El P. Yves Congar (1904-1995) fue uno de los grandes protagonistas del Concilio Vaticano II y un auténtico pionero en campos como el del ecumenismo o la teología del laicado. El papa san Juan Pablo II le nombró cardenal en 1994, como culminación de su largo y fiel servicio a la verdad y a la Iglesia. En su dilatada existencia tuvo que pasar por dos “pruebas” de gran dureza que sin duda aquilataron su espíritu. En primer lugar, el hecho de ser movilizado como oficial del ejército francés en noviembre de 1939, cuando se hallaba en plena actividad docente e investigadora, cayendo prisionero poco después, y pasando por varios campos de concentración nazis (Mainz, Berlín, Colditz y Lübeck) hasta el final de la guerra en 1945. Serán casi seis años prisionero y alejado de su mundo académico e intelectual.
La segunda prueba será más dura todavía. El libro «Journal d´un theologien» recoge escritos suyos de 1946 a 1956 en los que explica las sanciones eclesiásticas a las que debió obedecer sin tener la posibilidad de