Papa San Juan Pablo II
El espíritu del mundo es un espíritu de división, y cuando se mete en la familia, en la comunidad, en la sociedad, siempre crea divisiones, siempre. Y las divisiones crecen y viene el odio y la guerra. Pero Juan va más allá y dice: «Si alguno dice: “amo a Dios”, y aborrece a su hermano, es un mentiroso”, o sea hijo del espíritu del mundo, que es pura mentira, pura apariencia. Y eso es algo sobre lo que nos vendrá bien pensar: ¿amo a Dios? Pues vayamos a la piedra de toque y veamos cómo amas a tu hermano: veamos cómo lo amas.
Cardenal Carlos Osoro
¿No sentís la urgencia de generar la Esperanza en este tiempo que vivimos? Y hablo de la Esperanza porque, aunque otras esperanzas son necesarias, si falta quien es portador de verdadera esperanza, que no es otro más que Jesucristo, terminaremos siempre mirándonos a nosotros mismos. ¡Qué bien lo entendieron aquellos pastores que recibieron la noticia de la presencia de Dios en la tierra!
Cardenal Angelo Becciu
Supieron perseverar con particular fortaleza hasta el último instante de sus vidas, sin negar su identidad de clérigos en formación. La afirmación de la condición de ser clérigos equivalía a una sentencia de muerte, que podía ejecutarse inmediatamente o ser retrasada, si bien no había ninguna duda sobre el destino que esperaba a los seminaristas una vez que habían sido identificados. Por lo tanto, cada uno de ellos, conscientemente, ofreció su vida por Cristo en las circunstancias trágicas ocurridas durante la persecución religiosa de los años Treinta del siglo pasado.
Cardenal Gerhard L. Müller
No es realista argumentar que la intención (de Lutero) era sólo luchar contra los abusos de las indulgencias o los pecados de la Iglesia del Renacimiento. Los abusos y las malas acciones siempre han existido en la Iglesia, no sólo durante el Renacimiento, y siguen existiendo en la actualidad. Somos la Iglesia santa por la gracia de Dios y los Sacramentos, pero todos los hombres de la Iglesia son pecadores, todos necesitan perdón, arrepentimiento y conversión.
Obispo Demetrio Fernández
La vida reverdece cuando llega la primavera, la vida es imparable. Y la causa de la vida, igualmente. Por mucha campaña antivida en aras de la libertad y del derecho a elegir, la vida tiene futuro, nunca la muerte. El discurso sobre la vida volverá a tener futuro y ahogará los gritos de muerte que están de moda. Esta es la esperanza cristiana que tiene su fundamento en el misterio de la Encarnación del Hijo de Dios.
Obispo Mario Moronta, carta a Maduro
De seguro descubrirían los «negociados» de muchos dirigentes y autoridades, así como de civiles, en torno a lo que es el contrabando de gasolina y otros insumos necesarios; además, si trabajaran como debe ser, podrían conseguir a los responsables y miembros de las mafias que trafican con personas y llevan a muchos jóvenes y adolescentes venezolanos a la prostitución en otros países, como si se tratara de una mercancía apetitosa. De verdad, ¿por qué el SEBIN no realiza una auténtica labor de inteligencia y contra inteligencia en nuestra región y en el país para detectar los males que golfean al pueblo y a sus responsables? Creo que se conseguirían con grandes sorpresas.
San PÍO X
Pascendi Dominici Gregis (97)
De dónde se seguirá, como añade el mismo santo Doctor, que en aquéllas (es a saber, en las Escrituras) cada cual creerá lo que quiera y dejará de creer lo que no quiera. Pero los apologistas modernistas, audaces, aun van más allá. Conceden, además, que en los Sagrados Libros ocurren a veces, para probar alguna doctrina, raciocinios que no se rigen por ningún fundamento racional, cuales son los que se apoyan en las profecías; pero los defienden también como ciertos artificios oratorios, que están legitimados por la vida. ¿Qué más? Conceden y aun afirman, que el mismo Cristo erró manifiestamente al indicar el tiempo del advenimiento del reino de Dios, lo cual, dicen, no debe maravillar a nadie, pues también Él estaba sujeto a las leyes de la vida.
El apóstol nos ofrece la vía de la concreción del Espíritu de Dios, que no va de fantasías: no es lo mismo decir y hacer. Si tienes el Espíritu de Dios harás cosas buenas. Y el apóstol Juan dice una cosa muy sensata: «Quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios, a quien no ve». Si no eres capaz de amar lo que ves, ¿cómo vas a amar lo que no ves? ¡Eso es pura fantasía! Debes amar lo que ves, lo que puedes tocar, lo que es real, y no las fantasías que no ves. Si no eres capaz de amar a Dios en lo concreto, no es verdad que amas a Dios.
El apóstol Juan (1ª Jn 4, 19-5, 4) habla de mundanidad. Cuando dice que «todo lo que ha nacido de Dios vence al mundo», está hablando de la lucha de todos los días contra el espíritu del mundo, que es mentiroso, espíritu de apariencias, sin consistencia, mientras que el Espíritu de Dios es verdadero. El espíritu del mundo es el espíritu de la vanidad, de las cosas que no tienen fuerza, que no tienen fundamento, y que caerán. Como los dulces que se dan en Carnaval no son consistentes, sino llenos de aire, así es el espíritu del mundo: lleno de aire y engaña, porque es hijo del padre de la mentira.
Ha crecido la pobreza crítica y los índices de desnutrición son altísimos. Me imagino que a Usted eso no se lo informan. Asimismo, la salud se ve desguarnecida en todos los sentidos, desde la atención hospitalaria hasta la consecución de medicamentos. Hay muchos que están sufriendo por la falta de atención (es el caso de los enfermos renales por falta de diálisis y el de los enfermos oncológicos por no ser debidamente atendidos).
«Dios está preparando una gran primavera cristiana, de la que ya se vislumbra su comienzo. En efecto, tanto en el mundo no cristiano como en el de la antigua tradición cristiana, existe un progresivo acercamiento de los pueblos a los ideales y a los valores evangélicos, que la Iglesia se esfuerza en favorecer».