Padre Martínez m.C.R.

La democracia moderna es el mal mayor. Ella ha traído los diabólicos males del divorcio, el aborto, la eutanasia… la pobreza para los obreros y la riqueza para los políticos.

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Una cosa es lo que es. Un perro es un perro. Un niño es un niño. Asesinarlo en las entrañas de su madre es un crimen abominable.

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Cuando las leyes políticas estén impregnadas del Evangelio de Cristo, las instituciones sociales ayudarán a la salvación de las almas.

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La razón no contradice la revelación de Dios. Es muy razonable creer en Dios. Más razonable aún, amarle con todas las fuerzas del corazón.

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Hispanoamérica la forjó reyes y políticos católicos. Ya no hay políticos católicos. Hay católicos que se gana muy bien la vida haciendo de políticos.

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Me dicen que dos lesbianas vestidas de blanco, fueron recibidas y bendecidas en la parroquia de Onda. Es la abominación y desolación del templo.

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Los últimos Papas nos han recordado que se ha perdido la conciencia de pecado. También se ha perdido el sentido de la responsabilidad. Pero aún nos queda la imagen y semejanza de Dios. Podemos salvarnos.