
Si una mujer embarazada oye Misa, podrá esperar grandes auxilios en los dolores de su parto.
(Venerable Beda).
25 domingo Nov 2018
Posted in Artículos - Contracorriente

Si una mujer embarazada oye Misa, podrá esperar grandes auxilios en los dolores de su parto.
(Venerable Beda).
25 domingo Nov 2018
Posted in Sintonía con la jerarquia
Pablo no conoció a Cristo comenzando por los estudios teológicos, aunque luego fue a ver cómo en la Escritura estaba anunciado Jesús. A la pregunta que podemos hacerle: «Pablo, ¿quién es Cristo para ti?», él contará su propia experiencia, sencilla: «Me amó y se entregó por mí». Y Pablo quiere que esa experiencia la tengan los cristianos -en este caso los cristianos de Éfeso-, y entren en esa experiencia hasta que cada uno pueda decir: «Me amó y se entregó por mí”, pero decirlo con la experiencia propia. El Apóstol dice: «que el amor sea vuestra raíz y vuestro cimiento; de modo que así, con todos los santos, logréis abarcar lo ancho, lo largo, lo alto y lo profundo, comprendiendo el amor de Cristo, que trasciende todo conocimiento. Así llegaréis a vuestra plenitud, según la plenitud total de Dios».
El 2 de febrero la Iglesia celebra la Jornada Mundial de la Vida Consagrada. Con este motivo, quiero acercarme a quienes vivís esta consagración al servicio de la Iglesia y de todos los hombres, y también a todos aquellos miembros de la Iglesia que sentís que el Señor os está llamando a vivir esta vida, que es el compromiso por hacer una “presencia de Cristo en el mundo”. ¡Qué parábola más bella hacéis con vuestra vida de Dios con nosotros! Gracias de corazón por vuestra entrega concreta como consagrados, en todas las latitudes de la tierra, para regalar el amor del Señor y convertiros así en signo elocuente de presencia del Reino de Dios para el mundo de hoy.
Si ignoramos cuál es nuestro fin último, nuestra meta definitiva; si no sabemos de dónde venimos; si no sabemos el camino que nos lleva a vivir una vida buena, verdadera, bella, somos como ciegos que caminan sin ninguna guía. Dios quiere que cada uno de nosotros se salve y, para ello, quiere darnos a cada uno el conocimiento de la verdad necesaria para la salvación… Quien persigue y quien es perseguido, quien asesina y quien es asesinado, quien comete injusticias y quien las sufre, no pueden acabar del mismo modo. La muerte no puede ser un borrador que lo borra todo, sino una reparación que restablezca el derecho. En la historia, la última palabra no tiene que tenerla la injusticia. Existe un juicio de Dios y habrá una resurrección por la vida y una resurrección por la muerte.
“recibir la Comunión en la mano sin duda implica una gran dispersión de fragmentos. Por el contrario, la atención a las migas más pequeñas, el cuidado en purificar los vasos sagrados, no tocar la Hostia con las manos sudorosas, todo se convierte en profesiones de fe en la presencia real de Jesús, incluso en las partes más pequeñas de las especies consagradas: si Jesús es la sustancia del pan eucarístico, y si las dimensiones de los fragmentos son solo accidentes del pan, ¡es de poca importancia cuán grande o pequeña es una pieza de la hostia! ¡La sustancia es lo mismo! ¡Es Él! Por el contrario, la falta de atención a los fragmentos nos hace perder de vista el dogma. Poco a poco, el pensamiento puede prevalecer gradualmente: «Si incluso el párroco no presta atención a los fragmentos, si administra la comunión de tal manera que los fragmentos se puedan esparcir, entonces significa que Jesús no está en ellos, o que Él está hasta cierto punto».
Ha sido la luz de la fe católica la que ha proporcionado a Gabriele Kuby esta clarividencia manifiesta en su libro. A esta clarividencia se añade el conocimiento de los datos y procesos de la “revolución sexual” que ella conoce por haber sido militante del feminismo radical y que después ha profundizado y ampliado hasta ofrecernos en su obra los detalles más precisos sobre los orígenes, desarrollo y la agenda global de esta revolución. De todo ello nos propone un riguroso análisis y, a la vez, un testimonio confesante de las consecuencias devastadoras de esta revolución sexual.
