Del deseo de ser amado, líbrame, señor.
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Al niño que le han enseñado que la lujuria es amor, no amará a Dios ni al prójimo.
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Tengo la sensación de que algunos confunden ecumenismo con babelismo.
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Si quieres aprender a ser cariñosa, contempla a una madre con su hijita en los brazos.
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La Muerte destruye nuestra vida corporal, no la vida espiritual del alma que es inmortal.
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Las democracias modernas son herejías. Todas rechazan el reinado Social de Jesucristo.
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Eso que llaman política es el tinglao del dinero blanco, negro y amarillo. Todos maman a discreción.
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Marxistas, democráticas y progresistas intentan destruir la familia, el orden natural, creado por Dios.
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Los demonios no cesan de ponernos trampas. Nuestros ángeles de la Guarda, no se cansan quitándolas.
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No se reforma nada, si no partimos de las fuentes de la revelación: Sagrada Escritura y Tradición divina.
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Quién puede explicarme por qué un sacerdote vestido de seglar es más auténtico. Los niños no lo entienden.
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Para ser político se debe tener un corazón grande, generoso, honesto, que luche por el bien común de la patria.
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Conozco a un anciano que tiene la mosca tras la oreja. Suele decir: Los políticos, sean de izquierdas o derechas, se hacen ricos.
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El hombre nuevo que proyecta el modernismo no desciende del mono. Desciende de la nada y a la nada volverá. Diabólico.
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Nada hay más intolerante que la «tolerancia democrática», que rechaza con absoluta intolerancia todo lo tradicional.
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Mi amigo Pablo, que acaba de cumplir ocho meses, va proclamando a diestra y siniestra, que Dios existe. Hasta cuando está durmiendo.
