chispicasPadre Martínez Cano, m.C.R.

La santidad no se ve, pero hay muchos santos. Llevé la comunión a una señora que lleva treinta y ocho años paralítica totalmente. Hablamos un ratito. A veces cuesta entenderla. Pero una cosa estaba muy clara, me dijo muchas veces: “Todo el día estoy dando gracias a Dios”.

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Llegan apresuradas tres señoras al ascensor. Me dicen que vienen de Barcelona. Les doy tres folletos del Rosario en catalán y lo agradecen alegremente. Con los días, fuimos hablando. Vivían en pueblos de Gerona y estaban muy contentas y felices en el balneario de Murcia.

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Voy por la calle, junto a un balneario. De frente viene un matrimonio joven y otro de mediana edad. Les ofrezco medallas milagrosas. Las rehúsan. Son Testigos de Jehová. La más joven dice que María tiene mucho mérito porque es la madre de Jesús. Por supuesto, Jesús no es Dios. El mayor saca un móvil y empieza a leerme párrafos de las cartas del Nuevo Testamento. Al final me dice, ¿puedo darte un abrazo? Y lo hicimos.