El título y el subtítulo del libro nos permiten conocer la pretensión del Cardenal Robert Sarah en el libro. El silencio es el camino necesario para que el hombre pueda encontrarse con la verdad de sí mismo, con la verdad de Dios. Lo que está en juego, por tanto, en nuestra cultura sometida a la “dictadura del ruido” es la posibilidad de respuesta por parte del hombre a su deseo de ver a Dios porque “Dios habita en el silencio”. Las palabras del Cardenal no pueden ser más claras: “Un hombre sin silencio es un hombre extraño a Dios, exiliado en un país lejano, que se queda en la superficie del misterio del hombre y del mundo; pero Dios está en el fondo del hombre, en las regiones silenciosas de su ser”.
La fuerza del silencio
25 jueves May 2017
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