Queridos hermanos, les bendigo y les deseo que sean buenos confesores: inmersos en la relación con Cristo, capaces de discernimiento en el Espíritu Santo y dispuestos a aprovechar la oportunidad para evangelizar. Rezad siempre por los hermanos y hermanas que se acercan al sacramento del perdón. Y, por favor, recen también por mí.
Y no quisiera acabar sin algo de lo que me he acordado cuando hablaba el cardenal prefecto. Él ha hablado de las llaves y de la Virgen, y me ha gustado, y diré una cosa… dos cosas. A mí, cuando era joven, me hizo mucho bien leer el libro de san Alfonso María de Ligorio sobre la Virgen: Las glorias de María. Al final de cada capítulo hay siempre un milagro de la Virgen a través del cual entraba en medio de la vida y arreglaba las cosas.
Cardenal Raymond Burke
Cuando se le preguntó si habrá una respuesta a las “dubia” por el Papa o por parte de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Burke ha dicho: “Espero sinceramente que las haya, ya que estas son cuestiones fundamentales que se plantean frente al texto de la exhortación postsinodal Amoris laetitia. Hasta que no haya una respuesta a estas cuestiones, seguirá difundiéndose una confusión muy perjudicial en la iglesia. Una de las preguntas fundamentales es acerca de la verdad según la cual hay cosas que son ilícitas siempre y en todo lugar, lo que llamamos actos intrínsecamente malos. Nosotros seguiremos insistiendo para oír la respuesta a estas sinceras preguntas”.
Arzobispo Osoro Sierra
Vive en amor a la Verdad y al Amor: son como dos caras de ese don inmenso que viene de Dios y que se ha manifestado y revelado en Jesucristo. Sabemos que el hombre no puede vivir sin amor. Por eso proponemos la persona de Jesucristo, pues la caridad en la verdad, de la que Jesucristo se ha hecho testigo con su vida terrenal y, sobre todo, con su muerte y resurrección, es la principal fuerza impulsora del auténtico desarrollo de cada persona y de toda la humanidad.
Arzobispo Negri
No se puede, contra las decisiones del Concilio de Trento y contra la mejor tradición historiográfica -no sólo de la Iglesia- decir que Lutero es un reformador. Lutero es el origen de todas las degradaciones de la modernidad, como del racionalismo, incluyendo el Fideísmo, pero sobre todo incluyendo las grandes ideologías totalitarias que han hecho miserable la vida de Occidente. Sin embargo, un número de institutos de ciencias religiosas de algunas diócesis italianas ha dado recientemente un curso o un seminario sobre el reformador Lutero.
Obispo Luis Argüello
En Estados Unidos, e incluso en la ONU, hemos escuchado ya propuestas para limitar la libertad religiosa siempre que entre en conflicto con estas nuevas visiones sobre lo humano.
Cuando ves que esto ocurre en tantos lugares de la Tierra de forma simultánea, y que incluso desde las agencias de Naciones Unidas se insiste en esto, empiezas a pensar que obedece a algún plan. Creo que lo que se hace es realizar una propuesta sobre lo humano que haga juego con una determinada manera de entender la globalización. A uno le extraña que desde el pensamiento de izquierda no se vea la relación que existe entre la antropología, la economía y las propuestas políticas globales. Yo sí creo que existe esa relación.
Obispo Juan Antonio Reig Pla
Cuando sólo se habla de “interés general” o de la “sociedad del bienestar” estamos practicando un reduccionismo que no hace justicia a los bienes de la persona que nunca se reducen a los intereses subjetivos de los individuos ni se agotan en el “bienestar”. Tanto la actividad económica como la política deben volver a plantearse la cuestión del “bien integral de la persona”. Para ello son necesarias la “minorías creativas” que testifiquen la belleza y el bien humanos en su dimensión individual-personal y social. La fe cristiana propone a Jesucristo como el verdadero hombre que revela la verdad del hombre y lo orienta al don de sí. Una sociedad con raíces cristianas es la que se edifica desde el bien común como anticipo del reinado social de Cristo.
Obispo José Ignacio Munilla
¿Pero acaso no será la paz una cuestión fundamentalmente política? ¿Es oportuno mezclar la resurrección de Jesucristo con una causa encomendada fundamentalmente a los gobiernos de las naciones? ¿La paz se juega, más bien, en el nivel de los retos sociales regulados por la acción política, o no estará más determinada por la educación moral interior del ser humano, que trasciende en cierta medida a las administraciones y los gobiernos? El obispo indica que para alcanzar una paz verdadera, es fundamental la “educación moral y espiritual, en la que centró Jesucristo su predicación, llamando “bienaventurados” a los pacíficos, a los mansos, y a los que son capaces de responder al mal con el bien.