Padre Martínez Cano, m.C.R.

Corazón de Jesús, templo santo de Dios, ten misericordia de nosotros.

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En la historia, han surgido muchos Teudas -también Judas-, dándoselas de hombres importantes. Murieron y nadie les siguieron. No luchéis contra Dios hecho hombre, os condenaréis eternamente.

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Hace más de veinte años el padre Alba nos decía: «Ahora, con el bienestar, no hay hombres de almas heroicas, pero también, al estar en los tiempos peores hay heroísmos de santidad que no había en otro tiempo».

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Bienestar, placer, deleite… son palabras que podemos entender de manera diversa. No hay mayor deleite, placer, bienestar que el conocimiento sobrenatural. El «saboreo» de las cosas divinas. Los mafiosos de las letras engañan, mienten.

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El ateísmo del democratismo, a mi entender, es más diabólico que el ateísmo marxista. Quieren destruir todo lo que Dios ha creado. Implantar en la tierra el paraíso de todos los vicios, hasta morir reventados. Pobres diablillos, no morirán. Reventaran, y sufrirán eternamente en el infierno, si no hacen una buena confesión o un acto de Contrición.

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Werenfried van Straater, «el padre tocino» uno de los, para mí, grandes santos de nuestros tiempos, dijo de la Revolución Rusa que «por su misma esencia, fue una revolución total contra Dios». Bien lo sabía y palpaba él. Lo que yo veo y palpo es que el democratismo, por esencia, es intrínsecamente diabólica: Dios no existe, ni el infierno, ni el Cielo…