Contracorriente

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Salvar el Alma

13 miércoles Mar 2013

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San Ignacio de Loyola dice que el alma se salva mediante la alabanza, reverencia y servicio de Dios. passionhomeSalvar el alma es terminar esta vida terrena en gracia de Dios para empezar a gozar eternamente de la gloria y felicidad del Cielo. Dios quiere que todas las almas se salven. Su misericordia infinita está al alcance de todos los hombres y mujeres: “Hijitos míos, os escribo esto para que no pequéis. Si alguno peca, abogado tenemos ante el Padre, a Jesucristo, justo. El es la propiciación por nuestros pecados. Y no sólo por los nuestros, sino por los de todo el mundo” (1 Jn. 2,2).

Si Dios quiere que todos los hombres se salven, a todos le ofrece la gracia necesaria para salvarse. El medio ordinario del que Dios se vale para llamar a la salvación a todos los hombres es la Iglesia Católica, fundada por Nuestro Señor Jesucristo y vivificada por el Espíritu Santo. La Iglesia nos transmite la gracia divina por medio de los sacramentos.

Salvar el alma, se dice pronto, pero se entiende con dificultad y a medias. Para entenderlo bien, sería preciso llegar a conocer internamente lo que es poseer a Dios en una felicidad eterna y lo que es el alma ¿Qué vale el alma?: La sangre de Dios hecho hombre derramada, gota a gota, en la Pasión para la salvación de todas las almas. El alma tiene un valor divino. San Ignacio estaba dispuesto a poner en peligro su vida por la salvación de las almas; y Santa Catalina de Siena besaba las huellas de los que trabajaban por la salvación de las almas.

El alma y Dios. ¿Cómo es Dios?, preguntaba el niño  Tomás de Aquino a los ancianos. Sabemos muy poco de cómo es Dios. Sabemos, estamos seguros, que Dios es la suma perfección, la suma bondad que saciará todos nuestros deseos de felicidad en el cielo. Dios es infinito en Sus perfecciones, nosotros imperfectos y miserables. Nuestro único afán: ¡Salvar el alma!.

La hermana de Santo Tomás de Aquino, le escribió pidiéndole que debería hacer para ser santa. El doctor angélico, le contestó: “Hermana mía, para ser santa te basta y es necesario por tu parte una cosa: ‘querer’; Dios no te negará su gracia”. Nos salvaremos eternamente si queremos salvarnos, pero queriendo de verdad; que ese querer se convierta en obras concretas”. Se nos brinda la gracia, a nadie falta:  “el hombre es quien falta a la gracia” (San Buenaventura). Nuestra santa Madre Iglesia pone a nuestra disposición todos los medios que necesitamos para salvarnos. Estamos en buenas manos. San Agustín: “¿Por qué no he de poder lo que otros han logrado?”

“ Se le acercó uno y le preguntó: Maestro ¿Qué obra buena he de realizar para alcanzar la vida eterna?”. Él le dijo: si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos” (Mt. 19,17). Una vez más: si quieres te salvarás. Hay que querer de veras, nada de veleidades: “quiere y no quiere a un tiempo el perezoso.” (Pro. 13,4) Querer de verdad es poner nuestra voluntad en sintonía con la voluntad de Dios. Hacer siempre y en todo la voluntad de Dios. No retroceder ante ningún sacrificio, no detenernos ante ninguna dificultad.

Es nuestro peregrinar hacia la vida eterna, debemos confiar siempre en la infinita misericordia de nuestro Dios. Es verdad que somos débiles y miserables, pero con San Pablo podemos decir: “todo lo puedo en aquel que me conforta” (Fil. 4,13). Porque, aunque no podamos salvarnos con nuestras débiles fuerzas, estamos seguros que no nos faltará la gracia que San Pablo alcanzó de Cristo: “te basta mi gracia” (2Cor. 12,9). Seamos muy generosos en nuestra colaboración con la gracia de Dios.

