chispicasNo recuerdo concilio que haya hablado más y tan profundamente de la Virgen María que el Concilio Vaticano II: “Redimida de modo eminente, en previsión de los méritos de su Hijo, y unida a Él con un vínculo estrecho e indisoluble, está enriquecida con la suma prerrogativa y dignidad de ser la Madre de Dios Hijo, y por eso hija predilecta de Padre y sagrario del Espíritu Santo; con el don de una gracia tan extraordinaria aventaja con creces a todas las otras criaturas, celestiales y terrenas” (Lumen Gentium, 53).

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  Una demócrata liberal, de allende los mares, cuyo nombre no merece la pena mencionar, ha dicho, que las religiones tienen que estar sometidas al Estado. Ha eso que llaman Estado y que, al parecer, por lo poco que sale a la luz pública, está corrompiéndose por todas partes. Lo de la política de allende los mares es una mezcolanza de laicismo, totalitarismo, laicidad, democratismo liberalismo, masonismo, socialismo, etc. Si no queremos volver a la confesionalidad del Estado “¿qué queremos?” Nosotros queremos el Reinado Social de Nuestro Señor Jesucristo. Vamos contracorriente, como nos pide el Santo Padre Francisco.

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He recogido del suelo una cajetilla de tabaco y he leído lo siguiente: “Las autoridades sanitarias advierten: Fumar durante el embarazo perjudica la salud del hijo”. ¿Qué autoridad democrática advierte que: abortar es matar a tu hijo? Cristo a sus contemporáneos les dijo “generación mala y perversa”. ¡Qué diría de nosotros! ¿Cobardes, hipócritas, perros mudos? No sé. San Francisco de Sales que ha pasado a la historia como “La viva imagen del Salvador” dice que “los enemigos declarados de Dios y de la Iglesia deben ser vituperados lo más que se pueda. La caridad obliga a cada cual a gritar: ¡Al lobo! Cuando éste se ha metido en el rebaño, y aún en cualquier lugar en que se encuentre” ¿Tolerancia? No: ¡Caridad!

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Los colaboracionistas con los enemigos de su propia patria, fueron juzgados por tribunales humanos. Los colaboracionistas con ideologías anticristianas, serán juzgados por la Justicia Divina. No hay mal mayor que asesinar a niños y niñas inocentes ¡y a millones! Y católicos hay que colaboran con estas ideologías diabólicas. No es la ideología pacifista la que traerá la paz a la tierra, sino la lucha, la guerra contra nuestras pasiones desordenadas y contra las estructuras de pecado.

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Me resulta extraña tanta insistencia en el papel de la mujer en la Iglesia. Porque – dicen – que hasta hora la mujer ha sido marginada. Y que a partir de hoy mismo, todo va a cambiar maravillosamente para ellas. Miren ustedes: Todos los santos y santas, de mujeres nacieron. Madres santas. Millones de mujeres cristianas, han sido dignas Esposas del Señor: monjas, religiosas, consagradas, fundadoras, abadesas, prioras, superioras generales, doctoras de la Iglesia, misioneras, maestras, enfermeras, etc. Nadie merece ser sacerdote, sí, pero muchas madres han merecido tener hijos sacerdotes, obispos, cardenales, papas. San Juan XXIII mostraba a su madre el anillo pastoral que le habían regalado sus nuevos feligreses. Su madre, mostrándole su pobre anillo de casada, le dijo: Es muy bonito, hijo mío, pero tú no lo tendrías si yo no tuviera éste.

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              La historia ha conocido la esclavitud de los negros bajo el poder de los blancos; la esclavitud de los cristianos bajo el poder de los musulmanes, etc. Los pueblos sufren hoy la esclavitud bajo el poder de las ideologías políticas, de género, satánicas, etc. que propagan por todos sus medios sus errores, sus mentiras, sus vicios, sus pecados. Los santos de nuestros tiempos calman la justa ira de Dios y salvan muchísimas almas con sus oraciones y sacrificios, como pidió la Virgen de Fátima.

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La semana pasada me dijo una religiosa, que los diez primeros años de consagrada al Señor, fue destinada a países europeos y los veinte últimos a países africanos. Hace cuatro años que volvió a España y aún no acaba de creer lo paganizada que está nuestra patria “Esta no es la España que yo dejé, era mucho más católica”. Todos sus familiares han sido católicos de siempre y ahora, todos sus sobrinos viven como ateos, no tienen fe. Muchas familias de mi pueblo – dice – de tradición católica, sus hijos y nietos no practican, no van a Misa, no rezan. Recemos por todo el mundo.

Padre Cano  m. C. R.