1º Vida de obediencia. -Es una consecuencia del orden. -Cuando todos mandan, o cuando nadie obedece, no puede haber nada ordenado..; es, por tanto, necesaria la vida de obediencia, donde ha de haber vida verdaderamente ordenada y regulada. -Nazaret, modelo de orden, lo es también de obediencia.
La importancia de esta vida nos la da el Evangelio… Casi no dice nada de la vida de Nazaret…, fue la parte más larga de la vida de Jesús, y toda ella la resume en dos palabras…, pero en estas palabras hace resaltar que la vida de Nazaret fue vida de obediencia sobre todo. -Jesús, estaba sujeto a sus padres… María a José… José, a la voluntad de Dios. -De suerte, que allí todos obedecían y ni un momento hadan su voluntad propia, sino la de Dios, por medio de la obediencia.
Penetra bien en este pensamiento, y pide a la Santísima Virgen un conocimiento práctico de él: que sólo con la obediencia podremos cumplir la voluntad de Dios. -Ese es nuestro fin, servir a Dios…; el que sirve, debe hacer la voluntad de su señor…; luego tenemos que hacer siempre la voluntad de Dios.
Pero esta voluntad, a veces es oscura y difícil de conocer…; otras, el amor propio nos ciega, para que no la veamos…; otras, es el demonio el que se empeña en oscurecerla; con tentaciones y astucias diabólicas, y así apartarnos de la fuente y causa de la santidad, que es el cumplimiento de esa voluntad de Dios. -¿Qué hacer entonces?… ¿Dónde buscar la solución?…, ¿Cómo acertaremos con lo que Dios quiere?;.. Sólo con la obediencia. Con ella, no se cumple la voluntad de un hombre, sino la de Dios, que por él nos manda.
2º El modelo. -Y la gran lección práctica es Nazaret. Jesús y María no ven en la obediencia algo accidental y pasajero, sino esencial y permanente… y por eso toda la vida de Jesús será modelo de obediencia…
Ante todo y sobre todo, obedecer…; ese era su plan y su programa de vida. -Y, ~in embargo, ¿quién era Él… y a quién obedecía?.., Ahora, a sus padres, que, aunque muy santos, dlstab.an infinitamente de su santidad… ¡Cuánto mejor sabía Él siempre lo que tenía que hacer y, no obstante, no quiere saber más de lo que le manda la obediencia! -Y la Santísima Virgen, con tal modelo delante, ¿qué haría ante los deseos y disposiciones de su esposo?
Quédate un día entero a vivir en aquella casita y verás, desde la mañana a la noche, una paz inalterable…, una tranquilidad celestial… Pues bien, todo eso es por la obediencia. -¡Qué espectáculo para los ángeles del Cielo, que estarían extáticos y pasmados al ver esta sumisión de los más superiores a los mas inferiores!… Y, sin embargo, ¡qué dependencia más completa y total y absoluta de la voluntad del que representaba a Dios, aunque fuera inferior!…
3º Cualidades de esta obediencia. -¿Cómo se obedecía allí?.. Con prontitud exterior y con alegría interior. -No olvides estas dos partes de la obediencia no basta hacer exteriormente lo que te mandan es indispensable el espíritu de sumisión interior…, el rendimiento de juicio y la sumisión de voluntad.
Además allí se obedecía en todo: en lo agradable y en lo desagradable…, en lo grande e importante y en lo pequeño… hasta en los más pequeños detalles. -En la obediencia, todo es importante…; un solo detalle puede desvirtuarla. -Hay que obedecer, totalmente, sin que al obedecer pongas algo de tu voluntad propia… Piensa en esto: ¿cuántas veces obedeces a tu modo…, cuando tú quieres…, cuando a ti te parece.., cuando a ti te gusta? Quieres obedecer, pero a la vez hacer tu gusto cumplir la voluntad de Dios, pero sin dejar la tuya… ¡Qué lástima! ¡Qué obediencia tan pobre! ¡Qué poco le agrada a Dios! -Mira a Jesús…, contempla a María y aprende.
En fin, una obediencia sobrenatural, con espíritu de fe, mirando a Dios y no a quien manda. -Mira en el superior, una imagen de -Cristo, y ya sea esta imagen hermosa o grosera, no te debe importar…; no obedezcas por simpatías…, por cariños y afectos…, por agradecimiento…, por no disgustar al superior que te manda…; todo eso es muy humano… Obedece a Dios y sólo a Dios… nunca a los hombres como tales, sino en tanto en cuanto representan a Dios.
4º Frutos de la obediencia. -1º La gloria de Dios…, pues por la obediencia, el alma va directamente a Dios. -2º Él sacrificio y mortificación que supone…; no hay nada más meritorio que este sacrificio en el que ofreces a Dios tu libertad y tu voluntad. -3º La posesión de Dios…; así es como Dios te posee y es tu Dueño y Señor; de lo contrario, serás tú y no Él quien te posea. -4º Con la obediencia vienen otras muchas virtudes: la humildad…, el vencimiento propio…, la vida de fe…, la alegría y la paz de la conciencia tranquila, son frutos de la confianza en Dios que trae consigo la obediencia.
5º Tu obediencia. -Examina ahora ante Jesús y María tu obediencia… ¿También haces que la obediencia sea en tu vida algo accesorio y pasajero obedeciendo a temporadas…, cuando te sale así o te viene bien…, o tienes ganas…, o te agrada lo que te mandan? O al contrario, ¿trabajas porque sea tu obediencia lo más esencial y permanente en tu vida espiritual, obedeciendo siempre…, en todo…, con detalles…, prontamente…, con sumisión de juicio y de voluntad…, con espíritu de fe? -¿Obedeces con alegría, deseando que te manden algo, aunque te cueste, y dando así libertad y confianza a tu superior, para que te mande?… ¿Cómo la Virgen y San José se hubieran atrevido a mandar nada a Jesús si no hubieran visto el placer y la alegría que le causaba la obediencia?
Pide a la Santísima Virgen, que ya que quieres vivir su vida de esclavitud, comprendas que ésta consiste, antes que nada, en la vida de obediencia… Fíjate bien: no en obedecer alguna que otra vez, sino en la vida de obediencia…, o en la obediencia por toda la vida.
Ildefonso Rodríguez Villar
Puntos breves de meditación
sobre la vida, virtudes y advocaciones litúrgica
de la Santísima Virgen María
26ª edición, Valladolid, 1965