Los tres primeros cánones de dichos historiadores o crítico son aquellos principios mismos, que hemos atribuido arriba a los filósofos; es a saber: el agnosticismo, el principio de la transfiguración de las cosas por la fe, y el otro, que Nos pareció podía llamarse de la desfiguración. Vamos a ver las conclusiones de cada uno de ellos. Según el agnosticismo la historia, no de otro modo que la ciencia, versa únicamente sobre fenómenos. Luego, así Dios como cualquier intervención divina en lo humano, se han de relegar a la fe, como pertenecientes tan sólo a ella. Por lo tanto, si se encuentra algo que conste de dos elementos, uno divino y otro humano -como sucede con Cristo, la Iglesia, los Sacramentos y muchas otras cosas de ese género-, de tal modo se ha de dividir y separar, que lo humano vaya a la historia, lo divino a la fe.
25 domingo Nov 2018
Posted in Artículos - Contracorriente
Filiberto Díaz Pardo
La realeza de Cristo es dogma fundamental de la Iglesia y a la par canon supremo de la vida cristiana.
Esta realeza, consustancial con el cristianismo, es objeto de una fiesta inserta solemnemente en la sagrada liturgia por el papa Pío XI a través de la bula Quas primas del 11 de diciembre de 1925. Era como el broche de oro que cerraba los actos oficiales de aquel Año Santo.
La idea primordial de la bula podría formularse de esta guisa: Cristo, aun como hombre, participa de la realeza de Dios por doble manera: por derecho natural y por derecho adquirido. Por derecho natural, ante todo, a causa de su personalidad divina; por derecho adquirido, a causa de la redención del género humano por Él realizada.
Si algún día juzgase oportuno la Iglesia -decía un teólogo español en el Congreso Mariano de Zaragoza de 1940- proclamar en forma solemne y oficial la realeza de María, podría casi transcribir a la letra, en su justa medida y proporción claro está, los principales argumentos de aquella bula.
Y así ha sido el 11 de octubre de 1954 publicó Pío XII la encíclica Ad Caeli Reginmn. Resulta una verdadera tesis doctoral acerca de la realeza de la Madre de Dios. En ella, luego de explanar ampliamente las altas razones teológicas que justifican aquella prerrogativa mariana, instituye una fiesta litúrgica en honor de la realeza de María para el 31 de mayo. Era también como el broche de oro que cerraba las memorables jornadas del Año Santo concepcionista.
El paralelismo entre ambos documentos pontificios y aun entre las dos festividades litúrgicas, salta a la vista.
La realeza de Cristo es consustancial, escribíamos antes, con el cristianismo; la de María también. La realeza de Cristo ha sido fijada para siempre en el bronce de las Sagradas Escrituras y de la tradición patrística; la de María lo mismo.
La realeza de Cristo, lo insinuábamos al principio, descansa sobre dos hechos fundamentales: la unión hipostática -así la llaman los teólogos, y no acierta uno a desprenderse de esta nomenclatura- y la redención; la de María, por parecida manera, estriba sobre el misterio de su maternidad divina y el de Corredención.
(Año cristiano B.A.C.)
25 domingo Nov 2018
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El Párroco
* Cuando creamos que no podemos resistir más el sufrimiento, recordemos la pasión de Cristo. Nos convenceremos de que somos ridículos.
* Indiscutiblemente, después de la muerte de nuestro cuerpo seguiremos viviendo eternamente. Nuestra alma es espiritual e inmortal. Estemos siempre preparados para presentarnos al Juicio particular.
* Los católicos seglares no deben recluirse en las sacristías, ni en los Movimientos eclesiales. Deben salir por las calles y plazas de los pueblos y ciudades predicando el evangelio de cristo. Sobre todo la política católica.
* El movimiento ecuménico no ha dado el resultado pretendido. No hay unión entre las religiones cristianas y no cristianas. No existe la nueva comunidad humana de las distintas religiones. La cuadratura del círculo es un imposible. Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, una sola Iglesia, fundada por Nuestro Señor Jesucristo. La Iglesia Católica, Apostólica y Romana.