Ildefonso Rodríguez Villar
Puntos breves de meditación
sobre la vida, virtudes y advocaciones litúrgica
de la Santísima Virgen María
26ª edición, Valladolid, 1965
Comienza por recordar la historia del Pilar de Zaragoza con la venida de la Santísima Virgen cuando vivía en la tierra, a visitar al Apóstol Santiago, tal y como todos los españoles hemos oído desde niños y tantas veces hemos repetido en aquella jaculatoria: «Bendita sea la hora en que la Virgen del Pilar vino en carne mortal a Zaragoza.»
1º Bendita sea la hora. —Así lo hemos dicho miles de veces…, así lo repiten las familias cristianas y españolas a la antigua, al dar la hora del reloj… y por mucho que lo digan nunca será demasiado para bendecir a aquella hora.—,-¿ Por qué?… Detente bien a considerar lo que significa para España esta hora… y con ella esta visita de la Virgen…
El sagrado Evangelio nos habla de una visita que la Virgen hizo una vez…; fue aquella en la que santificó al Bautista y llenó de alegría y bendiciones celestiales la casa de su prima Santa Isabel… Recuerda el recibimiento que ésta hizo a la -Virgen…, aquellas palabras tan divinamente inspiradas: «¿de dónde a mí que la Madre de mi Señor venga a mi casa»?… Detente despacito…, sin prisa…, a contemplar esta escena tan hermosa…; trata de comprender y abarcar de algún modo Sigue leyendo
En el año 1931, el Papa Pío XI, al celebrar el décimoquinto aniversario de la proclamación dogmática de la divina maternidad de María hecha en el Concilio de Éfeso contra Nestorio y sus secuaces, determinó que esta fiesta de la Divina Maternidad se celebrara en todo el orbe católico con gran solemnidad el día 11 de octubre. —Con este motivo se compuso un precioso Oficio Litúrgico, del que tomamos las siguientes ideas que vamos a meditar.
Otra advocación eminente popular y además eminentemente española. —Tan arraigada está en nuestras antiguas y santas costumbres, que no se concibe una familia cristiana de veras, donde no se rece diariamente el Santo Rosario. —Se ha llamado al Papa León XIII, el Papa del Rosario, por las muchas Encíclicas que dedicó a propagar esta devoción. Meditemos algunas de sus consideraciones.
Esta advocación nos recuerda la manera amorosísima que tuvo la Santísima Virgen de libertar en los tiempos pasados a los cautivos cristianos que gemían en las mazmorras sarracenas, llegando para ello a fundar una Orden Religiosa con este nobilísimo y caritativo objeto.—Pero no creamos por eso que ha pasado la actualidad de esta advocación.—La misma Iglesia así lo reconoce al conservar esta fiesta y al indicarnos el espíritu de la misma en la oración litúrgica del día.