Padre Martínez Cano, m.C.R.

Estamos comiendo en un pueblecito de España. Un joven sacerdote que nos acompaña se pone las manos en la cabeza, asombrado cuando he dicho “Yo no voto nunca”. Balbuceó algo así como “no votar es pecado”.

Yo dije, pecado es ser colaborar con partidos políticos que son “estructuras de pecado”. Como bien dijo el obispo de Alcalá de Henares de los partidos políticos con representación parlamentaria.

La democracia ha traído el divorcio, la eutanasia, el aborto, homosexualismo, ideología de género, educación corruptora, paro, corrupción política, etc.

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En cinco días, he visto a dos jóvenes madres con sus bebés en sus cochecitos. El mayor de dos meses, ya sonríe. Es el menor de cuatro hermanos. La menor de dos semanas, segunda de la familia, es una filigrana de Dios.

Los padres, más felices que unas pascuas. Estos bebés, son la manifestación esplendorosa de la sabiduría de Dios. Estas familias son la manifestación de la ternura, el cariño y la delicadeza de Dios, un extraordinario don para los que las contemplamos.

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Como no oímos hablar del infierno, ni del Purgatorio, recordamos a todos: que en el infierno se sufre eternamente atroces tormentos. En el purgatorio se sufre terriblemente, hasta que el alma se purifica y sube al cielo.

Al Infierno van los que mueren en pecado mortal. Al Purgatorio los que mueren en pecado venial y tienen que purificarse de las penas merecidas.