Un día y otro, siempre fieles a las gracias actuales, perseverantes hasta la muerte: “Seréis aborrecidos de todos por mi nombre, el que persevere hasta el fin, se salvara” (Mt. 10,22). Ante lasfotograma_pasion tentaciones, tribulaciones y sacrificios que aparezcan en vuestras vidas, ensancha el alma la consideración de la felicidad eterna que el Señor nos tiene preparada: “Ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni vino a la mente del hombre lo que Dios ha preparado para los que le aman” (1Cor. 2,9). “Dios espera ardientemente que se llene su casa. Es padre y le gusta vivir con todos sus hijos alrededor” (San Agustín).

San Juan Crisóstomo: “Si descuidamos el alma no podremos salvar ni el cuerpo: porque no ha sido hecha el alma para el cuerpo, si no el cuerpo para el alma” San Ignacio le decía al joven Javier en la Universidad  de Paris: “¿qué aprovecha al hombre ganar el mundo entero si pierde su alma?” (Mt. 16,26). ¿Quiero salvarme? Me salvaré. Para salvarme han de cooperar mi voluntad y la de Dios; y dios quiere salvarnos: “Dios quiere que todos los hombres se salven” (Tim. 2,3-4) Repetimos con San Agustín: “Dios que te creó sin ti, no te salvará sin ti”

 

¿Yo para qué nací? Para salvarme.
Que tengo que morir es infalible;
Dejar de ver a Dios y condenarme
Triste cosa será, pero posible.
¡Posible…! ¿y río y duermo
y quiero holgarme?
¡Posible…! ¿y tengo amor a lo visible?
¿Qué hago? ¿En qué me ocupo?
¿En qué me encanto?
¡Loco debo yo ser, pues no soy santo!

           

Pío XII: «Misterio verdaderamente tremendo, y que jamás se meditará bastante, el que la salvación de muchos dependa de las oraciones y voluntarias mortificaciones de los miembros del Cuerpo místico de Jesucristo, dirigidas a este objeto, y de la cooperación que Pastores y fieles  han de ofrecer a nuestro divino Salvador» (Mystici Corporis 1943,19).

 

P. Manuel Martínez Cano mCR

Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen X

05 martes Mar 2013

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10, 12, 21.6, 22.13, 3, 38, 5-6, 6, 8, 9, Act 4, alfa, amar tiernamente, amor, apóstol, Apoc 1, ángeles, bendición espiritual, buen olor, Camino, católicos, cismáticos, Col. 2, demonios, devoción a María, devoción aparente, devoción falsa, devoto, discernir verdadera devoción, divinidad, edificio, Eph 1, espíritu débil, espíritu ignorante, fuego, gloria, gracia, herejes, ida eterna, idólatras, infiernos, Jefe, jesús, Jesucristo Nuestro Señor, Jn 15, Jn.14, Majestad, maría, Médico, Mestro, Modelo, movediza arena, Mt.23, necesidad, omega, paganos, Pastor, perfecciones, piedra firme, plenitud, primera verdad, Rom.8, rosario, santísima virgen, sarmiento, Señor, secreto maravilloso, servir fielmente, siete salmos, Todo, Verdad, verdadero Dios, verdadero hombre, verdades fundamentales, vid, vida, virtudes

Parte Primera

DE LA DEVOCIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN
EN GENERAL

Modo de discernir la verdadera devoción a la Santísima Virgen,
de la falsa y aparente

60. Habiendo expuesto hasta aquí algo acerca de la necesidad que tenemos de la devoción a la Santísima Virgen, menester es ahora decir en qué consiste esta devoción. Pero antes conviene consignar algunas verdades fundamentales que ilustrarán más y más cuanto conviene saber acerca de esta materia.

