P. Alba
Tus virtudes de acampado
Cultiva con esmero estas virtudes y da ejemplo de ellas a todos tus compañeros:
- Sé leal y disciplinado.
- Subordinado y puntual.
- Exacto en el servicio.
- Fuerte, física y moralmente.
- Intrépido y tenaz en tu conducta.
- Sufre en silencio el frío, el calor, la sed o la fatiga, las molestias y los contratiempos, la lluvia y la incomodidad.
- Nunca te domine el pesimismo. Siempre alegre e imperturbable.
- Excelente compañero.
- Fiel a la palabra empeñada.
- Hombre de honor.
Tu uniforme
Tu uniforme te da nueva nobleza. Te vistes el uniforme porque quieres, hasta exteriormente, manifestar que estás al servicio de un sublime ideal.
Trata con respeto todas las prendas de tu uniforme. Ten el santo orgullo de vestirlo y nunca permitas nada en tu proceder que pueda deshonrarlo.
Al vestirlo recuerda que el uniforme es hábito, compromiso y mortaja.
Vivir sin traicionar los ideales que representa y fomentar los sentimientos de firmeza invencible en la profesión de esos mismos ideales.
Es promesa solemne de vivir conforme a ellos hasta la muerte. ¡Hasta la muerte!
Que cuando te llegue “tu día”, el pensamiento de tu uniforme sea el testimonio de que confesaste a Cristo delante de los hombres y Él te confesará a ti delante del Padre. Que tu uniforme sea un nuevo motivo para proponer ser fiel a Jesucristo ¡hasta la muerte!