado y profesión. “Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia” nos dijo el Señor. Eso está dicho para todos, que todos deben buscar la santidad que es la justicia de que nos habla el Señor, pero está dicho de manera muy particular para los que viven la vida de la Iglesia en la Asociación juvenil de la Inmaculada, como sección de la Unión Seglar.

¿Cómo obrar en este punto? En primer lugar es preciso señalar un tiempo fijo cada día y a la misma hora. Hemos de reconocer que para la generalidad de todos la mejor hora es la primera de la mañana. En segundo lugar hemos de elegir un lugar aislado y libre que nos separe de llamadas o distracciones ajenas: será así la iglesia ame el sagrado, la habitación propia en mi casa, cerrado en ella corno nos enseña el Señor para tratar con El. En tercer lugar convendrá que me acompañe de un libro que me introduzca en la oración, este libro será la Sagrada Escritura, preferiblemente el Nuevo Testamento, el Kempis, la viada o escritos de los santos o alguno de los libros de Meditación que nos recomienden los Directores sin olvidar los modos de oración que se enseñan en los Ejercicios Espirituales.

La mejor escuela de oración se me da en los Ejercicios Espirituales bien hechos y repetidos con asiduidad.

En la práctica diaria el primer paso de mi oración mental es el de actuar al comienzo y con conciencia de esa verdad que estoy en la presencia de Dios. Si hago la oración en privado puedo arrodillarme y besar el suelo en señal de adoración, el segundo paso es adoptar una posición corporal digna y respetuosa, preferiblemente de rodillas, ante su divina presencia: Como si oyera las palabras de Dios al dictado, como si se pronunciaran para mí personalmente, leo algunas líneas o pensamientos del libro que tengo y así poco a poco voy levantando mi pensamiento al Señor suplicándole que grabe esas palabras en mi corazón. Así puedo estar todo el tiempo que me lleve el don de oración según la inspiración del Espíritu Santo que ora en mi interior con gemidos inenarrables. Si se detiene la inspiración y el afecto, debo seguir en la lectura un punto más adelante y proceder de la misma manera. Al concluir el tiempo destinado a la oración que no debe bajar en lo posible de un cuarto de hora, tengo que concebir un propósito para el día y despedirme del Señor con un Padrenuestro.

Persuadámonos que el porvenir del mundo, de nuestra familia y de la Unión Seglar no está en los grandes centros donde se deciden los acontecimientos políticos, o los planes educativos y los planes apostólicos, sino en los reclinatorios y en los lugares escondidos donde se ora y se habla con Dios, como hacen los hijos con su Padre.