El Consiliario

Corazón de María, jardín de las flores del Cielo, ruega por nosotros.

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La democracia es una sandía podrida, llena de gusanos.

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La tristeza enfermiza quita del alma la alegría de Dios. No estés triste.

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Esta democracia ni pudo ser cristiana ni puede ser católica. Dios existe, y el Cielo y el infierno.

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Las leyes que imponen las élites mundialistas, son diametralmente opuestas a la Ley de Dios. Son, por tanto, diabólicas.

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«Veremos a Dios cara a cara». Limpios de toda mancha de pecado, se reflejará en nuestras almas el rostro de Dios. Divinizados para siempre.

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No es lo mismo la pasión de poder, de quién quiere aplicar la justicia en la sociedad, que la pasión de poder de quién quiere imponer leyes injustas, antinaturales.