PRIMERA VERDAD

61. Jesucristo Nuestro Señor, verdadero Dios y verdadero hombre, debe ser el fin último de nuestras devociones; a no ser así, serían falsas y engañosas. Jesucristo es el alfa y el omega, el comienzo y fin de todas las cosas (Apoc. 1,8; 21,6; 22,13).
No trabajamos, como dice el Apóstol, más que por hacer perfecto a todo hombre madre de talaveraen Jesucristo (Col. 2,9), porque sólo en El reside toda plenitud de la Divinidad y todas las demás plenitudes de gracia, de virtudes y de perfecciones; porque sólo en El estamos bendecidos con toda bendición espiritual; porque El es el único Maestro que debe enseñarnos, es nuestro único Señor de quien debemos depender, nuestro único Jefe a quien debemos pertenecer, nuestro único Modelo a que debemos conformarnos, nuestro único Médico que nos debe sanar, nuestro único Pastor que debe alimentarnos, nuestro único Camino por donde debemos andar, nuestra única Verdad que debemos creer, nuestra única Vida que debe vivificarnos, y nuestro único Todo en todas las cosas que debe bastarnos (Eph. 1,3; Mt. 23,10; Jn. 14,6).
No se ha pronunciado bajo el cielo otro nombre que el de Jesús por el cual debamos ser salvos (Act. 4,12). Dios no ha puesto otro fundamento de nuestra salvación, de nuestra perfección y de nuestra gloria, más que a Jesucristo; todo edificio que no está construido sobre esta piedra firme, está levantado sobre movediza arena, y más o menos tarde caerá infaliblemente. Todo fiel que no esté unido a El, como el sarmiento a la vid, caerá, se secará y no servirá más que para el fuego (Jn. 15,5-6). Si estamos en Jesucristo, y Jesucristo está en nosotros, no hemos de abrigar temor alguno de condenación; ni los ángeles de los cielos, ni los hombres de la tierra, ni los demonios de los infiernos, ni otra criatura alguna nos puede dañar, porque nadie nos puede separar, si no queremos, de la caridad de Jesucristo (Rom. 8,38); con Jesucristo y en Jesucristo lo podemos todo: podemos dar toda honra y gloria al Padre en unidad del Espíritu Santo, hacernos perfectos y ser para el prójimo buen olor de vida eterna.

62. Si, pues, nos entregamos a la hermosa devoción hacia la Virgen Santísima, es sólo para establecer más perfectamente el amor de Jesucristo, y de hallar un medio fácil y seguro de hallar a Jesucristo. Si la devoción a la Santísima Virgen separase de su Hijo, sería preciso desecharla como una ilusión del demonio; pero precisamente hemos menester de María para lo contrario, como ya lo he demostrado, y aún demostraré más adelante, pues esta devoción nos es necesaria para hallar a Jesucristo perfectamente, para amarle tiernamente y para servirle fielmente.

63. Al llegar aquí, vuélvome un momento hacia Vos, oh amable Jesús, para quejarme amorosamente a Vuestra Majestad de que la mayor parte de los cristianos, aun los más instruidos, ignoran el enlace necesario que existe entre Vos y vuestra Santísima Madre. Vos estáis, Señor, siempre con María, y María siempre está con Vos y no puede estar sin Vos: de otro modo dejaría Ella de ser lo que es; de tal modo está Ella transformada en Vos por la gracia, que no vive, no existe, sino que sólo Vos, mi Jesús, vivís y reináis en Ella con más perfección que en todos los ángeles y bienaventurados. ¡Oh! si fuere conocida la gloria y el amor que recibisteis, Señor, en esta admirable criatura, se tendrían para con Vos y para con Ella sentimientos bien diferentes de los que se tienen. María os está tan íntimamente unida, que más fácil sería separar a la luz del sol, al calor del fuego; digo mal, más facil sería separar de Vos a todos los ángeles y santos, que a vuestra bienaventurada Madre; porque Ella os ama más ardientemente y os glorifica más perfectamente que todas vuestras criaturas juntas.

