Publicado por manuelmartinezcano | Filed under Imagén - Contracorriente
04 Domingo Feb 2018
04 Domingo Feb 2018
04 Domingo Feb 2018
Posted Sintonía con la jerarquia
inEs una labor de defensa que Miguel hace por la Iglesia y por cada uno de nosotros, distinta de la de Gabriel, otro arcángel de hoy, el que trae las buenas noticias; el que llevó la noticia a María, a Zacarías, a José: la noticia de la salvación. También Gabriel está con nosotros, y nos ayuda en el camino, cuando “olvidamos” el Evangelio de Dios: que Jesús vino a nosotros para salvarnos.
Y todo esto en muchos lugares no sólo no es corregido con el claro anuncio de la constante enseñanza y práctica de la Iglesia, sino que es condonado e incluso promovido por aquellos a los que nuestro Señor encargó el cuidado de las almas… No estamos hablando de cuestiones teóricas, sino de una confusión y error que pone en peligro la salvación de las almas.
Finalmente, de los mártires vandeanos, necesitamos aprender el sentido de la generosidad y el don gratuito. Vuestros ancestros no se batieron por sus intereses, no tenían nada que ganar. Nos dan hoy una lección de humanidad. Vivimos en un mundo marcado por la dictadura del dinero, del interés, de la riqueza. El gozo del don gratuito es despreciado y objeto de burla en todas partes. Sin embargo, solamente el amor generoso, el don desinteresado de la propia vida pueden vencer el odio por Dios y los hombres que es la matriz de toda revolución. Los vandeanos nos enseñaron a resistir estas revoluciones. Nos mostraron que frente a las columnas infernales, como frente a los campos de exterminio nazis o los gulags comunistas, ante la barbarie islamista, solo hay una respuesta posible: el don de sí, de toda la vida. ¡Solo el amor puede vencer el poder de la muerte!
Y recuerdo también para mí mismo que los obispos están en comunión con el Papa: hermanos y no delegados del Papa, como recordaba el Concilio Vaticano II. Müller aún no cierra “la herida”, así la llama, de sus tres colaboradores despedidos poco antes de su sustitución. “Eran sacerdotes buenos y competentes que trabajaban para la Iglesia con dedicación ejemplar”, es su juicio. “Las personas no pueden ser echadas vía ad libitum, sin pruebas ni un proceso, solo porque alguno denunció de manera anónima vagas críticas al Papa por parte de uno de ellos…”
Monseñor Próspero Guéranger (autor de El año litúrgico) cuenta que un laico, Eusebio, se levantó en medio de la multitud contra la impiedad del hereje Nestorio, salvando así la fe de Bizancio, y comenta: “En el tesoro de la Revelación hay puntos esenciales, que todo cristiano debe conocer y proteger atentamente en virtud de su mismo ser de cristiano. Esto es cierto ya se trate de creencia o de conducta, de moral o de dogma. Traiciones como la de Nestorio son raras en la Iglesia; no así el silencio de ciertos pastores que, por una u otra causa, no se atreven a hablar cuando la religión está en peligro. Los verdaderos fieles son hombres que, en esas circunstancias, toman de su bautismo la inspiración para su conducta; no los cobardes que, con la excusa engañosa de obedecer a los poderes establecidos, esperan, para poner en fuga al enemigo o para oponerse a sus maquinaciones, a recibir una orden que no es necesaria y que no hay que darles”.
Si, pasando al creyente, se desea saber en qué se distingue, en el mismo modernista, el creyente del filósofo, es necesario advertir una cosa, y es que el filósofo admite, sí, la realidad de lo divino, como objeto de la fe; pero esta realidad no la encuentra sino en el alma misma del creyente, en cuanto es objeto de su sentimiento y de su afirmación: por lo tanto, no sale del mundo de los fenómenos. Si aquella realidad existe en sí fuera del sentimiento y de la afirmación dichos, es cosa que el filósofo pasa por alto y desprecia. Para el modernista creyente, por el contrario, es firme y cierto que la realidad de lo divino existe en sí misma con entera independencia del creyente. Y si se pregunta en qué se apoya, finalmente, esta certeza del creyente, responden los modernistas: en la experiencia singular de cada hombre.
04 Domingo Feb 2018
Posted Dominicas
inEl Párroco
*Cuando pensemos más en el prójimo que en nosotros mismo desaparecerá el egoísmo y crearemos ambientes de caridad y alegría.
*Los Apóstoles abandonaron a Cristo en el huerto de Getsemaní. Sus obispos se dejaron vencer por el miedo ¿Qué pasa hoy? ¿Hay mucho miedo? ¡Jesús resucitó! Y está aquí con nosotros.
*El homosexual, Milo Yiannopoulos, ha afirmado que:
1.- No se nace homosexual. Es una gran mentira eso de que se nace gay. Se nace heterosexual. Luego, los hábitos adquiridos…
2.- Me gustaría tener hijos pero no en un hogar gay.
3.- Los homosexuales que regresan a la heterosexualidad son más felices.
4.- La Iglesia dice que hay que odiar al pecado y amar al pecador. Quizás lo más revelante de todo, por cuanto la Iglesia condena la homosexualidad pero el cristiano debe amar al homosexual.
Un homosexual católico, me dijo: “el mundo homosexual es un infierno”.