Nació en Stuttgart (Alemania), el 2 de Diciembre de 1904. Desde pequeña oyó decir a sus padres: «No hay Dios». Sin embargo, ya a los nueve años se sintió atraída por la Santísima Virgen, a la que llegó a decir: «Yo no creo en Dios, pero creo que tú eres mi Madre». Llena de odio a la Iglesia Católica decidió combatirla. Pero acabó convirtiéndose, después de muchas luchas, el 8 de Septiembre de 1923, viendo transformado su odio en un ardiente amor a la Iglesia, a la Eucaristía, al sacerdocio. Por ellos ofreció su vida.
Enamorada de la belleza de la Verdad y conocedora del peligro de la ignorancia religiosa, dedicó su vida a divulgar la Palabra de Dios, sin importarle pobreza, incomprensiones, soledad, etc. Con la Biblia en la mano viajó por muchos países sudamericanos, solicitada por obispos y sacerdotes. En 1954 vino a España, recorriéndola en todas direcciones. Los últimos dieciséis veranos de su vida visitó numerosos monasterios, como promotora del Movimiento “Pro Ecclesia Sancta” (MOPES), compartiendo sus anhelos de santidad con las religiosas contemplativas. Murió en Barcelona, el 8 de Febrero de 1987, con gran paz, viendo realizado al fin el ardiente deseo de encontrarse con Cristo, su gran AMOR.
Oración
Para la devoción privada.
Padre Santo, te alabamos por las gracias que concediste a tu sierva Mª Benedicta, a la que descubriste las profundidades y bellezas de la fe Católica. Danos, como a ella, un gran amor a la Eucaristía y al sacerdocio, un creciente conocimiento de la Sagrada Escritura y un afán de difundirla entre nuestros hermanos. Recordando su plegaria te pedimos: Da a tu Iglesia más y más santos sacerdotes. Señor, y si esa es tu voluntad, da a conocer en nuestros días los ejemplos de vida de Mª Benedicta y concédenos la gracia de verla pronto en los altares. (Pídase).
La guinda del buenismo rampante es olvidar el grave error que significa olvidar o negar los pecados y al mismo tiempo condenar el negacionismo de algo tan discutible como que el supuesto calentamiento climático sea debido al hombre, apoyándose en un pretendido consenso científico-globalista que ignora que hubo muchos cambios climáticos, incluso grandes glaciaciones antes del hombre. (Carlos González Flórez – EL PAN DE LOS POBRES)
Cuando me quedé en la adoración entre las 9 y las 10, se quedaron también cuatro hermanas más. Al acercarme al altar y empezar a meditar la Pasión del Señor Jesús, un terrible dolor inundó mi alma a causa de la ingratitud de tan grande número de almas que viven en el mundo, me dolía especialmente la ingratitud de las almas elegidas particularmente por Dios. No hay modo de expresarla ni de compararla. Al ver esta más negra ingratitud como si el corazón se me desgarrara, me abandonaron completamente las fuerzas físicas y caí con la cara al suelo sin reprimir un llanto irrefrenable. (Santa María Faustina Kowalska – Diario – La Divina Misericordia en mi alma)