64. Después de esto, ¿no es, mi amable Dueño, una cosa sorprendente y lastimosa ver la ignorancia y tinieblas de todos los hombres acá abajo respecto de vuestra Santísima Madre? No hablo tanto de los idólatras y paganos, que no os conocen ni se cuidan de conoceros; no hablo de los herejes y cismáticos, que después de separarse de Vos y de vuestra Iglesia, no muestran empeño en ser devotos de la Virgen María: hablo de los católicos, y aun de los que entre católicos, haciendo profesión de enseñar a los demás las verdades de la fe, no os conocen, ni conocen a vuestra Madre, sino de una manera especulativa, seca, estéril e indiferente. Doctores que no hablan sino rara vez de vuestra Madre y de la devoción que se le debe tener porque temen, así lo dicen ellos, que haya en ello abuso y se os haga injuria al honrar a vuestra Madre Santísima. Si ven u oyen a algún devoto de la Virgen hablar con frecuencia de la devoción a esta buena Madre de un modo tierno, firme y persuasivo, como de un medio exento de toda ilusión, de un camino corto y sin peligros, de una vía inmaculada y sin imperfección, y de un secreto maravilloso para hallaros y amaros perfectamente, claman contra él y dan mil falsas razones para probarle que no es menester que se hable tanto de la Virgen, que hay grandes abusos en esta devoción, y que es menester procurar destruirlos, y más bien hablar de Vos que conducir a los pueblos a la devoción a María, a quien ya aman suficientemente.

Se les oye alguna vez hablar de la devoción a vuestra Madre, no para establecerla y confirmarla, sino para destruir los abusos de ella, mientras carecen de piedad y de tierna devoción hacia Vos, porque no se la tienen a María. Miran el rosario, el escapulario y la corona como devociones propias de espíritu débiles e ignorantes, sin las cuales se puede uno salvar; si en sus manos cae algún devoto a la Virgen que recita su rosario, o tiene alguna práctica de devoción a María, procuran bien pronto trocar su espíritu y su corazón, y en lugar del rosario, le aconsejarán que recite los siete salmos; en lugar de la devoción a la Santísima Virgen, le aconsejarán la devoción a Jesucristo.
Amable Jesús, ¿tienen vuestro espíritu estas gentes? ¿Os es agradable ese modo
santisima-virgen-mariade pensar? ¿Os agrada que no se haga esfuerzo alguno para agradar a vuestra
Madre por temor de desagradaros? La devoción de vuestra Santa Madre, ¿es impedimento de la vuestra? ¿Se arroga Ella la honra que a Vos se os da? ¿Forma, acaso, Ella un bando aparte? ¿Es una persona extraña que nada tiene que ver con Vos? ¿Es desagradaros el querer agradarla? ¿Es separarse o alejarse de vuestro amor el entregarse a Ella para amarla?

Catecismo Social II

27 miércoles Feb 2013

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Primera Parte

1. EL PRIMER PROBLEMA

 1 -¿ Qué es el hombre?

Hacemos nuestra la respuesta de Aristóteles: «El hombre, animal racional.» Y esta definición, iluminada por el cristianismo, nos lleva a conocer que el hombre. animal racional, ha sido redimido por Jesucristo, llamado a la unión divina por la gracia santificante y destinado a gozar de Dios eternamente.

2 -¿Admiten todos esta definición del hombre?

No, para algunos el hombre continúa siendo un extraño, un desconocido, un absurdo. Son las falsas filosofías que sintetizamos de esta manera: para Platón, el hombre es sólo una apariencia sensible, en contínuo itinerario hacia las ideas eternas. Para Descartes, el alma convive con el cuerpo como un espíritu que utiliza el cuerpo, al estilo de una herramienta, de una máquina. Entonces el hombre se divide en un dualismo que provoca en unos el subjetivismo y en otros el materialismo. Para el marxismo, el hombre es mera materia y lo único importante es lo temporal y lo económico. Para el existencialista, sólo la desesperación y la náusea trágicamente se combinan en el vivir, tras las guerras y campos de concentración de los tiempos modernos. Para el Evangelio, a la luz de la fe, el hombre es la síntesis de todos los valores materiales y espirituales, y tiene en Cristo, verdadero Dios y Hombre, su verdad, su camino y su vida. Y así el hombre queda unido a Dios y a los demás, dentro del plan providencial.

3 -¿Qué es lo más importante para el hombre?

Sencillamente, encontrar la verdad. ¿Cómo se encuentra la verdad? Aceptando la realidad de las cosas. Cuando se ajusta nuestro pensamiento a lo que existe fuera de nosotros, entonces encontramos lo que efectivamente existe. La verdad no son imaginaciones, cosas ficticias. La verdad nos hace experimentar lo que decía el músico César Franck, ponderando una melodía suya: «No la he hecho, ni escrito. La he encontrado». 

4 -¿Cuáles son las cuestiones fundamentales para todo hombre?

Para todo hombre, de la época, cultura, clase, situación, edad que sean, hay tres preguntas sin las cuales todo se convierte en un callejón sin salida al no contestarlas debidamente: ¿De dónde vengo? ¿A dónde voy? ¿Por qué vivo? Es tremendo que Buda pudiera decir: «No logré mi objetivo». Que Jean Paul Sartre, en «Life», declarara: «Desde hace más o menos diez años he despertado de un largo, amargo y dulce sueño. Veo claramente y con plena sobriedad la realidad y no sé qué hacer con mi vida. He pisoteado y desechado al Espíritu Santo, sólo me queda el coraje de un desesperado». Que Ernest Hemingway confesara: «Mi vida se ha convertido en una senda oscura que no conduce a ninguna parte, siempre la nada y el vacío; una vida oscura y sin meta alguna. Un vacío sin fin». Que Miguel de Unamuno proclamara: «No me someto a la razón y me rebelo contra ella». De ahí que todo hombre ha de plantearse y resolver las tres preguntas más importantes de nuestra existencia y de nuestra eternidad.

5 -¿Podemos conocer de dónde venimos?

Tenemos la razón. Y, sobre todo, la fe. La razón, rectamente utilizada, nos lleva a Dios. Y la fe amplía, certifica y nos ilumina con certeza imbatible acerca de esas grandes verdades. La existencia de Dios es una conclusión lógica del examen de todo lo que nos rodea y conocemos. Del efecto a la causa, de lo visible a lo invisible, de lo mutable a lo inmutable, de lo contingente al Ser necesario, son pasos que lógicamente se alcanzan cuando funciona la inteligencia honradamente. Y entonces se llega a captar, por la fe, la propia definición dada por Dios sobre su Ser y Existencia: «yo soy el que soy». Esto, es un raciocinio contundente, pues el hombre contempla todos los movimientos de la naturaleza, de su propio interior, y esto exige la existencia del primer Ser. Entonces, el cosmos, que es limitado y finito, nos hace volar hasta la claridad de Dios, Acto puro, cuyo Pensamiento, Amor y Acción, se funden en la Trinidad, a cuyo misterio de felicidad inagotable estamos llamados. Como dice Santo Tomás de Aquino: «La visión de la Trinidad: he aquí el fruto sabroso y fin de toda la vida humana».

Para la Historia: Respuesta a la Carta Colectiva del Episcopado Español II

27 miércoles Feb 2013

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Arzobispo de Toledo, Augusto, Cardenal Aland, Cisneros, cultura cristiana, Dios, Enrique, España, Felipe II, guerra civil, Isabel la Católica, Isidro Gomá, Obispo de Jujuy, obispos de Polonia, orbe católico, paz, Pro quacumque tribulatione, pro re gravi, respuesta a la carta colectiva del episcopado español, sin dios, sin honor, sin Patria, tradiciones, venerable episcopad español, Verdad

Obispado de Jujuy

Jujuy, 7 de septiembre de 1937.

Emmo. Señor:

Con la plegaria en los labios y la aflicción en el corazón he de corresponder a la Carta Colectiva que el Venerable Episcopado español, encabezado por V. Emcia. Rvdma., ha dirigido a sus Hermanos en el Señor de todo el orbe católico.

En verdad que ha sido unilateralmente enjuiciado y vilmente calumniado el noble y caballeresco gesto de los que, fieles a las tradiciones seculares, no quisieron una España sin honor y sin Dios; sin embargo, la verdad se va abriendo camino por sí sola y formándose opinión favorable a la obra de la restauración española contra los sin Patria y sin Dios.

Por nuestra parte y desde un principio hicimos causa común con los defensores de la cultura cristiana, uno de cuyos baluartes lo fue siempre la España tradicional de Isabel la Católica, de Felipe II, de Cisneros…; y porque consideramos que era deber de todo buen católico implorar de lo Alto los auxilios sobrenaturales, hicimos un llamado a nuestros diocesanos, solicitando de ellos plegarias especiales y disponiendo agregar a las colectas de la santa misa la “Pro quacumque tribulatione” en carácter de pro re gravi, hasta que termine el conflicto.

Haciendo votos por el pronto restablecimiento de la paz, me es grato suscribirme a V. Emmcia. Rvda. y Hermanos en el Episcopado, afectísimo en Cristo.

† Enrique, Obispo de Jujuy

Eminentísimo y Reverendísimo Sr. Primado de las Españas, Mons. Dr. D. Isidro, Cardenal Gomá, Arzobispo de Toledo.

 

 

Los obispos de Polonia

Primado de Polonia.

Eminencia Reverendísima:

Al darle las gracias por el Documento Colectivo de los Obispos españoles, que acaba de llegarme, anuncio a Vuestra Eminencia que pondré sumo empeño en que los argumentos clarísimos en él expuestos sobre el estado actual de España durante la horrible guerra civil se divulguen copiosamente en las publicaciones oficiales, en las revistas y periódicos, y se pongan en evidencia los juicios y noticias falsos y malignos difundidos arteramente por los enemigos de la Iglesia, hasta suprimirlos y ahogarlos.

Esté Vuestra Eminencia seguro de que aquí todos nosotros tenemos un solo sentir en esta causa, y de que pedimos a Dios, O. M…, con toda el alma, la paz y la concordia para vuestra muy amada patria.

Y al declararlo así beso las manos de V. Emma. Revdma., y me suscribo devoto, atento y ferviente servidor suyo.

Posnania, 11 septiembre 1937.

† Augusto, Cardenal Aland

Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen VII

13 miércoles Feb 2013

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Parte Primera

DE LA DEVOCIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN
EN GENERAL

Excelencia y necesidad de la devoción a la Santísima Virgen

41. Las figuras y las expresiones del antiguo y del nuevo Testamento lo inmaculado_corazon2prueban, los sentimientos y los ejemplos de los santos lo confirman, la razón y la experiencia lo enseñan y demuestran; los mismos demonios y sus secuaces, impelidos por la fuerza de la verdad, se han visto con frecuencia obligados a confesarlo a pesar suyo. De todos los pasajes de los Santos Padres y de los Doctores de que he hecho vasta colección para probar esta verdad, sólo citaré uno, para no ser demasiado extenso: Seros devoto, oh Santísima Virgen, dice San Juan Damasceno, es una arma de salvación que Dios da a los que quiere salvar.

42. Y podría citar aquí varias historias que probarían lo mismo, entre otras: la que se refiere en las Crónicas de San Francisco, de cuando vio en éxtasis una gran escalera que llegaba al cielo, al fin de la cual estaba la Santísima Virgen y por la cual se le indicó que era preciso subir para llegar al cielo; y la que se refiere en las crónicas de Santo Domingo, cuando quince mil demonios apoderados del alma de un desgraciado hereje, cerca de Carcasona, en donde este Santo predicaba el Rosario, se vieron obligados, por el mandato que les hizo la Santísima Virgen, a confesar muchas verdades grandes y consoladoras referentes al amor hacia la Reina del cielo, con tanta fuerza y claridad, que no puede leerse esta historia auténtica y el panegírico que el diablo hizo a pesar suyo de esta devoción, sin derramar lágrimas de alegría por poco devoto que uno sea de la Santísima Virgen.

43. Si la devoción a María es necesaria a todos los hombres, simplemente para alcanzar la salvación, es aún más necesaria a los que son llamados a una perfección particular, y no creo que una persona pueda adquirir una unión íntima con Nuestro Señor y una fidelidad perfecta al Espíritu Santo, sin una unión grandísima con la Santísima Virgen y una gran dependencia de su socorro.

44. Sólo María ha encontrado gracia ante Dios sin auxilio de ninguna otra pura criatura. Sólo por Ella han obtenido gracia ante Dios cuantos la han alcanzado, y solamente por Ella la conseguirán cuantos en adelante la logren. Estaba llena de gracia cuando la saludó el arcángel Gabriel, y fue superabundantemente inundada de gracia por el Espíritu Santo cuando su sombra inefable la cubrió; y ha aumentado de tal modo de día en día y de momento en momento esta doble plenitud, que ha llegado a un grado de gracia inmensa e inconcebible, de manera que el Altísimo la ha hecho tesorera única de sus tesoros y la única dispensadora de sus gracias, para ennoblecer, elevar y enriquecer a quien Ella quiera en el estrecho camino del cielo; para hacer pasar, a pesar de todo, a quien Ella quiera por la angosta puerta de la vida, y para dar el trono, el cetro y la corona de rey a quien Ella quiera. Jesús es en todas partes y siempre el fruto y el Hijo de María, y María es en todas partes el árbol verdadero del fruto de la vida y la verdadera Madre que lo produce.

45. Solamente a María ha dado Dios las llaves de los tesoros del divino amor, y el poder de entrar en los caminos más sublimes y más secretos de la perfección, y de hacer entrar a otros en ellos. Sólo María proporciona la entrada en el paraíso terrestre a los desgraciados hijos de la infiel Eva para pasearse en ese paraíso agradablemente con Dios, abrigarse seguramente en él contra toda clase de enemigos, para alimentarse deliciosamente sin temer más a la muerte, del fruto de los árboles de la vida y de la ciencia, y para madre de talaverabeber a torrentes las aguas celestiales de la hermosa fuente que allí abundantemente rebosa.
Ella es en sí misma ese paraíso terrestre o esa tierra virgen y bendita de que han sido expulsados los pecadores Adán y Eva. Ella no da entrada en el paraíso de su corazón más que a los que Ella quiere que se hagan santos.

 

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“Espíritu Santo, infúndenos la fuerza para anunciar la novedad del Evangelio con audacia, en voz alta y en todo tiempo y lugar, incluso a contracorriente”. Padre Santo Francisco.

"Si el Señor no edifica la casa, en vano trabajan los que la construyen. (Salmo 127, 1)"

Nuestro ideal: Salvar almas

Van al Cielo los que mueren en gracia de Dios; van al infierno los que mueren en pecado mortal

"Id al mundo entro y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y sea bautizado se salvará; el que no crea será condenado" Marcos 16, 15-16.

"Es necesario que los católicos españoles sepáis recobrar el vigor pleno del espíritu, la valentía de una fe vivida, la lucidez evangélica iluminada por el amor profundo al hombre hermano." San Juan Pablo II.

"No seguirás en el mal a la mayoría." Éxodo 23, 2.

"Odiad el mal los que amáis al Señor." Salmo 97, 10.

"Jamás cerraré mi boca ante una sociedad que rechaza el terrorismo y reclama el derecho de matar niños." Monseñor José Guerra Campos.

¡Por Cristo, por María y por España: más, más y más!

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